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Homilía Te Deum 2024

Homilía Te Deum 2024.

Basílica Catedral de Piura

Dignas autoridades en general, buenos días

Hoy nos reunimos en esta Basílica Catedral de Piura para ofrecer la Eucaristía por nuestra Patria, el Perú. Y de esta manera renovar el voto solemne que la Patria al Eterno elevo el 28 de julio de 1821. Lo hacemos también para suplicar a Dios, Uno y Trino, Señor de la Historia, que haga descender sobre ella y sobre todos nosotros, los peruanos, su abundante bendición.

Venimos a orar, dando gracias a nuestro Padre por la independencia, y pidiendo su ayuda e los profundos retos que vivimos como nación.

A la luz del Evangelio de hoy, aparece la figura de María, María servidora, que antecede a Jesús, el servidor. Luz en la tiniebla.

Profundicemos estas palabras del Evangelio:

Conmueve el gesto de María que se levanta para ir deprisa a ayudar a la anciana Isabel en el parto. Similar al gesto del samaritano cercano al herido en el camino.

María suscita cuidados al servicio a Isabel, tres meses, “La llena de gracia”, Madre del Rey, sirve y ayuda, y procura la vida.

Cuantas veces en estos durísimos años hemos visto y recibido estos gestos de amor generoso de tantos samaritanos y Marías en nuestras vidas.

 

Muchos de nosotros somos los sobrevivientes de la tragedia y de muchas tragedias que vivió el Perú, que vivió Piura y Tumbes, y no podemos olvidar a la amplísima comunidad de peruanos y peruanos que arriesgaron sus vidas para salvar las nuestras, y en ello estuvo presente la iglesia de Piura y muchas instituciones, que con generosidad sirvieron lejanas a toda ambición estrecha.

 

La Palabra proclamada y escuchada hoy es para vivirla y renovarnos en la actualidad. En este contexto de nuestro Perú, de nuestra Región y de nuestra Ciudad.

 

Aparece un detalle que llama nuestra atención: Isabel bendice a María y se pregunta ¿Cómo es que la Madre de mi Señor viene a mí? En palabras modernas y actuales ¿Cuándo se ha visto que la madre de un gobernante venga a ponerse al servicio de una anciana pobre y parturienta? He aquí la gran novedad, el Dios de nuestra fe llega a nuestra historia como servidor, que da alegría a través de la Madre servidora, en cuyo seno está el Rey que será servidor.

 

Isabel no llama a María, ella acude antes que la llamen. María no se gloría por si misma, sino por su Señor. Por estas razones le llamaran bienaventurada, ¿eso nos podrían decir a nosotros hoy?

 

La alegría que suscita este texto es por la novedad del abajamiento de los gobernantes, que abre a la era del servicio a los humildes y entre los humildes, prometida desde antiguo.

 

Con ellos se inaugura la era de la rectificación definitiva del falso orden inventado por los poderes tiranos, e ideologías e incluso religiones encubridoras que endiosan al gobernante para que domine sin medida al pueblo sencillo. Cuando debería defenderlo porque provenía de allí, de este mismo pueblo.

 

En cambio, en esta visita de María a Isabel desborda el servicio que inspira al gobernante a prender a actuar en forma justa, efectiva y creíble. Solo así el pueblo verá la luz grande, de medio de la oscuridad.

 

Por eso esta palabra es iluminativa en esta celebración por el Perú. Hace 203 años: hubo un difícil inicio de la Republica. No estamos lejos de una realidad parecida, en el Perú de hoy.

 

Jorge Basadre dice que en estos mismos días de 1822 comienza realmente nuestra Republica, porque una cosa había sido proclamarla y otras realizarla.

 

En efecto, a un año de la independencia, es decir, hace mas de 200 años, similares dificultades que hoy vivimos desafiaban también nuestro despliegue como Republica.

 

Ayer: caudillismo, ambiciones particulares, ambigüedades, tibiezas, complicidades con el colonialismo, traiciones, apetitos de poder, corrupción, nostalgias aristocráticas.

Hoy: instituciones públicas deficientes y corroídas ante las necesidades de seguridad, de salud, de trabajo, una educación de calidad para nuestros niños y jóvenes, equilibrio ecológico, organizaciones autónomas, solidaridad, desarrollo de poblaciones originarias, afrodescendientes y otros elementos de nuestros pueblos.

 

Yo como administrador apostólico, hemos tenido la alegría y la oportunidad de contemplar estos pueblos de Piura y Tumbes en casi un 80 %, y he visto obras inconclusas, obras postergadas, que en cada fenómeno del niño y de la naturaleza, se repite lo mismo, produciendo sufrimiento. Atraso, destrucción y carencias. Y todo se repite sin haber logrado solucionarlo, o simplemente maquilarlo. Creo que Piura y Tumbes merecen mucho más que eso.

 

Enorme crisis política en Nuestra Nación, con el fondo viral de la corrupción y el encubrimiento al servicio de intereses particulares, indiferencia, individualismo, intereses de grupo y mafias.

 

Sin embargo, el camino que comenzamos los peruanos desde 1821, llegó a la construcción paulatina y participativa, laboriosa y parcial de las instituciones que fueron y aun son tutelares de nuestra nación y que no habría que perder.

 

Por su misma progresividad, estas formas organizativas de base tuvieron debilidad, debido sobre todo a la gran diversidad de quienes somos, donde siempre debemos estar abiertos a las profundizaciones constantes que la realidad requiere.

Esta especifica y realista debilidad fue aprovechada en muchísimas ocasiones para que, pretendidos peruanos, ausentes de sentido patriótico, hicieran primar su interés particular sobre el de todos, al ser difícil ponernos de acuerdo, y por afán de apuro, condujeron a un automatismo inhumano e insolidario que generó enormes fracasos al Perú, y que obligó a la gran mayoría a sometimientos injustos, pero también a ejemplos limpios de martirio por el bien de todos.

 

Así muchos insignes peruanos nos dejaron como legado eterno su vida ejemplar, caída e inmolada por dejarnos una herencia moral como huellas imborrables en las jóvenes generaciones. Por ellos el Estado Peruano y la Nación son creación no solo heroica sino martirial con los que se nutren instituciones que tienen en el fondo un sentido por el cual exista y dar la vida.

 

Así las instituciones que forjan la Nación y el Estado no son construcciones arbitrarias de ambicionadas mentes que desean el bien individualista y excluyente. Quine ha pretendido esto, se ha encontrado con los fundamentos en contra de su mal pensar y proceder.

 

Por ello Miguel Grau, José Olaya, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte, Jorge Chávez, José Quiñones, Daniel Alcides Carrión, siguieron la huella material de Tupac Amaru y María Parado de Bellido.

 

La generosidad de José de san Martín la sabiduría practica de José Faustino Sánchez Carrión y todavía estamos por conocer y descubrir mas el aporte de quienes siguen pensando en nuestra patria en un amplio horizonte y contribuyeron a ella con su pensamiento abierto y humanizado inspirados en su fe cristiana: como Toribio Rodríguez de Mendoza, Francisco Javier de Luna Pizarro, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Francisco de Paula Gonzales Vigil e Hipólito Unanue.

 

La crisis peruana en la crisis global, y la reforma intelectual y moral en el Perú de hoy, requiere también tener en cuenta algunos criterios más.

Como Pastor Administrar Apostólico de esta Ciudad consideró que la crisis del Perú en los últimos años tiene un aspecto intelectual y moral de gran importancia, que quizás tampoco como Iglesia hemos sabido detectar a tiempo, comprenderla y ponernos a la altura de las exigencias.

 

Siendo un país multicultural, difícil de generar unidad entre nosotros, y estando expuestos al uso de nuestros recursos por potencias de alto nivel tecnológico, siempre se abre la posibilidad de que, para explotarlos, grupos de poder y corruptos se presenten al vender el País por tener ganancia propia, a costas de grandísimos beneficios. De este modo solo una identidad nacional solida y una forma de unidad no mafiosa, puede garantizar que los recursos se usen para bien, y se genere un desarrollo interno que beneficie a todos los peruanos. Desarrollo económico, humano, cultural y espiritual que tanto requerimos.

 

Como iglesia no hemos considerado, que este nivel de degradación actual se podría dar debido a las fallas en la percepción del modo en que se ha penetrado la búsqueda del dinero fácil en las mentes y en el corazón de los peruanos, incluso entre nosotros los creyentes, que hace que nos cuestionemos como cristianos. ¿En qué contribuye la fe cristiana a cambiar este panorama?

 

En efecto, la existencia de una fe, expresada en una amplia religiosidad popular, que es palpable entre nosotros, sin duda muy valiosa, pero que requiere cuestionar el modo en que la vivimos como pueblo. Porque esto no garantiza su fidelidad al Proyecto de Jesús, en un País tan injusto y corrupto como el nuestro.

La ausencia de una fe en perspectiva de conversión permanente, como nos pide el Papa Francisco hoy en las iglesias locales, es necesario tener en cuenta esto.

 

Revisar una opción eclesial que sólo mantenga las costumbres religiosas, sin desarrollar la perspectiva de una fe, que acoge el sentido crítico en los métodos y de lo que ellos derivan, estando casi totalmente ausente el desarrollo de la subjetividad comunidad de los integrantes de este pueblo en el que servimos.

 

De aquí de la Evangelización será la razón mas importante que nos pide el Papa Francisco. Para superar esa dicotomía entre la fe y la vida.

 

Vivir la fe con el hermano, debe suscitarnos ser mejores cristianos, mejores ciudadanos, mejores peruanos.

 

Avanzando hacía una fe mas adulta, en un pueblo sencillo y profundamente creyente, fortalecer su participación, nada mejor que la implementación urgente de procesos sinodales, como el Papa hoy nos invita.

 

Queridos hermanos, en efecto la historia de nuestro querido Perú nos exhorta a no traicionar a lo mejor de su enseñanza cuando miramos nuestra rica histórica. Forjada en algunos casos de humildad tras humildad, de desprendimiento tras desprendimiento.

 

Estas actitudes y este modo de actuar Mariano y Samaritano urge en nuestra Patria, en nuestra querida Piura y Tumbes, que ya la practican diariamente la gran mayoría de los mas de 34 millones de peruanos, y los 2 millones de piuranos, que saben organizarse solidariamente, especialmente las mujeres jóvenes y las organizaciones populares.

 

La causa de nuestro pueblo, que Dios defiende, es el bien de todos, todos somos importantes, nadie está excluido. Yo estoy impactado por la gran riqueza cultural, social, humana, organizativa de los niños, jóvenes, adultos y adultos mayores de nuestra región.

 

“La esperanza no es espera pasiva de todo se resuelve, sino una actitud activa para construir un mundo mejor” (Papa Francisco)

 

Debemos tener en cuenta también que la piedad popular que da tanta riqueza en el Perú alimenta la fe y la esperanza de nuestro pueblo. Como nos pide el Papa Francisco, “podemos ver la forma en que la fe, una vez recibida, se convierte en cultura y se transmita a través de símbolos, tradicionales y prácticas”.

 

En este aniversario patrio es nuestra tarea histórica convertirnos, todo, en lo personal y social. Convertirnos al servicio del bien común, dándonos la mano con una generosidad que genere Patria, hemos de promoverla por todos los medios adecuados y legítimos. La corrupción puede ser vencida , no nos resignemos.

 

Volvamos al fundamento, no al pasado. Por ellos nuestra tarea nacional es volver siempre, no al pasado, sino al fundamento de la sensibilidad fundadora de esta hermosa Patria, que la construiremos con generosidad tras generosidad, heroísmo tras heroísmo, martirio si es necesario, amando gratuitamente a todos y cada uno de nuestros hermanos. Quien tuvieron o no, la gracia de nacer en este hermoso País.

 

Sigamos el camino que Jesús anticipó, mediante signos tangibles del Reino del Dios bueno, que permita generar un Perú mas humano, mas solidario, mas participativo. Con los gestos que tuvo María, que no esperó que Isabel la llamara, ella acude antes. Nosotros no esperemos, que esta realidad nos invita a actuar. Actuemos porque esto demanda la realidad. María no buscó la Gloria para si misma, sino para su Señor, por eso la llamamos Bienaventurada.

 

Que seamos bienaventurados por haber nacido o vivido en este País. ¡VIVA EL  PERÚ!