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¡ESPÍRITU SANTO, CONSTRUYE UNA NUEVA GENERACIÓN!

Mons. Guillermo Elías celebra Vigilia de Pentecostés con jóvenes de la Catequesis de Confirmación

21 de mayo de 2024 (Oficina de Prensa).- El último fin de semana, más de 500 jóvenes piuranos que se vienen preparando en el Programa de Confirmación de la Parroquia “San Miguel Arcángel” y de la Parroquia “Santísimo Sacramento”, se dieron cita en los ambientes de esta última para participar de la Vigilia de Pentecostés, bajo el lema: ¡Ruah, construye una nueva generación! Nuestro Administrador Apostólico Mons. Guillermo Elías Millares, los visitó y compartió con ellos la Santa Misa, que fue concelebrada por el R.P. Jose Guillermo Uhen, párroco del lugar. De esta manera los jóvenes celebraron Pentecostés, descubriendo el soplo del Espíritu Santo en una nueva generación, llamada a una misión específica dentro de la Iglesia.

Durante su homilía, nuestro Administrador Apostólico destacó: “Queridos jóvenes, en el día de Pentecostés el Espíritu bajó del cielo en forma de «lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de los apóstoles. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas». El Espíritu crea la diversidad y la unidad y de esta manera plasma un pueblo nuevo, variado y unido: la Iglesia universal. El Espíritu realiza la unidad: junta, reúne, recompone la armonía, de tal manera que se dé la unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia. El Espíritu Santo no nos llama a la uniformidad, a ser todos iguales. Nuestra oración al Espíritu Santo debe consistir entonces en pedir la gracia de aceptar su unidad, una mirada que abraza y ama, más allá de las preferencias personales, pidámosle trabajar por la unidad entre todos, pidámosle desterrar las murmuraciones que siembran cizaña y las envidias que envenenan, porque ser hombres y mujeres de la Iglesia significa ser hombres y mujeres de comunión”.

“Pero también debemos pedirle al Espíritu Santo que renueve nuestro corazón. Recuerden que los discípulos se encontraban encerrados por temor. El Espíritu libera los corazones cerrados por el miedo. La gente a menudo promete cambiar, pero le falta el poder de hacerlo. El Espíritu Santo lo hace posible, cambia nuestro corazón, nos hace libres para afrontar los problemas. Pídanle al Espíritu Santo que sople en nuestros corazones y nos haga respirar aires nuevos, para que podamos experimentar un Pentecostés renovado. Séan una juventud renovada, con alegría de vivir y ser testigos del Evangelio”, acotó Monseñor Guillermo.

Durante la jornada, los jóvenes invocaron la fuerza del Espíritu Santo. Cesar More, Catequista del Programa de Confirmación nos comenta: “Los jóvenes somos capaces de orar, durante esta última jornada, tuvimos oportunidad de calmar el corazón y concentrarnos para invocar al Espíritu Santo. Le pedimos al Señor, como comunidad joven, que envíe su Espíritu sobre nosotros, que abra las puertas de nuestro corazón, para que su Espíritu pueda entrar cuando quiera y como quiera. Que nos mantenga vigilantes para recibir este llamado a ser tus testigos. Que seamos fieles y constantes, para esperar la hora del Espíritu. Que ese fuego del Espíritu Santo nos anime a servir a los hermanos, en especial a los más necesitados”.

Por su parte, la Catequista Katerine Donayre, nos cuenta su experiencia: “Le hemos pedido al Espíritu Santo, que nos haga jóvenes nuevos, que renueve nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Que nos haga verdaderos discípulos como María, como los apóstoles. Que nos haga santos en su Espíritu, porque necesitamos al Espíritu, para amar la verdad y buscarla, para decidirnos a encontrarla, vivirla y proclamarla. Necesitamos al Espíritu de libertad, para librarnos de los falsos ídolos que nos imponen las modas, la droga, la apariencia y el consumo, los individualismos y la ley del más fuerte. Necesitamos al Espíritu de oración para ponernos cada día en las manos del Señor y que nuestra acción sea signo de su presencia. Hemos orado intensamente al Señor para que nos ayude cambiar lo que tengamos que cambiar, para ser instrumentos de bien y de paz en nuestra sociedad”.

La Hna. Claudia Núñez, Canonesa de la Cruz, y coordinadora del grupo responsable de la preparación de esta jornada nos cuenta que: “En la Biblia, el término hebreo que designa al Espíritu Santo es Ruah, es soplo, aliento, respiración. Hemos querido que los jóvenes puedan sentir este soplo de Dios. Ha sido una maravillosa experiencia la que han vivido estos jóvenes. Les hemos ayudado a que puedan ponerse en la Presencia de Jesús en la Eucaristía, para que el Señor avive su fe, ellos le han abierto de par en par, sus corazones. María nuestra Madre, los ha acompañado en este momento. Han podido adorar a Jesús, y Él les ha enviado la fuerza de su Espíritu que renovará su vida entera. Le han pedido que les brinde ese don de Sabiduría, para tener gusto por las cosas de Dios. Para que, con el don del Entendimiento, vean con fe viva la importancia y la belleza de la verdad cristiana. Han orado para que, con el don de Consejo, pongan los medios más conducentes para santificarse, perseverar y salvarse. Que el don de Fortaleza los haga vencer todos los obstáculos para hacer una buena confesión y que los ayude a mantenerme siempre en el camino de la salvación. Han rezado para que, con el don de Ciencia, puedan discernir claramente entre el bien y el mal, lo falso de lo verdadero, descubriendo los engaños del demonio, del mundo y del pecado. Que, con el don de Piedad, puedan amar a Dios como Padre, lo sirvan con fervorosa devoción y sea misericordiosos con el prójimo. Y para que, con el don de Temor de Dios, tengan el mayor respeto y veneración por sus mandamientos, cuidando de no ofenderle nunca más con el pecado. Como nos lo pidió Monseñor Guillermo Elías, hemos orado intensamente pidiendo al Señor que se dé entre nosotros un nuevo Pentecostés”.

Cristina Mendoza, participó de este Jornada y nos cuenta su experiencia: “He podido sentir cómo el Espíritu Santo, ha llenado de nuevo mi alma. Junto a todos mis compañeros hemos podido rezar a Dios para que nos ayude a ser una iglesia en salida, a ser jóvenes siempre preocupados por nuestros hermanos más necesitados. Para que vivamos una cercanía efectiva con los pobres y los que sufren, al estilo de Jesús. Todos los jóvenes que nos venimos preparando para recibir el Sacramento de la confirmación, estamos ansiosos de poder pronto recibir, la plenitud del Espíritu Santo, para que juntos construyamos, con su ayuda, una nueva generación”.  

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