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JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO Y PASTORAL DE SALUD: FE LLEVADA A LA PRÁCTICA

08 de febrero de 2024 (Oficina de Prensa).– Este domingo 11 de febrero, la Iglesia Universal celebrará la XXXII Jornada Mundial del Enfermo, bajo el lema «No conviene que el hombre esté solo» Cuidar al enfermo cuidando las relaciones, Jornada que coincide felizmente con la Festividad de Nuestra Señora de Lourdes. En respuesta a ésta iniciativa del Papa Francisco y en unión con toda la Iglesia, los fieles de nuestra Arquidiócesis, incentivados por nuestro Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., vivirán intensamente y con gran generosidad esta Jornada Mundial en las seis Vicarías Episcopales de Piura y Tumbes, donde se desarrollarán diversas actividades especialmente preparadas para acoger y manifestar nuestra cercanía para con nuestros hermanos enfermos y sus familias, movidos a tocar la carne sufriente de Cristo en estos hermanos nuestros, así como a vivir la misericordia pastoral para con ellos, con nuestra presencia y cercanía. Cabe destacar que, nuestro Pastor, celebrará de manera especial este día presidiendo la Santa Misa a las 11:00 a.m., en la Basílica Catedral de Piura, donde brindará el Sacramento de la “Unción de los Enfermos” a un numeroso grupo de hermanos enfermos y ancianos.

Pastoral de Salud y Hospitalaria: Ayudar y donarse, en el servicio al hermano enfermo

En nuestra Arquidiócesis se realiza un esforzado trabajo en favor de nuestros enfermos que se encuentran en los hospitales, centros de salud o en sus casas. Todo ello gracias a la labor de los agentes pastorales que integran el Consejo Arquidiocesano de la Pastoral de la Salud en las diferentes Vicarías de nuestra Arquidiócesis, así como de la Pastoral Hospitalaria, cuya misión está en el encuentro con el enfermo y su familia, con los profesionales y estructuras de salud, y con todos quienes quieran potenciar una cultura más sensible frente al dolor, el sufrimiento, la discapacidad, la agonía, la muerte y el duelo, propiciando la prevención y promoción de la salud y la defensa de la vida. La Pastoral de Salud es un bien para toda la Iglesia, sanos y enfermos. Este ministerio eclesial se caracteriza por ser una presencia activa y comprometida. Es específico, entusiasta, encarnado, capacitado, iluminativo, celebrativo, creativo y organizado, todo ello inspirado por el Espíritu Santo. Realizado en nombre del Señor Jesús, el buen samaritano y Salvador, este ministerio expresa el amor misericordioso del Padre.

24 años de la Pastoral de Salud de la Parroquia San Pedro y San Pablo

Un claro ejemplo de la labor de los equipos de la Pastoral de Salud de las diferentes Parroquias de nuestra Arquidiócesis, es el caso de los integrantes de la Parroquia “San Pedro y San Pablo”, ubicada en el Asentamiento Humano los Algarrobos (Piura), donde desde hace 24 años vienen trabajando de la mano con su Párroco y sacerdotes en favor de nuestros hermanos enfermos.

Al respecto, el R.P. Juan Carlos Ortiz Córdova, CSsR., Vicario Parroquial del lugar, nos comenta: “Cuanta sabiduría hay en las palabras del Señor Jesús cuando nos dijo: «Ama al Prójimo como a ti mismo», en eso consiste el amor al prójimo, en amarnos y en donarnos, dar de ese amor abundante que Jesucristo lleno en nuestros corazones a los demás. Los pobres y abandonados son los preferidos del Señor, por ello la Parroquia apostó por crear este grupo que viene visitando a los enfermitos y haciendo la caridad en la ayuda solidaria con donaciones de víveres, ropa y medicina a los hermanos desfavorecidos y necesitados y en diversas jornadas de reflexión, talleres y campañas solidarias. Es muy reconfortante poder ver a cada integrante dando lo mejor de sí, poniendo todo su esfuerzo para realizar su trabajo en la oración, pues una loable característica que identifica al grupo es su amor a la Eucaristía, y a la oración, son hombres y mujeres de fe y oración, de vida de Iglesia, y viven con alegría sirviendo y amando al prójimo.

Cristhian Lazo Camero, es integrante del equipo de la Pastoral de Salud de la Parroquia “San Pedro y San Pablo”, él nos cuenta acerca de su experiencia de vida durante su trabajo con ellos: “Para una persona que se encuentra enferma o padece alguna dolencia, quizás el sufrimiento más grande es sentirse solos, abandonados, muchas personas mayores sufren en silencio. A lo largo de este tiempo que vengo entregando a este apostolado, he aprendido a no solo dar sino a estar cerca, a acompañar, a escuchar, muchas personas tan sólo desean ser escuchadas, contarte su día o que les pasa, aquí aprendí a ayudar en silencio y que solo Dios sepa mi buena obra, aprendí que la amistad no tiene que ver con la edad, porque no es la edad sino el mismo amor a Dios el que nos une”.

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