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“EL BAUTISMO NOS HACE HIJOS DE DIOS Y HEREDEROS DEL CIELO”

 10 de enero (Oficina de prensa).- Con una Santa Misa el Domingo 09 de agosto nuestro Arzobispo, Monseñor José Antonio Eguren, S.C.V., celebró en la Catedral de Piura la Fiesta del Bautismo del Señor, concluyendo así el tiempo litúrgico de Navidad. Al iniciar la celebración eucarística nuestro Pastor asperjó con agua bendita a los fieles católicos presentes, para recordarnos el misterio de este Sacramento que nos da la gracia santificante de Dios, purificándonos de todo pecado.

En su homilía, Monseñor Eguren hizo un fuerte llamado a los padres a “no postergar el sacramento del Bautismo a los recién nacidos, pues este debería realizarse dentro del primer mes de vida de sus hijos. Así como no dejan de darle alimentos o ponerles sus vacunas, no dejen de darles a sus hijos la vida en Cristo. El Bautismo nos hace hijos de Dios y herederos del cielo”.

 Nuestro Arzobispo destacó la humildad, la solidaridad, la santidad y la vocación como cuatro características que nos hacen comprender mejor el Bautismo del Señor. Según el relato del evangelista Mateo, Jesús vino de Galilea al río Jordán para ser bautizado por Juan; pero cuando el Bautista vio a Jesús que, en fila con los pecadores, llegaba para ser bautizado, quedó sorprendido pues reconoce en Él al Santo de Dios, a Aquel que no tiene pecado. Juan hubiera querido ser bautizado por Jesús, pero Jesús le exhorta a no oponer resistencia, sino a aceptar este gesto.

“El bautismo de Jesús nos revela la humildad del hijo de Dios: es el gesto de Aquel que quiere ser en todo como uno de nosotros y se pone en la fila con los pecadores. El que está libre de pecado se deja tratar como un pecador para llevar sobre sus hombros la carga de la culpa de toda la humanidad”, explicó Monseñor Eguren.

 “Esta humildad de Jesús– resaltó nuestro Arzobispo – es un gesto que demuestra su deseo de establecer una plena comunión con la humanidad, de lograr una auténtica solidaridad con el hombre y su condición. Él ha asumido nuestros pecados para que la humanidad pueda tener la vida eterna”.

Monseñor Eguren señaló además que “el Bautismo recibido es gracia, y nos introduce realmente en la santidad de Dios, infundiendo en nosotros la vida de Cristo. Por lo tanto, ese bautismo exige de nosotros la santidad, pues la santidad es la vocación de todo bautizado.”

“No hemos recibido el bautismo para seguir viviendo en el pecado, lo hemos recibido para que nuestra vida se despliegue hasta llegar a la estatura de Cristo”, concluyó.

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