MONS. GUILLERMO ELÍAS CELEBRA SANTA MISA EN ZARUMILLA
Parroquia se encuentra ubicada en las proximidades de la frontera con Ecuador
12 de julio de 2024 (Oficina de Prensa).- Durante su última Visita Pastoral a Tumbes, nuestro Administrador Apostólico, Mons. Guillermo Elías Millares celebró la Santa Misa en la Parroquia “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro” de Zarumilla, hasta donde llegó para encontrarse con los feligreses de esta querida comunidad parroquial de la frontera norte de nuestro País. La celebración Eucarística fue concelebrada por el R.P. Manuel Gómez Zapata, Párroco del lugar, y participaron los integrantes del consejo parroquial y de asuntos económicos, miembros de las congregaciones, hermandades y cofradías de la Parroquia, así como los niños, niñas y familias que forman parte de los diferentes programas de catequesis.
Nuestro Administrador Apostólico agradeció las muestras de cariño que le manifestaron los fieles de la zona y los animó a continuar siendo una comunidad muy unida en torno a Cristo, y les pidió que estén siempre atentos y dispuestos a la evangelización, comprometiéndose a dar a conocer a Cristo en todo momento y a ayudar a los hermanos según el máximo de sus posibilidades y capacidades.
Durante su Homilía y reflexionando en el mensaje del Evangelio, que nos relata el milagro de la curación de la hemorroisa, y la resurrección de la hija de Jairo, Monseñor Guillermo dijo: “Estas dos curaciones se relatan en un único episodio. Ambas suceden a través del contacto físico. De hecho, la mujer toca la túnica de Jesús y Jesús toma de la mano a la pequeña. ¿Por qué motivo es importante “tocar”? Jesús se deja tocar y no tiene miedo de tocar. Aprendamos esto: frente a los sufrimientos del cuerpo y del espíritu, frente a las heridas del alma, frente a las situaciones que nos abaten e incluso frente al pecado, Dios no nos mantiene a distancia, Dios no se avergüenza de nosotros, Dios no nos juzga; al contrario, Él se acerca para dejarse tocar y para tocarnos y siempre nos levanta de la muerte”.
En otro momento, nuestro Administrador Apostólico recalcó: “Dios es el que te toma de la mano y te levanta, el que se deja tocar por tu dolor y te toca para curarte y darte de nuevo la vida. Él no discrimina a nadie porque ama a todos. Y entonces podemos preguntarnos: ¿Nosotros creemos que Dios es así? ¿Nos dejamos tocar por el Señor, por su Palabra, por su amor? ¿Entramos en relación con los hermanos ofreciéndoles una mano para levantarse o nos mantenemos a distancia y etiquetamos a las personas en base a nuestros gustos y a nuestras preferencias? Hermanos y hermanas, miremos al corazón de Dios, para que la Iglesia y la sociedad no excluyan, no excluyan a nadie, para que no traten a nadie como «impuro», para que cada uno, con su propia historia, sea acogido y amado sin etiquetas, sin prejuicios, para que sea amado sin adjetivos”.