Ascensión del Señor
Locales

“Con la Ascensión del Señor, asciende nuestro corazón”

4 de mayo (Oficina de Prensa).- Hoy por la mañana, el Arzobispo Metropolitano de Piura, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., celebró la Santa Misa del VII Domingo de Pascua, en la Basílica Catedral de Piura.

Ascensión del SeñorLa Eucaristía fue ofrecida en acción de gracias por el Noveno Aniversario de presencia en Piura de la Defensoría del Pueblo, a quienes manifestó: “Hoy al celebrar el noveno aniversario del inicio de la Defensoría del Pueblo en Piura, nuestro saludo más cordial a su Jefe, el doctor César Augusto Orrego Azula y a todo su equipo y personal de trabajo, incluido el que forma parte de la Oficina Descentralizada en la ciudad de Tumbes. Mis votos, para que en vuestra labor, la persona humana siempre esté en el centro de sus preocupaciones. Trabajen infatigablemente por su dignidad y libertad, aquella que le viene por ser imagen de Dios Creador. Una defensa y promoción de la persona humana que debe darse desde el momento de su concepción hasta su fin natural. Como decía recientemente Su Santidad Benedicto XVI en su discurso ante las Naciones Unidas: «hay que poner a la persona humana en el corazón de las instituciones, leyes y actuaciones de la sociedad». Y junto con la defensa de la persona humana, la defensa de la familia, célula fundamental de la sociedad y patrimonio de la humanidad. Asimismo, hoy en día se hace urgente la promoción y defensa de los derechos humanos. Pero es bueno recordar, como enseña Benedicto XVI, que: «ellos se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y presente en las diferentes culturas y civilizaciones. Arrancar los derechos humanos de este contexto significaría restringir su ámbito y ceder a una concepción relativista, según la cual el sentido y la interpretación de los derechos podrían variar, negando su universalidad en nombre de los diferentes contextos culturales, políticos, sociales e incluso religiosos». Que como hasta ahora, impulsen la cultura del diálogo. Que el diálogo sea reconocido como el medio a través del cual los diversos sectores de la sociedad pueden articular su propio punto de vista y construir el consenso sobre la verdad en relación a los valores u objetivos particulares. Finalmente el compromiso de la Iglesia, experta en humanidad, a contribuir con sus esfuerzos en la construcción de una sociedad más justa despertando las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia no puede afirmarse ni prosperar”.

Ascensión del SeñorNuestro Pastor de Piura y Tumbes durante su homilía reflexionó en el misterio de la Ascensión del Señor, “«Hoy nuestro Señor Jesucristo asciende al cielo; asciende con Él nuestro corazón». Con estas hermosas palabras, San Agustín describe el misterio que celebramos y que proclamamos cada domingo en el Credo: «subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre». Cristo regresa al seno del Padre del cual descendió el día de su Encarnación, pero vuelve llevando consigo algo nuestro, nuestra humanidad, por eso la Ascensión del Señor, significa nuestra propia exaltación…Donde hoy está nuestra Cabeza, allí ya estamos los que somos miembros de su Cuerpo Místico que es la Iglesia…Cristo sube al cielo, adonde nosotros le seguiremos…Él nos ha abierto el camino que tenemos que seguir”,

Ascensión del Señor“Pero no se ha ido para desentenderse de nosotros y de este mundo. Mientras Él está en el cielo, sigue estando con nosotros: «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20). Su presencia continúa en medio de su Iglesia y sobre todo en esa presencia llamada «real» por excelencia que es el milagro de amor de la Eucaristía. Jesucristo resucitado, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad está sentado a la derecha de Dios Padre y está también en nuestros altares en el pan de vida eterna y en el cáliz de salvación. Sólo Dios es capaz de esto”.

Ascensión del SeñorMás adelante, enfatizó: “Pero la fiesta de la Ascensión tiene además una clara dimensión apostólica y evangelizadora: «Id y haced discípulos de todos los pueblos». La misión que nos deja el Señor se dirige a la totalidad de los hombres y consiste en anunciarlo a Él y su misterio de salvación, clave de la realización humana plena. Hoy hay que tener el valor de anunciar y de vivir de acuerdo con la plenitud de humanidad manifestada por el Señor Jesús, única fuente de verdadera vida personal y social”.

 

Ascensión del Señor

 

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