El Señor de los Milagros vuelve a su templo en San Clemente: un retorno para vivir la fe en espíritu y verdad
«Ayúdanos a que te rindamos un culto autentico, como hermanos en Espíritu y en verdad» – Monseñor Guillermo Elías.
La Mañana del jueves 20 de noviembre, vecinos del Centro Poblado de San Clemente, en la provincia de Sechura, junto a fieles devotos del Señor de los Milagros, fueron testigos de un momento especial, la imagen de nuestro Señor, se preparaba para volver al Templo para celebrar la Misa en honor al Cristo Crucificado.
Nuestro Administrador Apostólico Monseñor Guillermo Elías Millares, se dirigió a los pobladores con especial cariño y firmeza, pidiendo ante la imagen fortalecer los lazos de hermandad entre todos, y de esta manera rendir un culto auténtico, en espíritu y en verdad.
La jornada inició con la preparación de la imagen por parte de los pobladores y devotos, entre cantos y acompañados por los hermanos Peregrinos del Señor Cautivo salió en procesión hacia la capilla Local para celebrar la San Misa la cual fue presidida por Monseñor Guillermo Elías Millares y Concelebrada por el R.P. Tito Zapata Olivares y el R.P. Santos Enrique Bautista Orozco.
Durante la homilía, el administrador Apostólico exhortó a la comunidad a fortalecer su fe, sembrar la unidad y preservar la tradición religiosa que los identifica. Inspirándose en las enseñanzas de San Clemente, llamó a vencer divisiones y vivir en comunión, recordando que la fiesta patronal debe ser un signo de fraternidad, viviendo en espíritu y en verdad. Además, pidió el compromiso a cada poblador a seguir esforzándose para vivir esta fiesta con especial conversión espiritual.
La profunda devoción al Señor de los Milagros en San Clemente se remonta a 1859, cuando el agricultor Blas Tumi encontró un algarrobo cuyas raíces formaban una cruz y talló en él la imagen del Cristo crucificado que hoy es venerada.
«El verdadero Culto es que seamos hermanos, Jesús se sacrifica en la cruz, para que seamos hermanos»
Monseñor reflexionó sobre la importancia de nuestras acciones diarias y cómo estas deben orientarse siempre al bien común. Señaló que la verdadera fortaleza de una comunidad nace de la unidad y la hermandad, valores que nos permiten superar conflictos, caminar juntos y construir un futuro más justo y solidario. Invitó a todos a vivir con coherencia, siendo testimonio de fe y fraternidad en cada gesto y decisión.













