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CORPUS CRISTI EN PIURA: AMOR A JESÚS EUCARISTÍA DEMOSTRADO EN OBRAS

En esta fiesta de Corpus Christi, realizada en el atrio de la catedral de Piura, con una masiva participación de fieles, colegios, universidades, cofradías, hermandades y familias nos ha invitado a renovar nuestro compromiso ante Jesús Sacramentado: un compromiso de amor al prójimo al compartir lo que tenemos”

La jornada inició con la preparación de alfombras, participando diversos colegios y parroquias de nuestra Arquidiócesis, quienes se congregaron desde la mañana del 22 de Junio con entusiasmo para llenar de color las calles principales de Piura.  Poco a poco en horas de la tarde, las familias se congregaron frente a la Basílica Catedral de Piura para esperar el inicio de la Santa Misa Solemne, presidida por nuestro Administrador Apostólico Monseñor Guillermo Elías Millares y concelebrada por nuestros sacerdotes de las diferentes parroquias de nuestra ciudad, donde resaltó el misterio de la Eucaristía como fuente y culmen de la vida cristiana. En su homilía Monseñor Guillermo hizo un llamado a vivir una fe encarnada en gestos concretos de amor y servicio, recordando que «la presencia real de Cristo en la Eucaristía nos impulsa a ser pan partido para los demás».

Y en este contexto, y demostrando en gestos concretos ese amor a Jesús Eucaristía, acompañamos esta solemnidad con la campaña de Donación de víveres: “Dona con amor al prójimo, que el Pueblo Santo se refleja en Jesús Eucaristía”, con una respuesta positiva de la comunidad piurana a este gesto tan noble de compartir con el hermano que sufre, alimentos, víveres no perecibles, que se recolectaron desde los colegios, parroquias y hermandades. Su respuesta ha sido un verdadero signo de fe y compromiso.

Hoy en nuestra arquidiócesis y en todo el país, celebramos esta solemnidad, hoy en el evangelio nos presenta el episodio de los panes en el evangelio de Lucas 9 , 11-17 que tenía lugar en aquel sitio y en aquel tiempo, en las orillas del lago de la Galilea, donde Jesús está hablando a miles de personas, y curando y haciendo extraordinarios signos, al atardecer los discípulos se acercan al Señor y le dicen: despide a esa esa gente para que vayan a los pueblos a aldeas aledañas para que busquen alojamientos y busquen algo para comer, los discípulos estarían también cansados de toda esa jornada. Estaban aislados para comprar comida, pero Jesús los ve y les contesta con algo realmente desconcertante: “Denles ustedes de comer”, estas palabras causan asombro entre los discípulos, no entendían y le responden: “no tenemos más que 5 panes y 2 peces, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente”. Ahí aparece la lógica humana, la eterna lógica humana, en cambio Jesús los invita a sus discípulos a hacer una verdadera conversión desde la lógica de cada uno para si mismo, a la lógica del compartir comenzando por lo poco que la providencia ha puesto a su disposición, “estos peces y este pan, eso es lo que la providencia ha proporcionado.

De inmediato muestra Jesús lo que realmente quiere hacer, quiere actuar contra la ilógica de la vida, hay algo profundo en esto, Jesús tiene claro lo que quiere hacer, toma en sus manos los 5 panes y los 2 peces y se dirige al Padre del cielo, pronunciando la bendición, son elementos fundamentales para la vida de una comunidad.

¿Que hubo en aquel lugar?, ¿un milagro verdad?, ¿un simple milagro? ¿Algo más que un milagro? Hay un signo de Jesús, que encierra un gesto de que nosotros también veamos esa necesidad, de desprendernos, de “darles de comer” a quienes más lo necesitan. Este milagro es tan importante que lo cuentan todos los evangelios: Jesús se compadece de la gente, es un Dios que nos enseña que desde lo poco podemos obtener lo mucho, que si cada uno comparte podemos replicar el gesto de Jesús con los hermanos.”  *Fragmento de la homilía realizada por Monseñor Guillermo quien invitó a tener gestos concretos con el hermano que sufre.

Posteriormente, la procesión eucarística recorrió las principales calles del centro histórico de la ciudad, acompañada por cantos, oraciones y altares preparados por distintas comunidades. Las calles se llenaron de fieles que con gran devoción acompañaron con su activa participación brindando así un testimonio vibrante de fe.

La Solemnidad y procesión fue también un signo visible de comunión eclesial, donde generaciones distintas se unieron para adorar públicamente al Santísimo Sacramento, desde autoridades civiles y militares, reafirmando su compromiso con una Iglesia que sale al encuentro del mundo, llevando esperanza.

La arquidiócesis agradece la colaboración de todas las instituciones que hicieron posible esta celebración y renueva su invitación a seguir viviendo la Eucaristía como centro de la vida cristiana.

¡Cristo vive y camina con su pueblo santo!