DÉJATE AMAR, DÉJATE QUERER, Y DÉJATE SERVIR POR EL SEÑOR JESÚS
SOLEMNE MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR

17 de Abril (Oficina de Prensa).- En una Catedral colmada de devoción y amor a Jesús Eucaristía, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, Arzobispo Metropolitano de Piura, celebró esta tarde de Jueves Santo, la Misa Vespertina de la Cena del Señor, que conmemora la institución de los sacramentos del Orden Sagrado y de la Eucaristía y el Mandamiento del amor fraterno.
Momento particularmente emotivo fue el lavatorio de pies, que nuestro Pastor realizó siguiendo el ejemplo de Jesús en la Última Cena. En este año, nuestro Arzobispo lavó los pies de bebés, niños, jóvenes discapacitados, adultos y ancianos, para simbolizar así que la vida humana es sagrada e inviolable desde la concepción, a lo largo de todas sus etapas y hasta su fin natural, en cualquier estado y condición; y que gracias a la resurrección de Cristo, ella se abre hacia la vida eterna junto a Dios Amor.

Más adelante nuestro Pastor explicó que el lavatorio de pies tiene también una enseñanza muy concreta para nosotros los discípulos de Jesús: amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado: “Jesús es muy claro cuando nos dice “Os he dado ejemplo”. Por tanto hermanos el verdadero discípulo, a semejanza de su Maestro se abaja, se pone a los pies de los demás, está siempre dispuesto a amar a todos, a perdonar a todos, a servir a todos, sin acepción de personas, porque el verdadero discípulo sabe que amando como Jesús, que tomó la condición de esclavo, da con el amor vida al mundo y se da vida a sí mismo”.
Finalmente Mons. Eguren dijo: “Amar como Jesús es todo un desafío. Es muy exigente. Parece imposible. Pero para que podamos amar hasta el extremo, Cristo es tan bueno y sabio, que nos ha dejado el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, la Eucaristía. Cada vez que comemos de este Pan y bebemos de este Cáliz, su amor pasa a nosotros. Él, que es el amor, se entraña en nosotros haciéndonos capaces de amar como Él, hasta el punto en que podamos exclamar: amo yo, pero no yo, es Cristo quien ama en mí”.

