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“DE LO QUE REBOSA EL CORAZÓN HABLA LA BOCA”

Monseñor Guillermo Elías celebra Santa Misa por la Salud del Papa Francisco

02 de marzo de 2025 (Oficina de Prensa). – La mañana de hoy, VIII Domingo del Tiempo Ordinario, los fieles piuranos se reunieron en la Basílica Catedral de Piura para celebrar juntos la Santa Misa que presidió nuestro Administrador Apostólico Monseñor Guillermo Elías Millares, y la cual fue especialmente ofrecida pidiendo al Señor por la salud de nuestro querido Papa Francisco, para que Dios Sanador del mundo, le brinde la pronta recuperación de sus fuerzas.

Durante su homilía, Mons. Guillermo destacó que. “El pasaje del Evangelio de hoy nos presenta parábolas breves, con las cuales Jesús quiere señalar a sus discípulos el camino a seguir para vivir sabiamente; con una pregunta: ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? Con esta interrogante quiere subrayar que un guía no puede ser ciego, sino que debe ver bien, es decir, debe poseer la sabiduría para guiar con sabiduría; de lo contrario corre el peligro de perjudicar a las personas que dependen de él”.

“Y cabe preguntarse ¿quiénes somos guías? Pues aquellos que tienen responsabilidades educativas o de mando a nivel de organizaciones, como: los pastores, las autoridades, los legisladores, los maestros, los padres. A todos Jesús exhorta a que sean conscientes de su delicado papel; como también que sepan discernir el camino con asertividad para conducir a las personas. Jesús se nos muestra como modelo de maestro y guía, y nos invita a seguir su ejemplo y su enseñanza para ser guías seguros y sabios”, acotó nuestro Administrador Apostólico.

En otro momento, y reflexionando en el Mensaje del Evangelio, nuestro Pastor dijo: “El Evangelio de hoy también nos exhorta a no ser presuntuosos e hipócritas. Dice así: ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? Muchas veces, lo sabemos, es más fácil o cómodo percibir y condenar los defectos y los pecados de los demás sin darnos cuenta de los nuestros con la misma claridad. Siempre escondemos nuestros defectos, también a nosotros mismos, en cambio, es fácil ver los defectos de los demás. Siempre es útil ayudar a otros con consejos sabios, pero mientras observamos y corregimos los defectos de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de que tenemos defectos. Si creo que no los tengo, no puedo condenar o corregir a los demás. Todos tenemos defectos: todos. Debemos ser conscientes de ello, y antes de condenar a los otros, debemos mirar dentro de nosotros mismos. Así, podemos actuar de manera creíble, con humildad, dando testimonio de la caridad”.

“¿Cómo podemos entender si nuestro ojo está libre o si está obstaculizado por una viga? De nuevo es Jesús quien nos lo dice: «No hay árbol bueno que dé fruto malo, y a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto». (vv.43-44).  El fruto son las acciones, pero también las palabras. La calidad del árbol también se conoce de las palabras Efectivamente, quien es bueno saca de su corazón y de su boca el bien y quien es malo saca el mal, practicando el ejercicio más dañino entre nosotros, que es la murmuración, el chismorreo, hablar mal de los demás. Esto destruye; destruye la familia, destruye la escuela, destruye el lugar de trabajo, destruye el vecindario”, afirmo Mons. Guillermo.

Finalmente, el Pastor de Piura y Tumbes dijo: “Queridos hermanos, por la lengua empiezan las guerras. Pensemos un poco en esta enseñanza de Jesús y preguntémonos: ¿Hablo mal de los demás? ¿Trato siempre de ensuciar a los demás? ¿Es más fácil para mí ver los defectos de otras personas que los míos? Hermanas y hermanos, tratemos de corregirnos al menos un poco: nos hará bien a todos. Invoquemos el apoyo y la intercesión de María para seguir al Señor en este camino. ¡Así sea!”.

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