MONS. GUILLERMO ELÍAS CELEBRA SANTA MISA EN LA NOVENA EN HONOR A LA VIRGEN DEL CARMEN
Eucaristía se realizó en el Centenario Santuario de la Virgen en Piura
16 de julio de 2024 (Oficina de Prensa). – Nuestro Administrador Apostólico Mons. Guillermo Elías Millares, presidió la Santa Misa durante la Novena en honor a la Virgen, Nuestra Señora del Monte Carmelo, en su histórico Santuario de nuestra ciudad. Concelebró la Eucaristía, el R.P. Alexis Lazo Boggio, Rector del Santuario, también estuvieron presentes una gran cantidad de fieles devotos junto a los miembros de la Cofradía de la Virgen del Carmen, que llegaron para rendir homenaje a nuestra Madre en su Santuario que data del Siglo XVII, uno de los Santuarios más hermosos y que mantienen la mayor cantidad de muestras de arte barroco de toda nuestra Arquidiócesis. Santuario que desde 1974, ha sido declarado Monumento Histórico Nacional.
Durante su homilía, y reflexionando en el mensaje del Evangelio, Mons. Guillermo dijo: “En este pasaje evangélico podemos notar un contraste entre las promesas del ángel y la respuesta de María. Tal contraste se manifiesta en la dimensión y en el contenido de las expresiones de los dos protagonistas. El ángel dice a María: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». Es una larga revelación, que abre perspectivas inauditas. El niño que nacerá de esta humilde joven de Nazaret será llamado Hijo del Altísimo: no es posible concebir una dignidad más alta que esta”.
“La respuesta de María -continuó nuestro Administrador Apostólico- es una frase breve que no habla de gloria, no habla de privilegio, sino solo de disponibilidad y de servicio: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». María no se exalta frente a la perspectiva de convertirse incluso en la madre del Mesías, sino que permanece modesta y expresa la propia adhesión al proyecto del Señor. María no presume. Es humilde, modesta. Reconoce ser pequeña delante de Dios, y está contenta de ser así. Al mismo tiempo, es consciente de que de su respuesta depende la realización del proyecto de Dios, y que por tanto Ella está llamada a adherirse con todo su ser. En esta circunstancia, María se presenta con una actitud que corresponde perfectamente a la del Hijo de Dios cuando viene en el mundo: Él quiere convertirse en el Siervo del Señor, ponerse al servicio de la humanidad para cumplir el proyecto del Padre”.
En otro momento, Mons. Guillermo se refirió a que: “La actitud de María refleja plenamente esta declaración del Hijo de Dios, que se convierte también en hijo de María. Así la Virgen se revela colaboradora perfecta del proyecto de Dios, y se revela también discípula de su Hijo, en el Magnificat podrá proclamar que «exaltó a los humildes», porque con esta respuesta suya humilde y generosa ha obtenido la alegría altísima, y también una gloria altísima. Mientras admiramos a nuestra Madre por su respuesta a la llamada y a la misión de Dios, le pedimos a Ella que nos ayude a acoger el proyecto de Dios en nuestra vida, con humildad sincera y generosidad valiente”.
Finalmente, nuestro Administrador Apostólico dijo: “Que esta gran fiesta de Nuestra Señora del Carmen sea una ocasión preciosa para que podamos ponernos bajo la guía de María, renovándole nuestro amor filial, y como hijos suyos nos acojamos a su amor maternal. Nadie como María sabe conducirnos a Jesús, nadie como nuestra Madre puede protegernos de los peligros de la vida. Nadie como Ella puede llevarnos al Cielo”.









