“Nunca es más grande el hombre que cuando está de rodillas”
Solemnidad de la Epifanía del Señor
3 de enero (Oficina de Prensa).- En la mañana de hoy, nuestro Arzobispo Metropolitano, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., celebró en la Basílica Catedral de Piura, la Santa Misa con ocasión de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, conocida tradicionalmente como “Bajada de Reyes”.
Numerosos fieles católicos participaron en esta hermosa fiesta que celebra la manifestación del Señor Jesús como el Salvador de toda la humanidad.
Durante su homilía Mons. Eguren resaltó que el misterio de la Navidad es sensible sólo a los humildes y sencillos de corazón como los pastores y los Reyes Magos venidos de Oriente. Destacó además el ejemplo de estos Magos que encarnan la búsqueda de Dios, quienes guiados por sus más profundos anhelos llegan a encontrarse con el Salvador, para postrarse ante Él y rendirle el homenaje de su fe: “Pidamos al Señor que nos de un corazón humilde y sencillo para tener esa misma actitud de búsqueda y esa clara conciencia de necesidad de Dios, de su amor, de su perdón y de su gracia, para construir el proyecto de nuestra vida social y personal en auténtica libertad con Él”.
En otro momento de su homilía nuestro Pastor reflexionó en la adoración que los Magos le rinden a Jesús y en los regalos que le ofrecen: “Nunca es más grande el hombre que cuando está de rodillas delante de Dios… Así como los Magos, pongámonos hoy de rodillas para adorar al Niño Jesús ofreciéndole en homenaje de nuestra fe, la entrega de nuestra propia existencia. Entreguémosle el oro de nuestra libertad, el incienso de nuestra oración y fe, y la mirra de los afectos más nobles y puros de nuestro corazón”.
Finalmente el Arzobispo de Piura y Tumbes señaló que cuando llega el tiempo de la Navidad, hay más luz en nuestros hogares, calles y plazas, porque refleja el anhelo de conocer y amar a Dios en su misterio de Jesucristo… “que toda nuestra vida sea ocasión para dejarnos iluminar por la luz de Cristo y que sea ocasión para adorarlo y descubrir en Él, el rostro de Dios verdaderamente humano y verdaderamente divino”.
La celebración de la Epifanía del Señor, gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad. De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.