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LA FAMILIA HOY, MOTOR DEL MUNDO Y DE LA HISTORIA

Mons. Guillermo Elías sostiene encuentro con matrimonios de los Colegios Parroquiales de Sullana

12 de septiembre de 2024 (Oficina de Prensa).- Septiembre es un mes especialmente dedicado a la familia, y durante estos días, la Iglesia Católica en el Perú, a través de la Comisión Episcopal de Familia, Infancia y Vida de la Conferencia Episcopal Peruana, alienta a padres e hijos a reflexionar juntos, en que es ciertamente en la familia donde aprendemos a amar y a proteger la vida de cada uno de sus miembros. Es donde acogemos la concepción de los hijos, con ilusión, aun frente a las adversidades. En la familia enfrentamos las enfermedades, el sufrimiento y el dolor unidos en el amor de Cristo, poniéndonos en sus manos, con la confianza puesta en Quien nos ama incondicionalmente. Es también el espacio en el cual cuidamos de nuestros abuelos, aprendiendo siempre de ellos acerca de nuestra identidad y tradiciones, y muchas veces con ellos pronunciamos las primeras oraciones de la infancia.

En el marco de este tiempo de gracia, nuestro Administrador Apostólico, Monseñor Guillermo Elías Millares, llegó hasta el Colegio Parroquial “San Pedro Chanel” de Sullana, para sostener un encuentro con cerca de 2000 padres de familia, profesores y directivos de este plantel, así como del Colegio Parroquial “Nuestra Señora de las Mercedes” de Bellavista, quienes vienen participando del Programa de Escuela de Padres. A ellos les dirigió una charla bajo el tema “La Familia Hoy”, intercambió opiniones y compartió su amplia experiencia de vida y trabajo con familias, durante una amena tertulia en la que también absolvió sus consultas e inquietudes acerca de este apasionante tema.

Durante el encuentro, Monseñor Guillermo destacó que, la familia no es la suma de los miembros que la conforman, sino una «comunidad de personas» que tiene una consistencia autónoma propia. La familia es esa comunidad donde se aprende a amar y se experimenta lo que significa ser amado; es el ámbito donde se acoge y defiende la vida desde la concepción hasta su fin natural; es el lugar donde se aprende a vivir el encuentro, la comunicación, y la caridad. Es en el hogar donde se educan los futuros ciudadanos y donde el patrimonio espiritual e incluso físico de la Patria, pasa a nosotros. Es en la familia donde somos formados en nuestra fe cristiana y católica y así aprendemos a conocer, amar y seguir a Jesús, y en el Señor aprendemos a reconocer y defender la dignidad de cada persona creada a imagen y semejanza de Dios, de modo particular de los más frágiles, los más débiles, los concebidos no nacidos, los enfermos, los abuelos, los marginados, los que viven en pobreza, los migrantes. La familia es «patrimonio principal de la humanidad» y «motor del mundo y de la historia».

En otro momento, nuestro Pastor afirmó que, una nación avanza en la misma dirección por la que camina la familia. Cuando la integridad y la estabilidad de la vida familiar se fortalecen, otro tanto sucede con la integridad y estabilidad de la nación. La familia tiene dos valores esenciales para toda sociedad y para toda cultura: la estabilidad y la fecundidad. De esta manera la familia asegura a la sociedad los dinamismos de permanencia y despliegue. En cuanto a su estabilidad, la familia mantiene cohesionada a la sociedad. En cuanto a su fecundidad, la familia permite que la sociedad se proyecte en el tiempo y es garantía para mantener todo lo bueno que el hombre es y hace, y que se expresa en la cultura. Hoy en día las sociedades modernas tienden a considerar y a defender los derechos del individuo, lo cual está bien, pero no por eso se debe olvidar la importancia que tiene para toda sociedad -cristiana o no- los roles fundamentales que sólo se dan en la familia fundada en el matrimonio. Los roles de paternidad, maternidad, filiación y hermandad están en la base de cualquier sociedad y sin ellos toda sociedad va perdiendo consistencia.

Culminado el encuentro, Mons. Guillermo se comprometió a seguir impulsando momentos de encuentro como éste, en el que los matrimonios y familias puedan tener espacios de reflexión interior y en pareja, para acercarse más entre ellos y vivir de mejor manera y con mayor fruto, su relación como esposos y como padres.

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