PATRONA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE PIURA
NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES EN PIURA
Las cualidades del puerto de Paita fueron admiradas por Pizarro desde que lo vio por primera vez en 1528 (segundo viaje), razón por la que en 1532, decidió fundar la primera ciudad cerca del mismo. Desde entonces, Paita fue el paso obligado de quienes arribaban a nuestro territorio.
Se le atribuye a Fr. Miguel de Orenes la fundación del primer Templo de la Merced –inicialmente una ermita- desde donde inició la evangelización de los indígenas de la comarca. Esta edificación fue destruida durante el ataque al puerto perpetrado por Thomas Cavendish en 1587, ataque que también motivó el traslado definitivo de la población piurana que por entonces se ubicaba en el puerto. Se sabe que la imagen de la Virgen fue salvada de las llamas por un desconocido feligrés que la resguardó en su hogar.
Con el renacer del puerto los paiteños renovaron su devoción a la Virgen y reconstruyeron su santuario. El Jesuita Mario Cicala, hacia 1767, dice al respecto lo siguiente: “La Iglesita es muy hermosa tiene una sola nave construida toda en cal y piedra y con una buena fachada de piedra labrada. Es la primera construcción que ven los navegantes, cuando las naves llegan a la altura de lo que llaman escollo o farallón de la Horadada, […] La Iglesia de La Merced ocupa un hermoso primer plano y al no tener por detrás aquel elevado fondo de colinas […] los navegantes descubren desde lejos esa iglesia [e] inmediatamente saludan con cinco o seis cañonazos a la prodigiosa y hermosa imagen de María Santísima de las Mercedes y luego cantan la salve con las letanías lauretanas.[…] No hay patrón de una nave pequeña o grande, que antes de zarpar y darse a la vela, no encargue celebrar una misa solemne y reciba en ella la Sagrada Comunión, junto con sus marineros […] otro tanto hacen todos cuantos entran en el puerto, inmediatamente después de desembarcar”. Hay que considerar que para entonces, la iglesia no sólo se encontraba en la ribera, sino que, delante de ella, había una entrada de mar –hoy ocupada por el antiguo edificio de la Aduana- donde arribaban y zarpaban las embarcaciones.
A principios del Virreinato, Paita fue emporio de las flotas que transportaban los grandes capitales del comercio y del erario real de esta parte del continente, por lo que fue constantemente atacada por piratas y corsarios siendo el más recordado George Anson (1741) tanto por la ferocidad del ataque como por la agresión que sufrió la imagen de la Virgen.
Cuenta la tradición que, ante la sorpresiva embestida del corsario inglés y la negativa de los paiteños a pagar el rescate, Anson, incendió el puerto, salvándose sólo de las llamas las Iglesias de La Merced y San Francisco. Al ingresar al templo de la Merced y saquear las piezas de valor, Anson o uno de sus marinos, intentó infructuosamente decapitar la venerada imagen de Nuestra Señora, a quien, pese a sus tentativas, sólo pudo producirle unos pequeños cortes en el cuello. Enloquecido, el corsario mandó que la condujeran a la nave, pero al momento, estalló una terrible tempestad. Espantados los tripulantes, atribuyeron el inusual comportamiento del mar al robo sacrílego, por lo que lanzaron la estatua a sus aguas y al momento volvió la calma.
Al día siguiente, cuando ya los ingleses habían partido, la imagen fue encontrada en la orilla por unos pobladores quienes dieron aviso a los vecinos los que, pese a lo sufrido, acudieron jubilosos a la playa y en procesión, condujeron en hombros a la querida efigie hacia su templo.
La antigua iglesia de la Merced se encuentra actualmente escondida tras el edificio de la antigua Aduana, pero desde 1975 la imagen de nuestra querida Mechita es venerada en su Santuario edificado sobre el cerro Tres Cruces desde donde acoge a los miles de peregrinos que vienen todos los años a visitarla.
En agosto de 1960, dentro del marco del VI Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Piura, la imagen de la Virgen de las Mercedes recibió la Coronación Pontificia de manos del Legado Papal Cardenal Richard Cushing; en febrero de 1985, Su Santidad Juan Pablo II realizó un homenaje a la Virgen, cuya imagen había sido trasladada a Piura en peregrinación. En nuestros días, nuestro Arzobispo Mons. Eguren Anselmi, ha iniciado la campaña “Todos por la Mechita” destinada a los trabajos de restauración de su Santuario.
- NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES DE PAITA. HISTORIA Y DEVOCIÓN
- LA VIRGEN DE LAS MERCEDES DE PAITA
- LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
- EL NUEVO SANTUARIO
- PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE LA HISTORIA DE PAITA RELACIONADOS CON LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
- RECONOCIMIENTOS RECIBIDOS POR LA VENERADA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES DE PAITA
HISTORIA Y DEVOCIÓN
Breve Historia de la Orden de La Merced y su presencia en nuestro territorio.
La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, más conocida como Orden de la Merced, fue fundada en 1218 por San Pedro Nolasco y estuvo destinada a liberar a los cristianos que, por circunstancias adversas a la dignidad de la persona humana, se encontrasen en peligro de perder su fe. Inicialmente, este peligro se manifestaba en la liberación de los cristianos cautivos en manos de musulmanes, pero en realidad se extiende a cualquier tipo de esclavitud (social, política y sicológica), que resultan para la fe de los cristianos tan perniciosas como la esclavitud y cautividad de otros tiempos. Los religiosos de esta Orden, a los votos de pobreza, obediencia y castidad comunes a los de las demás órdenes, se comprometen con un cuarto voto: el de liberar a los más débiles en la fe, aún a costa de su vida.
Teniendo a la Virgen María como Protectora, los principales símbolos de esta advocación mariana son: la túnica -con el escudo mercedario en el pecho- escapulario y capa, todo en color blanco; a lo que se suman las cadenas y el grillete como símbolo de cautiverio, y un escapulario pequeño que ofrece a los fieles. Suele ir coronada de Reina con el cetro en la mano derecha; y algunas veces se le representa cargando al Niño Jesús, quien también ofrece un escapulario.
Se sabe que los Mercedarios llegaron a América en el segundo viaje realizado por Cristóbal Colón, y desde entonces continuaron su labor evangelizadora en todo el Continente. Al Perú arribaron hacia 1533 , materializando su presencia en el territorio piurano en dos conventos: uno en Paita y otro en Piura, en los que permanecieron hasta 1787, año en el que, por la escasez de religiosos, fueron clausurados los conventos, pasando a ser dirigidos los templos por el clero secular. Pese a que, desde entonces la Orden de la Merced no se encuentra en nuestro territorio, es indudable que su legado perdura en Piura y Paita hasta nuestros días.
El Puerto de Paita y la Virgen de las Mercedes
Las cualidades del puerto fueron admiradas por Francisco Pizarro desde que lo conoció hacia 1528, y a partir de entonces, ha desempeñado un papel muy importante en la Historia Local y Nacional. Las buenas cualidades del puerto unidas a su ubicación en la confluencia de las Corrientes Marítimas del Norte y Sur, facilitaron el ingreso al Virreinato Peruano por Paita, desde donde se continuaba el recorrido por tierra, lo cual era preferible a intentar avanzar a contracorriente con embarcaciones de vela hasta el Callao; al mismo tiempo, las embarcaciones procedentes del Sur, aprovechando la Corriente de Humboldt, avanzaban con gran facilidad hasta el puerto norteño. Esta ubicación particular hizo que Paita fuera la puerta de ingreso tanto de viajeros como de autoridades del Virreinato peruano, así como el punto de encuentro entre las flotas que transportaban grandes capitales del comercio y del erario real de esta parte del continente, siendo por esta razón asediada constantemente por piratas y corsarios, quienes causaron graves perjuicios a la población y al puerto, siendo quizás los ataques de Cavendish y Anson los más recordados en su relación con el traslado de la ciudad de San Miguel que por entontes se ubicaba en el Puerto de Paita –en el caso del primero-; y el ataque que sufrió la venerada imagen de la Virgen de las Mercedes, en el caso del segundo, tal como veremos más adelante.
En efecto, entre mediados de la década de 1570 y hasta 1587, año del ataque de Cavendish, la ciudad de San Miguel se ubicaba –por disposición del Virrey Francisco de Toledo- unida a la población del puerto de Paita, pero tanto esta agresión como el maremoto registrado años atrás y la escasez de insumos básicos para la población, hizo que los pobladores de San Miguel solicitasen un nuevo traslado el cual se efectuó en 1588 en el valle del Chilcal. Otro de los efectos de la ofensiva del corsario inglés, fue la destrucción de la primera ermita de la Merced, la misma que, una vez pasado el peligro, fue reconstruida con carácter de templo a orillas del mar, frente a una ensenada –hoy ocupada por el antiguo edificio de la Aduana y su muelle- cuya vista, daba la bienvenida a los navegantes, propagándose la devoción mariana por todo el Océano Pacífico, tal como veremos en el capítulo siguiente.
Un aspecto importante de la vida virreinal porteña, era el arribo del correo proveniente de España. Manuel Gómez Laines, Amanuense del Concejo Provincial de Paita, quien en 1877 tuvo acceso a valiosa documentación del Puerto -la misma que lamentablemente se perdió durante la Guerra del Pacífico-, basándose en el recuerdo de lo leído, dice lo siguiente: “En los tiempos del Virreinato, el correo de España que llegaba a Payta, dos o tres veces al año, según las vicisitudes de la navegación, era recibido en el puerto, (El Cajón Correo), con gran alegría, repicando las campanas de las iglesias para enseguida despacharlo para Lima, por la vía de San Miguel, Olmos, Lambayeque y Truxillo; lo mismo el correo para la península llegaba a Payta, para embarcarlo oportunamente, a la llegada del primer bajel que se presentara”. Más adelante, el amanuense indica cómo celebró Paita la noticia del nacimiento de la princesa María Isabel de Borbón: “Con motivo de llegar al puerto de Payta el galeón goleta, “La Jerezana“, conduciendo los cajones correos de España, se le recibió con jolgorios y música de Chirimias con tronazón de Falconetes y repique de campanas, porque se traían noticias de que había nacido un nueva princesa de la familia real, María Isabel de Borbón, hija de una Infanta. Ordenando el cabildante mayor de vara, que sea fiesta por tres días. Lo firmaba un Lorenzo Bautista. El alguacil escribano Esteban Cantarria”.
En todos estos acontecimientos descritos, considerando la ubicación estratégica del Templo de Nuestra Señora de las Mercedes que era, como se ha indicado, el primero en ser visto al arribar al puerto, podemos imaginar, sin temor a equivocarnos, que eran sus campanas las primeras en anunciar estas buenas noticias.
LA VIRGEN DE LAS MERCEDES DE PAITA
Originalmente, la labor de los Mercedarios en Paita, se inició en una pequeña ermita en la ribera del mar desde donde, bajo el amparo de la Virgen de la Merced, catequizaban a los aborígenes del puerto, quienes, por los múltiples favores obtenidos por su intercesión, empezaron a llamarla Virgen de las Mercedes, en plural.
Respecto a la imagen de la Virgen de las Mercedes y el inicio de su devoción, el P. Justino Ramírez recoge una antigua tradición en la que se indica que: “La preciosa Imagen de Nuestra Señora de la Merced que se venera en Paita, parece haber sido confeccionada por escultores de la Escuela Quiteña, cuéntase[sic] que cuando fue traída, trájose[sic] más bien para la Ciudad de Piura, pues para Paita habíase[sic] pedido la Imagen del Rosario y, al ser recibido el cajón que la contenía, descubrióse[sic] que había sufrido un cambio la Imagen del Rosario para Paita había sido entregada en Piura y la Imagen de Mercedes para Piura se había traído a Paita; quísose[sic] rectificar el error y hecho el cambio de las Imágenes, estaban cambiadas, por lo que no dudaron que la veneranda Imagen de la Merced era la escogida advocación para la Reina del cielo para recibir culto y veneración de este Puerto de San Francisco de Buena Esperanza, este portento hizo que la incipiente devoción a la Madre de la Merced se arraizara y extendiera por todos los contornos piuranos”
Como se ha mencionado anteriormente en el ataque perpetrado por el corsario inglés Thomas Cavendish en 1587, fue incendiada la ermita original edificada por los Mercedarios, siendo la imagen de la Virgen rescatada de las llamas por un desconocido feligrés que la resguardó en su hogar.
Después de este ataque y con el renacer del puerto, los paiteños reconstruyeron su santuario a orillas del mar –cuya imagen era lo primero que veían los marinos al arribar al puerto-, extendiéndose la devoción a la Virgen de las Mercedes no sólo entre los pobladores, sino también entre los navegantes que arribaban a Paita. El Jesuita Mario Cicala, hacia 1767, dice al respecto lo siguiente: “La Iglesia de La Merced ocupa un hermoso primer plano y al no tener por detrás aquel elevado fondo de colinas […] los navegantes descubren desde lejos esa iglesia [e] inmediatamente saludan con cinco o seis cañonazos a la prodigiosa y hermosa imagen de María Santísima de las Mercedes y luego cantan la salve con las letanías lauretanas. Innumerables son los prodigios y gracias que cuentan los paiteños, los marineros y los patronos de las naves, obrados por aquella imagen de María Santísima de las Mercedes, famosa en el Océano Pacífico y Mar del Sur. No hay patrón de una nave pequeña o grande, que antes de zarpar y darse a la vela, no encargue celebrar una misa solemne y reciba en ella la Sagrada Comunión, junto con sus marineros, dejando copiosas limosnas para las velas de cera y para las lámparas, otro tanto hacen todos cuantos entran en el puerto, inmediatamente después de desembarcar”.
“Era el tiempo de los largos viajes en los veleros, época del romance de la navegación a vela, cuando al repuntar el amanecer se reunían los tripulantes, antes de emprender otras faenas y entonaban su acostumbrado cántico:
“Bendita sea la luz
Y la Santa Vera Cruz
Y el Señor de la Verdad
Y la Santa Trinidad”
“Bendita sea el alba
Y el señor que nos la manda;
Bendito sea el día
Y el Señor que nos lo envía”
Agradecidos por los favores recibidos, los marinos y los fieles, ofrecían a la Virgen aquello que simbolizaba la gracia dispensada, tal es el caso de dos conchas marinas gigantes ubicadas al ingreso del Santuario portando el agua bendita, las que, según una antigua narración, fue donada por un marino paiteño que, al haber naufragado y viendo que su vida corría peligro, se encomendó a la Virgen de las Mercedes y, “tras no pocos percances, pudo llegar a un paraje donde encontró esas conchas de tamaño extraordinario y de gran belleza, haciéndose el propósito, en agradecimiento por su salvación, de ofrendarlas al templo de la Merced, lo que efectivamente cumplió en cuanto pudo regresar de su accidentado viaje” . Igualmente sus devotos, ofrendaban a la Virgen vestidos ricamente bordados –costumbre que hasta ahora se mantiene- tal como lo indica el Jesuita Mario Cicala: “Tiene muchos vestidos preciosos, de gran valor, donados por los dueños de las naves y por marineros, en agradecimiento por las singulares gracias recibidas por la eficaz y pronta protección de la gran reina de las Mercedes de Paita, tan pronto como invocaron su socorro, en los más graves peligros y ante los naufragios inminentes” . Una descripción similar del actuar de los marinos la brinda Manuel Gómez Laines, basado en los recuerdos de los documentos que leyó antes de que fueran destruidos en la nefasta guerra.
Como se ha indicado, la devoción a Nuestra Señora de las Mercedes no era sólo de los marinos que, en sus largas travesías, clamaban por su protección, sino que se extendía entre todos los habitantes del Puerto y pueblos colindantes. Mario Cicala indica que: “Cada tarde concurren a aquella iglesia todos los paiteños, para recitar a dos coros el Santísimo Rosario y para cantar las letanías. [Los] dos y a veces tres religiosos mercedarios se mantienen con las limosnas de los navegantes con toda decencia, gracias también, a las limosnas de las misas. Aun los más pobres e indigentes contribuyen con sus limosnas, en el recorrido que hacen los religiosos por todas la haciendas, predios y poblaciones de la región”.
Los trajines propios de la vida porteña, se veían interrumpidos por los ataques de piratas y corsarios antes mencionados, pero entre ellos, el efectuado por George Anson en noviembre de 1741, es el más recordado tanto por su ferocidad como por la agresión que sufrió la imagen de la Virgen. El Jesuita Mario Cicala quien estuvo en el Puerto unos veinticinco años después de este asalto, dice al respecto lo siguiente: “No se debe olvidar el gran prodigio acaecido por aquella sagrada imagen de María Santísima de las Mercedes, durante la invasión de los ingleses capitaneada por el Almirante Anson, en el año indicado, a la ciudad de Paita. Al entrar aquellos impíos herejes en la Iglesia de la Merced, abandonada por los frailes, la saquearon completamente, luego de lo cual se pusieron los hábitos y ornamentos sagrados. Uno de ellos tuvo el atrevimiento de subirse al altar, y despojar a la Santísima Imagen de sus vestidos y adornos; la corona, pulseras, aretes, collares de perlas y demás joyas, pendientes del cuello y todos los demás adornos, después desenvainando un gran sable descargó sobre el cuello de la Imagen Sagrada un golpe con toda la fuerza de su brazo sacrílego, pronunciando mil blasfemias y palabras perversas contra la gran Madre de Dios. Descargó tantos y tantos golpes, hasta el cansancio de su endiablado brazo. Se puso luego con ambos brazos a asestar golpes de sable al cuelo [sic] de la imagen, empeñándose con frenética furia a cortarlo del todo, más al ver frustrado su bestial propósito, descendió del altar y tiró al pavimento su sable, que de inmediato se rompió en pedazos pequeñísimos, como si se tratara del más frágil vidrio, por lo que el herético endemoniado y energúmeno agresor, se fue desesperado. Volvió sin embargo de inmediato, con mayor saña y furia y prendió fuego al altar y a la Iglesia; para reducirla a cenizas. Todo se quemó, menos la prodigiosa imagen de María Santísima, que quedó sin ningún daño del fuego. Solamente, por efecto de la serie de repetidos sablazos en el cuello, quedaron leves señales, ni más grandes ni profundas que el espesor de un delgado hilo de bramante. Yo, con mis ojos las observé varias veces y luego los religiosos hicieron teñir aquellas líneas del color de la sangre, para que pareciera una herida. Se me dijo que se procedió así, a fin de que desde abajo pudiera ser notado por todos”.
Con ligeras variantes y complementando esta narración, Justino Ramírez dice lo siguiente: “En la noche del 12 de noviembre de 1741, Paita fue sorprendida por piratas ingleses al mando del protestante Lord George Anson. Más obtuvieron los piratas en el pillaje, y no habiendo aceptado los paiteños el rescate propuesto por Anson, éste procedió a incendiar la ciudad con alquitrán y otros combustibles que había en abundancia en los depósitos, sólo se salvaron este voraz incendio las dos Iglesias La Merced y San Francisco. Anson, inspirado en su odio a las santas imágenes pretendió repetir las profanaciones que, siglo anterior hiciera su coterráneo Cavendish, e intentó decapitar el precioso simulacro: pero salieron burladas las tentativas; embotose su espada y quedó estampada en una sangrienta herida el indeleble estigma de su impía saña. Loco de furor, mandó que llevaran la imagen a la nave, sin duda para destrozarla. No bien llegó a ésta, estalló una horrible tempestad y, espantados los tripulantes echaron al agua la portentosa estatua, a cuya presencia atribuyeron el infausto suceso. -Por eso, afirman los pescadores de hoy, en las escamas de algunos peces especialmente en la corvina dorada, cuando se exponen al sol, se ve representada la imagen de la Virgen.
Al siguiente día, cuando ya los ingleses habían levado anclas, unos paiteños que salieron a la playa, divisaron a lo lejos algo que parecía un ser humano bien vestido y tendido en la arena. Acercáronse y con asombro vieron que lo que habían tomado por ser humano era una perfecta y bien ataviada escultura: delante de sus ojos maravillados tenían a la PATRONA DE PAITA, cuya desaparición lamentaban. Cayeron de hinojos y le rindieron el homenaje de su veneración. Una vez satisfecho este primer impulso de su devoción partieron a la Ciudad en la que se dieron cuenta del feliz hallazgo. No es posible describir el júbilo que causó a los paiteños esta inesperada noticia; acudieron en masa a la playa y en magnífica procesión, llevaron a la excelsa protectora en hombros, en medio de las más entusiastas aclamaciones a colocarla sobre su trono”.
Gómez Laines, si bien confunde algunos nombres y fechas –recordemos que sus narraciones se basan en el recuerdo de la lectura que hizo de los documentos que posteriormente fueron destruidos-, dice lo siguiente: “La imagen luce en la barbilla y cuello, dos tajos de sables hechos por los piratas holandeses [en realidad Corsarios ingleses]. Impiedad de raza de herejes, palabras textuales consignadas en el documento que se encontraba en el Cabildo, que yo leí” , lamentablemente no indica la fecha del documento.
Por los continuos ataques que sufrió el Puerto de Paita, es de lamentar que su rica Historia se vea afectada por la pérdida de gran parte de su acervo documental, aún así, se han logrado ubicar algunas referencias de las Cofradías dedicadas a Nuestra Señora de las Mercedes tanto en Paita como en otras localidades.
La antigua iglesia de la Merced, con notables cambios en su infraestructura por los desastres naturales sufridos, se encuentra actualmente escondida tras el edificio de la antigua Aduana. Para facilitar el acceso de los miles de peregrinos que vienen a visitar a la Mechita o Chinita, como cariñosamente se le conoce en la actualidad, desde 1973 su imagen es venerada en su Santuario edificado sobre el cerro Tres Cruces, bajo la gestión del entonces Arzobispo de Piura, Mons. Erasmo Hinojosa Hurtado.
Dada la gran devoción a Nuestra Señora de las Mercedes cuyos orígenes en nuestra tierra –como ha podido apreciarse- se remontan desde mediados del s. XVI y continúan hasta la fecha; y considerando la gran cantidad de peregrinos que acuden a visitarla, el Estado Peruano bajo el gobierno del Arq. Fernando Belaúnde Terry, decretó por Ley Nº 15618 del día 17 de septiembre de 1965, Feriado no laborable para Piura el día de la festividad de Nuestra Señora de las Mercedes (24 de septiembre).
LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
La festividad de la Virgen de las Mercedes congrega a miles de peregrinos procedentes de todo el Norte del país. Sin importar la distancia, los devotos de la Virgen, de toda edad y condición social, avanzan en largas caminatas hasta su santuario, para agradecer los favores recibidos y solicitar por su intercesión nuevas gracias. La algarabía de esta comunidad de fe unida por el amor filial a la Virgen, transforma la vida del puerto, dando paso a diversas manifestaciones culturales que atraen a propios y extraños.
1. PARTES DE LA CELEBRACIÓN
Si bien el día central es el 24 de septiembre, las celebraciones se extienden por casi todo el mes de septiembre, sirviendo de antesala y colofón de la Fiesta, despertando el entusiasmo de los fieles. Las celebraciones están conformadas de la siguiente manera:
Las Misiones. La preparación espiritual se inicia entre el 1º y 12 de septiembre con el recorrido de la Virgen Peregrina a los diferentes poblados del puerto, donde se le rinde homenaje durante su permanencia. Un grupo de misioneros acompañan el recorrido, realizando celebraciones comunitarias tales como representaciones bíblicas, a modo de evangelización del pueblo.
El Novenario. Se realiza entre el 14 y 22 de septiembre en el Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes ubicado en el Cerro Tres Cruces, ante la auténtica imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Paita, congregando a cientos de fieles.
El día 23 de septiembre, empiezan a arribar los peregrinos al puerto, provenientes desde distintas partes de Piura y del Perú.
El 24 de septiembre, día central. Por la mañana, junto a los peregrinos que llegan al encuentro de “La Mamita Meche”, como cariñosamente la llaman, el Arzobispo Metropolitano oficia la Misa Solemne, culminada la misma, se inicia la primera procesión.
Las Procesiones. Por la tarde, culminada la celebración Eucarística, se da inicio a la primera de muchas procesiones que se extienden hasta el 28 de septiembre, recorriendo las calles del puerto hasta altas horas de la noche, para retomarlas al día siguiente. El último día, por lo general la procesión se inicia temprano en la mañana y se prolonga hasta la madrugada.
Acompañada de cantos y oraciones, durante los días del recorrido, la Imagen de la Virgen recibe el homenaje de las Fuerzas Militares que saludan a su Patrona y de diversas instituciones y familias que reafirman su fe y agradecen los dones recibidos. Las fachadas de las casas son decoradas y desde los balcones los fieles arrojan pétalos de flores y aplauden emocionados.
Si bien la Hermandad de Nuestra Señora de las Mercedes es una, de acuerdo a las funciones a realizar, éstas se distribuyen entre los caballeros y las damas: los primeros son los encargados de cargar las andas, las segundas se dedican a vestir a la Virgen y de la decoración de las andas. Los días de la Fiesta, los miembros de la Hermandad, tanto hombres como mujeres usan una capa blanca y escapulario de la Virgen de La Merced.
El rito de vestir a la Virgen. Esta ceremonia no está a la vista del público, y está a cargo de algunas Damas de la Hermandad. Del retablo donde permanece todo el año, la imagen es retirada y conducida a la Sacristía por los Caballeros de la Hermandad, donde entre cánticos y oraciones, las devotas de la Virgen, en estricto privado, proceden a cambiarle las vestimentas. Esta paciente labor que toma aproximadamente tres horas, la realizan dos veces durante la festividad: una para el Novenario y otra en la preparación del recorrido procesional. Cabe anotar que los ‘mantos’ –trajes de la Virgen- son donados por los fieles todos los años, y las prendas que luce son de plata a excepción del día central en que la Imagen es engalanada con piezas de oro entre las que destacan la Corona con la que el Legado Papal la invistió en 1960 y la medalla dada por el Beato Juan Pablo II, Papa, en febrero de 1985 durante su Visita Apostólica a Piura.
2. DEVOCIÓN
Miles de peregrinos realizan largas jornadas caminando desde distintas partes de Piura y del país para ir al encuentro de “La Mechita” ya sea para demostrar su agradecimiento, cumplir una promesa o por el simple hecho de querer estar cerca de su maternal presencia.
Con frazadas a la espalda para protegerse del frío de la noche y ataviados con gorros de tela para salvaguardarse del sol, peregrinos de todas las edades, venciendo su cansancio, avanzan ya sea por polvorientos caminos o por las carreteras, reverberantes de calor que traspasa su calzado. Ningún sacrificio es mayor que sus ganas de estar junto a la venerada Imagen de la Virgen. A medida que llegan a la meta, algunos acentúan su penitencia ante la admiración de propios y extraños.
EL NUEVO SANTUARIO
Dado que el antiguo templo no era lo suficientemente amplio como para acoger a la multitud de fieles que van al encuentro de la Virgen de las Mercedes, desde 1960 se iniciaron los trabajos de edificación de un nuevo santuario más extenso, con una explanada lo suficientemente amplia para los fines propuestos. El lugar escogido fue el Cerro Tres Cruces, que tras ser nivelado –labor que se realizó entre 1960 a 1964- sirvió de base para la edificación diseñada por el Arq. Juan Vicente Farfán a modo de una estrella, recordando la advocación mariana de Stella Maris (Estrella del Mar), feliz coincidencia con el reconocimiento que hiciera en 1985 el Beato Juan Pablo II a la Virgen de las Mercedes, llamándola “Estrella de la Fe y de la Evangelización”.
El Santuario está adornado por vitrales cuya técnica, en 1970, era desconocida en el Perú, por lo que los hacía únicos en su tipo. Estos vitrales, de 3 cm. de espesor, no se fabricaron en nuestro país sino en el Taller “Manufacture de Vitraux Pierre Chiara & Cie.”, de Lausanne (Suiza), contando con el diseño de Adolfo C. Winternitz. Para su ensamblaje, teniendo en cuenta las características del clima del puerto, se empleó el cemento armado, evitando el plomo que comúnmente se corroe.
Teniendo en cuenta varios aspectos (Arquitectura, función del Santuario, relación de los vitrales con las ceremonias litúrgicas, la importancia del medio ambiente y la posesión de las ventanas respecto al cambio de la luz del día), se escogió la siguiente temática para los 283.50 m2 de vitrales:
Lado de la puerta de entrada. Abstracción de la bahía con colores del mar y de la arena, destacando dos símbolos: La Estrella a la derecha (Stella Maris) y la Luna a la izquierda (Luna de Paita).
Lado del Altar. En ellos se representa la devoción de los fieles (líneas verticales de colores cálidos a semejanza de las velas) y los Dones de la Virgen (rayos horizontales de color celeste).
Lado Este. Se representa de forma abstracta a la Costa por medio de forma de pescadores, redes y peces. Por este lado ingresa la luz de la mañana.
Lado Oeste. Se representa a la Sierra con los colores típicos de la región. Por este lado ingresan los rayos cuando el sol se oculta.
Desde la parte alta de ambos vitrales, salen rayos celestes provenientes del monograma de la Virgen María.
Vitral del techo. Representa una estrella de color celeste claro, cuyo centro forma una cruz blanca.
El Retablo.
Mide 4.50m. de alto por 3.30m. de ancho y está hecho con 64 Kg. de plata ahumada. El diseño y ejecución estuvo a cargo de la Artista Anna C. de Maccagno. Delante de él se ubica la imagen de la Virgen.
La ejecución del Santuario demandó cerca de catorce años y su costo –considerando el valor de la moneda en 1973- ascendió a cerca de siete millones de Soles, dinero que fue obtenido gracias al aporte de los fieles.
La obra fue inaugurada el 24 de septiembre de 1973, sin embargo, con el correr de los años, el suelo arcilloso ha ocasionado daños a la estructura del inmueble, razón por la cual, para no exponer la seguridad de los fieles, las actividades destinadas al culto se realizan en los exteriores con perjuicio de quienes no pueden usar sus instalaciones ni apreciar la devoción y arte que ahí se encierran.
En nuestros días, el Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., dada la gran devoción con que cuenta esta advocación Mariana en la Provincia Eclesiástica, ha iniciado la campaña “Todos por la Mechita” destinada a los trabajos de restauración de su Santuario.
PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE LA HISTORIA DE PAITA RELACIONADOS CON LA
DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LAS MERCEDES.
1528. Durante su Segundo Viaje, Francisco Pizarro apreció las cualidades del Puerto al que calificó como el mejor de la región.
1532. 01 de agosto. Arriban al Puerto las embarcaciones “Santa Catalina” y “Santo Domingo” las mismas que trasladaban a los Oficiales Reales que participaron en la fundación de San Miguel de Tangarará, primera ciudad española de la costa del Pacífico Sur.
1533. Arribo de los primeros Mercedarios al Perú. Construyeron una primera ermita a orillas del mar desde donde evangelizan a los aborígenes de la zona.
1570’. A mediados de esta década, el Virrey Francisco de Toledo traslada a la población de San Miguel de Piura, uniéndola a la del Puerto de San Francisco de la Buena Esperanza de Paita.
1586. 09 de julio. Maremoto azotó el puerto y la zona costera de Paita, ocasionando graves daños. También arrasó el pueblo de Sechura.
1587. 30 de mayo. El corsario inglés Thomas Cavendish saquea e incendia el Puerto de Paita, destruyendo la primera ermita de la Merced. Este ataque, junto al maremoto de 1586 y la escasez de agua dulce y madera, provocó que los pobladores de San Miguel solicitaran al Virrey un nuevo y definitivo traslado de la ciudad.
13 de junio. Se organiza en Lima expedición de auxilio al devastado puerto de Paita.
11 de noviembre. Decreto Real que autoriza el nuevo traslado y repoblamiento de la ciudad de San Miguel.
1588. 11 de febrero. El Virrey Fernando de Torres y Portugal, Conde del Villar Don Pardo, autoriza el traslado de la ciudad de San Miguel al Valle del Chilcal separándola de la población paiteña. El puerto conservará el nombre de San Francisco de la Buena Esperanza de Paita.
1594. 02 de julio. Teniente Beltrán de Castro, derrotó en Paita al corsario inglés Richard Hawkins, quien fue enviado prisionero a España.
1596. 14 de abril. El saliente Virrey García Hurtado de Mendoza, se reunió con su reemplazo Luis de Velasco y Castilla, por tres días en el puerto de Paita, antes de continuar a Panamá.
1604. 24 de mayo. Llega a Paita el Virrey Gaspar Zúñiga de Acevedo, Conde de Monterrey, quien por motivos de salud permanece en el puerto hasta el 14 de julio, fecha en la que partió a Lima. Durante este período, Paita se convirtió en centro de la administración nacional.
1615. La encomendera de Colán Da. Paula Piraldo de Herrera Andrade y Colmenero, organizó y movilizó a su repartimiento de indios, repeliendo al corsario neerlandés Joris Van Spielbergen. Este acto contó con el reconocimiento del Rey Felipe III.
1667. 14 de septiembre arriba el Virrey Conde de Lemos y permanece en Paita hasta el 29 de septiembre.
1686. Pirata inglés Eduardo Davis ataca Paita y posteriormente Sechura.
1730. 20 de septiembre. Virgen de las Mercedes es proclamada “Patrona de los Campos del Perú”.
1741. 14 de noviembre. George Anson ocupó y saqueó por tres días el Puerto de Paita. En este ataque, agrede a la imagen de la Virgen de las Mercedes.
1784. Fr. Alonso Alvarado, Visitador de La Merced arriba al Perú.
1786. 14 de diciembre. Real Cédula que dispone cierre de conventos con menos de ocho religiosos, entre los afectados están los de Paita y Piura, cuyas rentas y posesiones pasan al Obispado de Trujillo, Diócesia a la que por entonces pertenecía Piura.
1821. 14 de enero. Paita proclama su independencia.
1822. 21 de julio. General José de San Martín, camino a Guayaquil a entrevistarse con Bolívar, a pedido de los pobladores, dispone del aporte aduanero para la ejecución de un pozo de agua para el puerto.
1823. 22 de septiembre. El Congreso aprueba la Ley 1823090 por la que se nombra a la Virgen de las Mercedes, Patrona de las Armas del Perú.
1921. 24 de septiembre. Al conmemorarse ese año el Primer Centenario de nuestra Independencia, la Virgen de las Mercedes recibió la Coronación Canónica como Patrona de las Armas del Perú, nombrándola Gran Mariscala del Perú.
1960. 27 de agosto. En el marco del VI Congreso Eucarístico Nacional, la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Paita recibió la Coronación Pontificia de manos del Cardenal Richard Cushing, Legado Pontificio del Beato Juan XXIII, Papa, pronto a ser canonizado.
1965. 17 de septiembre. Por Ley 15618, durante el gobierno del Arq. Fernando Belaúnde Terry, se declaró feriado no laborable para Piura el día 24 de septiembre, festividad de Nuestra Señora de las Mercedes.
1969. 25 de septiembre. Por D. L. 17822, el Presidente Luis Velasco Alvarado, oficializó el Título de Gran Mariscala conferido a la Virgen de las Mercedes en 1921.
1971. El Presidente de la República le impuso a la Virgen de las Mercedes, la Gran Cruz al Mérito Naval.
1973. 24 de septiembre. Después de catorce años desde el inicio de su ejecución, fue inaugurado del nuevo Santuario dedicado a Nuestra Señora de las Mercedes en Paita.
1985. 04 de febrero, el Beato Juan Pablo II, Papa, durante la Visita Apostólica que hiciera a Piura, hizo un reconocimiento a Nuestra Señora de las Mercedes de Paita llamándola “Estrella de la Fe y de la Evangelización” entregándole una medalla.
2005. 24 de septiembre. La Congresista Fabiola Morales, en representación del Parlamento, entregó a la Virgen de las Mercedes de Paita la Medalla de Honor del Congreso.
2007. 24 de septiembre. Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, nombró a la Virgen de las Mercedes de Paita, Patrona de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes.
2012. Por Acuerdo de Consejo Regional Nº 810-2012/GRP-CR, el Gobierno Regional de Piura declara de Interés y Necesidad Pública Regional, la Puesta en Valor Histórico Monumental del Santuario “Nuestra Señora de las Mercedes” del Cerro Tres Cruces de la Provincia de Paita, lugar de peregrinación y fe reconocida a nivel nacional.
RECONOCIMIENTOS RECIBIDOS POR LA VENERADA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES.
Bajo esta Advocación Mariana, Nuestra Madre ha recibido muchos reconocimientos, y con su topónimo paiteño, otros tantos. A continuación numeramos los principales:
1730. 20 de septiembre. Virgen de las Mercedes es proclamada “Patrona de los Campos del Perú”.
1823. 22 de septiembre. El Congreso aprueba la Ley 1823090 por la que se nombra a la Virgen de las Mercedes, Patrona de las Armas del Perú.
1921. 24 de septiembre. Al conmemorarse ese año el Primer Centenario de nuestra Independencia, la Virgen de las Mercedes recibió la Coronación Canónica como Patrona de las Armas del Perú, nombrándola Gran Mariscala del Perú.
1960. 27 de agosto. En el marco del VI Congreso Eucarístico Nacional, la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Paita recibió la Coronación Pontificia de manos del Cardenal Richard Cushing, Legado Pontificio del Beato Juan XXIII.
1965. 17 de septiembre. Por Ley 15618, durante el gobierno del Arq. Fernando Belaúnde Terry, se declaró feriado no laborable para Piura el día 24 de septiembre, festividad de Nuestra Señora de las Mercedes.
1969. 25 de septiembre. Por D. L. 17822, el Presidente Luis Velasco Alvarado, oficializó el Título de Gran Mariscala conferido a la Virgen de las Mercedes en 1921.
1971. El Presidente de la República le impuso a la Virgen de las Mercedes, la Gran Cruz al Mérito Naval.
1985. 04 de febrero, el Beato Juan Pablo II, Papa, durante la Visita Apostólica que hiciera a Piura, hizo un reconocimiento a Nuestra Señora de las Mercedes de Paita llamándola “Estrella de la Fe y de la Evangelización”, dejándole como signo una medalla.
2005. 24 de septiembre. La Congresista Fabiola Morales, en representación del Parlamento, entregó a la Virgen de las Mercedes de Paita la Medalla de Honor del Congreso.
2007. 24 de septiembre. Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, nombró a la Virgen de las Mercedes de Paita, Patrona de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes.