NUEVA VISITA DEL ARZOBISPO A TUMBES
Sostuvo importante encuentro con matrimonios y confirmó a más de un millar de jóvenes
25 de octubre de 2023 (Oficina de Prensa). – Continuando con su intensa labor pastoral, nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., realizó el fin de semana pasado una nueva visita a la Vicaría Episcopal de Tumbes, para encontrarse con los pobladores, comunidades parroquiales, sacerdotes, religiosas, hermandades, asociaciones laicales y grupos juveniles de esta querida Vicaría Episcopal.
Durante la visita, en medio de un ambiente de gran alegría y fervor, sostuvo un encuentro con más de 200 matrimonios provenientes de los distritos de Canoas de Punta Sal, Casitas, Zorritos, Corrales, La Cruz, San Jacinto, San Juan de la Virgen, Zarumilla, Andrés Araujo y Tumbes. Además, celebró la Santa Misa en el Coliseo “Palacio de los Deportes”, donde fueron confirmados 1,100 jóvenes y adultos pertenecientes a las Parroquias “Señor de los Milagros” de Corrales, “San Pedro”, “San Nicolás de Tolentino”, “San Martín de Porres”, “San José”, “Señor de los Milagros”, y “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”, de esta Vicaría Episcopal.
La familia, bien necesario para los pueblos
En el encuentro entre nuestro Arzobispo con los matrimonios delegados de la diferentes Parroquias de Tumbes, estuvieron también presentes el R.P. Jimmy Coveñas Pacheco, Vicario Episcopal de la Zona y Párroco de la Parroquia “San José”, el R.P. Carlos Rosillo Julca, Párroco de la Parroquia “San Nicolás de Tolentino”, y el R.P. Francisco Franklin Alvines Palacios, Administrador Parroquial de la Parroquia “San Martín De Porres”.
Dirigiéndose a los matrimonios presentes, Monseñor Eguren les dijo: “Me alegra muchísimo poder reunirme con todos ustedes. Vuestra vocación es muy importante, no sólo en medio de la Iglesia, sino también para la sociedad en su conjunto. Urge que todos nosotros, pero especialmente los matrimonios y las familias cristianas, anuncien con sus vidas la belleza de la familia según el Plan de Dios, porque la familia evangeliza con el ejemplo de vida. Nunca hay que olvidar que la Familia, es la célula primera y vital de la sociedad, y que el futuro de la humanidad se fragua en ella. La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro para los esposos durante toda su vida. La familia es un bien insustituible para los hijos que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Una sociedad donde la familia está en crisis es una sociedad por derrumbarse. Por ello, hoy se hace necesario proclamar la verdad plena de la familia fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer: Como célula primera de la sociedad, porque la familia es origen y fundamento de la sociedad humana y constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio a la vida. Ella es la primera sociedad natural y antecede al Estado. Como escuela del más profundo humanismo, porque ella es ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y a recibir amor. Como Iglesia doméstica, porque ella está llamada a ser comunidad de fe, esperanza y caridad, de gracia y de oración, de amor y de acción evangelizadora, así como escuela de catequesis permanente. Y como Santuario de la Vida, puesto que la familia es el ámbito natural donde la vida, don de Dios, es acogida y defendida de los muchos ataques y amenazas que hoy sufre. La familia es el lugar donde la vida humana puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano y cristiano. Es importante señalar que cuando se afirma que la familia es santuario de la vida nos referimos además a que es en ella donde se transmite, custodia y desarrolla la vida divina de la gracia, es decir la vida cristiana. Por eso, los padres cristianos son dos veces progenitores de sus hijos: En su vida natural y en su vida sobrenatural en Cristo”.
En otro momento, nuestro Pastor animó a las familias: “Mi deseo es que sus matrimonios se mantengan unidos en el amor, para que de esta manera vuestras familias sean comunidades íntimas de vida y amor; que los esposos cristianos no cesen de ser con sus vidas signo del amor fiel de Dios hasta la muerte; que vivan su vocación matrimonial, elevada por el Señor a la altísima dignidad de sacramento, como auténtico camino de santidad; que expresen su amor conyugal en una actitud de apertura generosa a la vida; y que eduquen a sus hijos en la fe. De esta manera testimoniarán que la verdadera libertad es aquella capaz de asumir un compromiso para siempre, en el que la libertad dándose, se vuelve a encontrar plenamente a sí misma”.
La Santidad es nuestra vocación cristiana
Durante la Santa Misa con los jóvenes que recibieron la confirmación, en la que participaron todos los sacerdotes de la Vicaría de Tumbes, Monseñor José Antonio les dijo a los confirmandos: “Queridos jóvenes, el Señor al darles el día de hoy en plenitud su Espíritu los ayuda para que peleen bien el combate, corran fielmente hasta la meta y mantengan la fe. No olviden que la Santidad es nuestra vocación cristiana. Todos por nuestro bautismo y por nuestra confirmación estamos llamados a ser santos, es decir, ser otros Cristo, en todo semejantes a Jesús. Santo es aquel que cooperando con la gracia que Dios le da, llega a pensar, sentir y actuar como Cristo. El Espíritu Santo que hoy reciben los anima e impulsa a ser valientes apóstoles de Jesús. Anúncienlo con valor, con tu palabra y el testimonio de tu vida, de tal manera que gracias a ti muchos que no le conocen o le han olvidado, vengan a la fe en Jesucristo, para que ninguno se vea excluidos de su amor que todo lo hace nuevo. Recuerden que no hay nada más hermoso que ser cristiano. Pero también, no hay cosa más urgente que ser cristiano y dar testimonio de Cristo con nuestra vida y con nuestra palabra valiente y fuerte. Que, a partir de hoy, se te note más que nunca tu condición de cristiano, discípulo de Jesús, miembro de la Iglesia, apóstol y soldado de Cristo”.
Finalmente, nuestro Arzobispo acotó: “Me alegra mucho que entre los que se han confirmado hay un buen número de adultos. A veces tenemos la idea equivocada de que porque no nos confirmamos cuando fuimos adolescentes o jóvenes, ya no debemos confirmarnos. Todo lo contrario, la Iglesia quiere que todos sus hijos se perfeccionen y lleven a plenitud el don bautismal, recibiendo el don de la confirmación que junto con la Eucaristía nos inician en la vida plena de Cristo, el hombre nuevo y perfecto. Queridos confirmados, regresen ahora a sus distritos y centros poblados, con la alegría de llevar en sus corazones al Espíritu Santo que es el Espíritu de la Verdad y el Amor, el Espíritu que forja santos y renueva nuestra vida social en la fraternidad y en la justicia, en el servicio y la solidaridad”.