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“QUE LA LUZ DE JESÚS RESUCITADO, INUNDE NUESTRO CORAZÓN, TRANSFORME NUESTRA VIDA Y LA DE LOS DEMÁS, A TRAVÉS DE ÉL”

Monseñor Guillermo Elías preside Solemne Vigilia Pascual

19 de abril de 2025 (Oficina de Prensa). – En esta Noche Santa, la Basílica Catedral de Piura se vio totalmente colmada de fieles que, junto a nuestro Pastor, Monseñor Guillermo Elías Millares, celebraron con gran júbilo y gozo la Solemne Vigilia Pascual, en la que conmemoramos la Resurrección de Cristo y su triunfo glorioso sobre la muerte y el pecado.

La Eucaristía fue concelebrada por el R.P. José Sandoval, Párroco de la «Parroquia San Miguel Arcángel» – Basílica Catedral de Piura, el R.P. Carlos Huertas Monasterio, Responsable de la Pastoral Vocacional de nuestra Arquidiócesis, y el R.P. Joe Smith Agurto Rumiche, Vicario Parroquial del lugar. 

Monseñor Guillermo bendijo el fuego nuevo en el atrio de la Catedral y tras el ingreso procesional con el cirio pascual y el canto del pregón pascual, presidió la Liturgia de la Palabra en la que se recuerdan las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer Israel, y cómo en el avance continuo de la Historia de la salvación, al llegar la plenitud de los tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que, con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres.

Durante la Santa Misa, todos los presentes reflexionaron en que Pascua significa «paso». La Pascua de Cristo fue su paso de la muerte a la vida, de la Cruz a la Resurrección. Y esta Pascua de Cristo hace posible que también en nuestra vida diaria podamos dar «pasos de esperanza». Por ejemplo «pasar» de la desolación al consuelo, del temor a la confianza, del pesimismo a la esperanza, de la incertidumbre a la certeza de sabernos amados por el Señor, de la indiferencia y el egoísmo individualista al compromiso de amor con el hermano. La Pascua es la buena noticia de que no hay problema, pecado, o dificultad que con Cristo no podamos vencer, ni siquiera esta terrible peste que nos aflige, ni siquiera la muerte.

En su homilía, Monseñor Guillermo dijo: “Hoy el Evangelio nos anima a hacernos esta gran pregunta: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Y es que, como la semilla confiada a la tierra, Cristo reposa en el sepulcro a la espera de la resurrección. El Sábado Santo la Iglesia permanece junto al Sepulcro de su Señor, meditando su Pasión, su Muerte, su Descenso a los infiernos y esperando, en la oración y el ayuno, su Resurrección. La caminata temprana de las mujeres al sepulcro no fue inmediata; tampoco la carrera de los discípulos hacia la tumba vacía. La muerte es una palabra lo suficientemente rotunda como para dejarnos en silencio largo tiempo, aunque sea una palabra penúltima. Se trata de un silencio que hemos de aprender a hospedar. Asimismo, la pérdida es un golpe lo bastante desgarrador como para imponernos un duelo prolongado, aunque sea un golpe penúltimo. Se trata de un duelo que hemos de aprender a transitar. Sin el silencio y el duelo no es posible recobrar la presencia del ausente.

En otro momento, nuestro Administrador Apostólico destacó: “Hoy la liturgia calla para poder cantar mañana. Como las mujeres del Evangelio, también nosotros buscamos a Jesús. Y muchas veces se hace difícil verlo. En ese momento, ellas tuvieron que creer en las palabras del ángel. Sabemos que no lo encontraremos entre los muertos, sino donde hay vida. Esta es la buena noticia y es también el compromiso que hoy renovamos: verlo en cada señal de su presencia. Ante el desconcierto y la oscuridad de la muerte, es necesario recordar o mejor dicho que se nos recuerde la promesa del Señor. Así ocurrirá siempre en cada circunstancia: cuando parece que la muerte gana, recordaremos sus palabras y anunciaremos como aquellas primeras discípulas: ¡Jesús está vivo!”.

Finalmente, Monseñor Guillermo exhortó: “Ahora, mirando y acogiendo el mensaje de esperanza del Evangelio: Preguntémonos ¿Creo en la Resurrección del Señor? ¿De qué manera trato de comunicar lo sucedido? Es decir, ¿estoy dispuesto a hacer un camino de conversión, acogiendo la Resurrección en mi vida? Queridos hermanos y hermanas, que la luz de Jesús resucitado, que el calor de su presencia inunde profundamente tu corazón y te lleve a transformar tu vida y la de los demás a través de él. ¡Amén!”.

Cabe destacar que, durante esta celebración un grupo de más de 20 catecúmenos recibieron de manos de nuestro Pastor el Santo Bautismo y los demás sacramentos de Iniciación Cristiana (Confirmación y Eucaristía). Nuestro Administrador Apostólico les alentó a atesorar este acontecimiento como el más importante de sus vidas, pues han recibido por el Bautismo la vida de Cristo, el hombre nuevo y perfecto y la vida eterna.

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