“VIVAN LA AMISTAD CON JESÚS BAJO LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO”

Durante su homilía nuestro Pastor se dirigió a las confirmandas con estas palabras: “Queridas jóvenes, la segunda lectura de hoy nos enseña que son hijos de Dios aquellos que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ese Espíritu Santo que ustedes van a recibir hoy en plenitud con la riqueza de sus siete dones. Es Él quien las conducirá hacia el bien, el amor y la verdad, pero estás tres cosas tienen un rostro y un nombre propios: Jesucristo, nuestro Señor. La misión del Espíritu Santo en nuestra vida es la de llevarnos al encuentro con Cristo, y a partir de hoy ustedes jóvenes tendrán que ser dóciles a la acción de ese Espíritu que busca llevarlas a Jesús y en Él a la verdad que las hará libres, al amor que colmará sus vidas de sentido y al bien que hará cosas maravillosas no solamente en sus vidas sino sobre todo en la vida de los demás”.

Luego Monseñor Eguren agregó: “En el Evangelio que hemos escuchado Jesús nos dice que quiere ser nuestro Amigo: «Ya no os llamo siervos, sino amigos» (Jn 15, 14 -16). Es el Espíritu Santo quien nos ayuda a forjar esa gran amistad y comunión con Jesús, es decir, nos lleva a conocerlo cada día más para que podamos amarlo más y así seguirlo de la mejor manera en nuestra vida. Y sabemos que entre amigos no hay secretos ni cosas ocultas sino que hay una franca comunicación, por ello descubrimos que todo lo que Jesús nos ha venido a compartir y anunciar es para nuestra propia realización y auténtica libertad. Por eso vivan esta amistad con Jesús bajo la acción del Espíritu Santo acogiendo lo que el Señor les enseña con su Palabra y con su vida”.

Y finalmente – añadió nuestro Pastor – el Señor nos dice «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando»: “Jóvenes, lo que el Señor nos está diciendo es que en nuestra amistad con Él, nuestra voluntad ha de identificarse con la Suya, es decir, lo que el Señor quiera tiene que ser lo que yo quiero, porque lo que Él siempre quiere para nosotros es nuestro bien y felicidad. Por lo tanto no sigamos nuestros caprichos o planes personales, que a la larga nos causan desosiego y tristeza. Es haciendo lo que el Señor quiere de nosotros en donde el alma encuentra la verdadera tranquilidad y paz”.