“CON NUESTRA AYUDA LA VIRGEN MARÍA QUIERE DAR A LUZ A JESÚS EN LA VIDA DE LOS DEMÁS”
Santa Misa en la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe
14 de diciembre (Oficina de Prensa).- El pasado jueves 12 de diciembre, día en que la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura presidió la Santa Misa en la Parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” de Piura, en donde se congregaron gran número de fieles y devotos que dieron muestras de gran alegría y profundo amor filial a nuestra querida “Lupita”. Concelebró el párroco R.P. Miguel Medina Pacherre.
Durante su homilía Monseñor Eguren dijo a los presentes: “Queridos hermanos, hoy es una fiesta grande no sólo para México sino para todos nosotros, porque cuando la Virgen Santísima se apareció en 1531 a san Juan Diego en el cerro del Tepeyac, no existían fronteras ni países, y por lo tanto la aparición de nuestra Madre fue un don de Dios para sus hijos de toda América. Y tanto es el amor de nuestra “Morenita” hacia nosotros sus hijos que nos ha dejado su imagen impresa en la tilma del humilde san Juan Diego, para poder contemplarla y que quede patente de que Ella camina con nosotros sus hijos y se identifica con las alegría y dolores de su pueblo americano”.
Luego nuestro Pastor continuó diciendo: “La primera reflexión que quiero compartir con ustedes es que a pesar de los problemas y dificultades que podamos tener en nuestras vidas, nunca hemos de perder la certeza y la conciencia de que Santa María está siempre cerca de nosotros. No caigamos en desesperanza, pesimismo o tristeza, porque Ella está siempre a nuestra lado, más cerca de lo que nosotros nos damos cuenta; y esto se los puedo afirmar por las palabra tan hermosas que le dirigió a san Juan Diego y a través de él a todos nosotros sus hijos: “¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿Acaso no estás en el cruce de mis brazos, en el hueco de mi manto? Por ello que nada ni nadie nos quite la paz, la alegría y la esperanza que brotan de la certeza de que la Virgen nos acompaña, nos guía y nos cubre siempre con su manto maternal. Y ahí donde está María está también Jesús, como en esta imagen bendita de Nuestra Señora de Guadalupe, que es la imagen de una mujer embaraza. Hoy, en este día tan especial volvemos a repetir “a Jesús por María”, y quien está con la Madre está siempre con el Señor”.
“La segunda reflexión – continuó luego – es acerca de las palabras de la Virgen a san Juan Diego: «Quiero que seas mi intercesor». Miren ustedes qué conmovedoras las palabras de la Virgen. Normalmente nosotros vemos a Santa María como nuestra intercesora, y por ello tantas veces recurrimos a Ella para que interceda ante su Hijo por nosotros, lo cual está bien. Pero a veces nos olvidamos de que Ella también quiere que necesitar de nosotros y que seamos sus intercesores, al igual como escogió al pequeño y humilde san Juan Diego para que intercediera por Ella ante el Obispo. Y luego nuestra Madre le dice a Juan Diego: «Quiero que me construyan una casita sagrada para ofrecer mi amor persona», es decir, para entregar a Jesús a todos. Hermanos así como a Juan Diego, nuestra Madre nos llama a cada uno de nosotros en nuestro particular estado de vida a ser sus intercesores, ya no solo ante el Obispo, sino ante tu esposo o esposa, ante tus hijos y amigos, ante tu familia y ante todas las personas, para que así a través nuestro Ella pueda darles su amor persona, es decir, dar a luz a Jesús en la vida de los demás”.
Al finalizar nuestro Pastor exhorto a los presentes “A veces los muchos problemas que vemos en el mundo nos desaniman, nos tienden a bajar el ánimo o nos llevan a pensar que somos poca cosa y que no podemos hacer nada para cambiarlo. Así también se sentía san Juan Diego hace 500 años atrás. Pero esta noche nuestra Madre nos dice a nosotros como a él: no digas que no puedes, no digas que eres poca cosa, porque yo te escojo a ti y si pones tu confianza en mí serás capaz de hacer cosas grandes o yo voy a hacerlas a través tuyo. El Papa Francisco dijo hace poco en un mensaje que hoy comparto con ustedes: «Den a conocer el nombre de Jesús. Si hacen esto, no se sorprendan de que las rosas de Castilla crezcan en invierno, porque como bien saben, ¡Jesús y nosotros tenemos la misma Madre». Por ello hermanos tengamos siempre presente que si nos fiamos del Señor y de su Madre, si asumimos con ardor la tarea de evangelizar, de dar a conocer a Cristo a través de María, haremos y veremos grandes cosas en nuestras vidas y en nuestro mundo”.
