Apariciones de San Miguel, Arcángel
La devoción popular, que ha influido notablemente en estos textos litúrgicos y que, por otra parte, tiene ya precedentes en tradiciones judaicas, le considera como «pescador de las almas», y así le vemos en curiosas miniaturas de la Edad Media, con la balanza de la justicia divina en las manos, felizmente inclinado un platillo hacia la gloria del cielo.
Acontecimientos prodigiosos, ocurridos en Oriente y Occidente, contribuyeron a formar este hálito universal en torno a la figura del Arcángel. Es tradición oriental que, ya en los primeros decenios del cristianismo, salvó de la destrucción un templo dedicado a su honor en Colosae y que por su intervención milagrosa brotaron allí mismo aguas medicinales, por lo cual le honraban como médico celestial.
En Constantinopla tenía un templo dedicado a su nombre y era también muy famoso el Mikaelion de Sostenión, cerca de la capital bizantina, donde, según tradición, Miguel había curado milagrosamente al emperador Constantino.
En Occidente también se apareció el Arcángel repetidas veces; sus apariciones más famosas son las del Monte Gárgano en Italia, alrededor del año 500, y la del monte Adriano, donde el año 611 el Papa Adriano IV le construye un oratorio, sobre el que sería más tarde Castillo de Sant'Ángelo.
En España alcanzó renombre su aparición en la serranía navarra de Aralar para ayudar al noble caballero don Teodosio de Goñi en lucha contra el dragón infernal.
El Mont Saint-Michel, en Normandía, con una abadía gótica dedicada a su honor, también testificó su ayuda para con los navegantes.
Hoy día ya no se dan tales apariciones aparatosas, pero el Arcángel se mantiene fiel a su misión de custodio de la Iglesia, como lo proclama la oración a él dirigida al fin de la Misa, preceptuada por León XIII.
Fuente: VE Multimedios