EXHORTACIÓN PASTORAL CON OCASIÓN DE LA NAVIDAD 2010
19 de diciembre (Oficina de prensa).- A continuación presentamos la Exhortación Pastoral de Monseñor José Antonio Eguren, Arzobispo Metropolitano de Piura y Tumbes, con ocasión de la Solemnidad de la Natividad del Señor Jesús:
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre
Muy queridos y amados hermanos en el Señor Jesús:
Nunca nos cansaremos de confesar que Jesucristo, Hijo consustancial al Padre, encarnado en el seno virginal e inmaculado de Santa María, es quien revela el Plan de Dios sobre todo lo creado y de manera especial sobre el ser humano. Por ello Él y sólo Él es el camino a seguir si queremos llegar a la plena realización personal y construir un mundo más justo y reconciliado.
La Iglesia continuadora de la presencia salvífica de Cristo en la historia
Indesligablemente unida al misterio redentor del Señor Jesús, esta la Iglesia. Ella continúa su presencia salvífica en la historia. Ella constituye el “germen y el comienzo” del Reino de Dios en la tierra . A Ella el Señor Jesús le ha confiado la misión de evangelizar: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio” . La Iglesia, que es “sacramento universal de salvación” , signo e instrumento de comunión y reconciliación entre Dios y los seres humanos y de ellos entre sí, está llamada a extender el misterio de la salvación obrada por Cristo, el cual se inició con su encarnación, y así anunciar y testimoniar, actualizar y llevar a todos el misterio de amor que la constituye , construyendo la comunión en el mundo.
La Iglesia, nuestra Madre, nos enseña a decir: creo, creemos , reuniéndonos como Pueblo creyente y alimentándonos con el Pan de la Comunión que es la Eucaristía. Así como no puede existir un miembro separado del cuerpo, porque moriría, así tampoco puede existir un creyente separado del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia porque perecería irremediablemente. Por eso, nuestra fe en Cristo, que hoy nace, nos exige estar unidos a la Iglesia, de la que somos sus miembros, la cual nos lleva a la conformación con el Señor y así a la plenitud de nuestra existencia.
El Hijo de Dios nació en el seno de una Familia
El Evangelio nos muestra que el Hijo eterno de Dios, se hizo hombre y nació de Santa María Virgen, en el seno de una familia estable .
Claramente vemos que San José es el que tiene la responsabilidad y toma las decisiones; la Madre vela por su Hijo recién nacido y lo protege; y el amor fiel y casto entre San José y Santa María constituye el ambiente propicio en que el Niño Jesús nace y crece.
Del Evangelio que relata el nacimiento del Señor Jesús, nos impresiona constatar que el Hijo de Dios nació en la más extrema pobreza, en un establo, es decir en un lugar reservado a los animales, porque no había lugar para Él en el mundo . Pero a pesar de ello nos conmueve observar que el Niño Jesús contaba en cambio con una riqueza mayor: el amor infinito de su Madre María y de San José, el Custodio del Redentor. Y es que ninguna pobreza es tan terrible para una familia cuando ella está unida en el amor.
Naciendo en una familia estable en la que se vive la experiencia del amor, el Hijo de Dios nos enseña que es un derecho de toda persona humana ser concebido, nacer y desarrollarse en el seno de una familia en la que los padres se amen. Todo hijo debe experimentar desde la concepción que su existencia es el fruto del amor fiel entre un hombre y una mujer.
Queridos hermanos: la familia es lo más grande que posee todo ser humano. Así nos lo ha recordado recientemente el Santo Padre Benedicto XVI: “El Hijo del Altísimo, se anonadó haciéndose hombre y, al amparo de José y María, en el silencio del hogar de Nazaret, nos ha enseñado sin palabras, la dignidad y el valor primordial del matrimonio y la familia, esperanza de la humanidad, en la que la vida encuentra acogida, desde su concepción a su declive natural” .
Por ello y en el marco de la Navidad, fiesta de la Encarnación, que es también fiesta de la Familia, quiero repetir una vez más: sin Familia no hay futuro.
Por ello, mi llamado urgente a nuestras autoridades, especialmente a las que dentro de muy pocos días asumirán sus nuevas responsabilidades en los gobiernos regionales de Piura y Tumbes y en los gobiernos municipales, tanto provinciales como distritales, a que con sus políticas públicas defiendan y promuevan a la familia y al matrimonio. Que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman un hogar sean decididamente apoyados por el Estado. No hay que olvidar que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Nada contribuirá más decididamente al desarrollo integral de nuestras Regiones que la atención, protección y ayuda a la Familia, y al matrimonio del cual ésta surge, porque de la Familia brota el oxigeno puro de los valores verdaderos. Junto con ello, mi invocación a que hagamos una ardorosa defensa de la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción hasta su fin natural. Igualmente realicemos una promoción de la natalidad que sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente , protegiéndola del hedonismo imperante que promueve una cultura que “banaliza” la sexualidad humana, interpretándola y promoviéndola de manera reductiva y empobrecida al relacionarla sólo con el cuerpo y con el placer egoísta.
Mi llamado también a los sacerdotes, consagrados, consagradas, agentes de pastoral, responsables de los movimientos eclesiales y asociaciones laicales para que hagamos de la pastoral familiar una prioridad básica, sentida, real y operante en Piura y Tumbes .
Y a ti Familia te digo: no tengas miedo a ser lo que por vocación estás llamada a ser: “célula primera y vital de la sociedad; escuela del más profundo humanismo; Iglesia doméstica y santuario de la vida. No olvides que surgida del matrimonio sacramento, eres camino de santidad y felicidad, frutos de la fidelidad. ¡Familia en ti se fragua el futuro de la humanidad! ¡Familia, sé fuerte!” .
Que siguiendo el ejemplo de Jesús, María y José, quienes forman la Sagrada Familia de Nazaret, los esposos entre sí y los padres con sus hijos, se amen entrañablemente. Para ello hay que santificar siempre el amor conyugal con el sacramento del matrimonio, para que éste pueda ser fiel hasta la muerte. Queridos papás: cuiden a sus hijos, preocúpense por ellos, escúchenlos en todo momento, ámenlos y edúquenlos en la fe. Queridos hijos: quieran a sus padres, sean comprensivos con ellos, valoren los esfuerzos que hacen por ustedes. Ellos representan a Dios en sus vidas, por ello sean obedientes y dóciles a sus indicaciones, como lo era Jesús en el hogar de Nazaret.
Familia cristiana: defiende tu unidad frente a tantos que hoy buscan desestabilizarte y desunirte. Para ello cuentas con el apoyo decidido de la Iglesia que siempre defenderá y promoverá el carácter sagrado del Matrimonio, de la Familia y de la Vida.
A la Sagrada Familia de Nazaret
Sagrada Familia de Nazaret, comunión de amor de Jesús, María y José, modelo ideal de toda familia cristiana, a ti confiamos nuestras familias.
Haz de cada familia un santuario en el que se acoja y se respete la vida desde la concepción; una comunidad de amor abierta a la fe y a la esperanza; un hogar en el que reinen la comprensión, la escucha, la acogida y el servicio, y en el que se viva la alegría de la reconciliación y de la paz.
Concédenos que todas nuestras familias tengan una vivienda digna en la que nunca falten el pan suficiente y lo necesario para una vida verdaderamente humana.
Abre el corazón de nuestros hogares a la oración, a la acogida de la Palabra de Dios y a la participación conciente y activa a la misa dominical.
Que cada una de nuestras familias sea una auténtica Iglesia doméstica en la que se viva la comunión en la fe, se viva la caridad cristiana para con los demás, y se anuncie al Señor Jesús, el Evangelio del Padre y respuesta plena a todas las inquietudes del ser humano. Que así sea. Amén.
A todos les deseo una muy Santa y Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de las bendiciones del Señor.
Los bendice y pide sus oraciones,

San Miguel de Piura, 19 de diciembre de 2010
Domingo IV de Adviento
(1) Is 7, 14.
(2) Heb 13, 8.
(3) Jn 14, 6.
(4) Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Dominus Iesus, 6-VIII-2000, n. 14.
(5) Ver Lumen gentium, n. 5.
(6) Mc 16, 15.
(7) Lumen gentium, n. 48.
(8) Ver Congregación para la doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 28-V-1992, n. 4.
(9) Ver Catecismo de la Iglesia Católica, n. 167.
(10) Ver 1 Cor 12, 27.
(11) Ver Lc 2, 1-20.
(12) Ver Lc 2, 7 y Jn 1, 11.
(13) S.S. Benedicto XVI, Angelus, 07-XI-2010.
(14) S.S. Benedicto XVI, Homilía Consagración de la Iglesia de la Sagrada Familia y el Altar, 07-XI-2010.
(15) Ver Santo Domingo, n. 64.
(16) Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., ¿Por qué promover y defender la familia hoy?, p. 27.