MENSAJE DEL ARZOBISPO METROPOLITANO DE PIURA CON OCASIÓN DEL DÍA DE LA MADRE 2019
El día de hoy recordamos a todas las madres, especialmente a nuestras madres, tanto aquellas que están con nosotros como aquellas que ya se han ido al Cielo. Las confiamos al cuidado amoroso de Santa María, la Madre del Señor Jesús, modelo excelso de toda maternidad.
Gracias queridas mamás por todo lo bueno y hermoso que ustedes representan y significan para nosotros sus hijos, para nuestra sociedad y para la Iglesia. Como dice el Papa Francisco: “Necesitamos aprender de las madres que el heroísmo se muestra en la entrega de uno mismo, la fortaleza en la compasión, la sabiduría en la mansedumbre”.
Nadie mejor que una madre sabe que la vida humana es sagrada e inviolable desde la concepción hasta el nacimiento, y durante todas sus etapas hasta su fin natural. La vocación de una mujer-madre es siempre la de dar vida. Nadie mejor que ustedes saben que se ama a un hijo simplemente porque es hijo, independientemente de cualquier otra consideración: inteligencia, belleza, salud, integridad, juventud, etc. Y es que la vida humana es siempre un bien en cualquier fase y condición, puesto que ella “es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencia, resplandor de su gloria” (S.S. Benedicto XVI).
Gracias por enseñarnos que los hijos nunca son un error sino un don de Dios, incluso cuando la maternidad se presenta de manera inesperada. Toda madre sabe que ningún sacrificio será suficiente cuando se trata de su propio hijo.
Gracias por darnos, junto con la vida natural, el don de la fe. “Sin las madres no sólo no habrían nuevos fieles, sino que la fe perdería buena parte de su calor sencillo y profundo (S.S. Francisco).
Los hijos necesitan del amor estable de su padre y de su madre. Sólo así podrán crecer y madurar de manera íntegra y armoniosa. Los hijos necesitan del amor de cada uno de ellos, pero también del amor constante entre ellos. Por eso mi llamado, a aquellos padres que lo necesiten, a que santifiquen su unión con el matrimonio sacramento, porque Papá y Mamá muestran el rostro paterno y el rostro materno de Dios, y constituyen el único matrimonio sobre el cual se fundamenta la familia.
Que el Día de la Madre sea también ocasión propicia para comprender y valorar más el rol central que las mamás desempeñan en la sociedad y comprometernos a escucharlas y ayudarlas más en la vida cotidiana. Apoyarlas, sobre todo si son madres trabajadoras, para que puedan tener el tiempo suficiente para acompañar a sus hijos, de manera especial en sus primeros meses y años de vida. Asimismo, que esta fecha sea ocasión para que rechacemos siempre toda forma de violencia y discriminación contra la mujer y pongamos todo nuestro esfuerzo por hacer de nuestras familias auténticos cenáculos de amor.
El día de hoy celebramos también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Queridos Padres: los hijos son un don de Dios. Ustedes tienen la responsabilidad de mostrarles la belleza de lo significa ser cristiano, de ayudarlos a que descubran la vocación específica a la cual el Señor los llama, sea ésta el sacerdocio, la vida consagrada o el matrimonio, así como infundirles la confianza necesaria para que desde su libertad respondan con generosidad al llamado del Señor en sus vidas. La verdadera felicidad, libertad y salvación dependen de la respuesta generosa que demos al llamado del Señor en nuestras vidas.
Encomendamos a María Santísima a todas nuestras madres y abuelas. Una de las cosas más bonitas de la vida familiar es dejarse acariciar por la sabiduría, la piedad, y el amor de una abuela o de un abuelo.
Invito a todas las familias a rezar el Santo Rosario, porque la familia que reza unida permanece siempre unida en el amor del Señor Jesús.
Los bendice con afecto y pide sus oraciones para el Papa Francisco.
San Miguel de Piura, 12 de mayo de 2019
IV Domingo de Pascua o del Buen Pastor