CON EL SEÑOR DE LOS MILAGROS VAYAMOS A ANUNCIAR LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
Santa Misa y segundo gran recorrido del Señor de los Milagros de Piura

A continuación compartimos la Homilía de nuestro Arzobispo:
HOMILÍA
Muy queridos hermanos en el Señor Jesús, que es para nosotros el Señor de los Milagros:
Quiero invitar a cada uno de ustedes a que renovemos el día de hoy nuestro encuentro personal con Jesús, el Señor de los Milagros. Dejémonos encontrar por Él, Él que es tan bueno que nos ha dejado impresa su imagen bendita de crucificado como signo de su amor y como señal que Él siempre sale primero a nuestro encuentro. Porque el Señor de los Milagros no es como nosotros que nos escondemos o huimos. Él siempre se hace el encontradizo, el cercano. Así es el amor verdadero. Vayamos a su encuentro y hagámoslo esta mañana con las bellas palabras del Papa Francisco: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». Y añade el Papa: «Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido. Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Su amor es infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría» (EG, n. 3). Sí hermanos: Jesús es el único que puede hacer nuevas todas las cosas (ver Ap 21, 5).
La alegría de anunciar el Evangelio
Con justicia se llama al Señor de los Milagros, el gran misionero de del Perú y ahora con satisfacción podemos decir que lo es del mundo entero. Y es verdad porque Jesús, el Evangelio de Dios, es el primero y más grande evangelizador y lo ha sido hasta el final, hasta el sacrificio, hasta la entrega de su vida por la nuestra en la Cruz. Ahora bien, quien verdaderamente se ha encontrado con Él, en quien la verdad, el amor y la belleza se identifican, no puede dejar de anunciarle, de darle a conocer. Más aún, quien ha tenido la experiencia profunda de la liberación de sus propios pecados, aquella que sólo el Señor puede dar a través de su misericordia, adquiere mayor sensibilidad y compasión ante las necesidades de los demás.
Por eso hoy te pregunto a ti que le conoces y le amas: ¿Le anuncias, lo das a conocer, lo llevas a los demás, es decir evangelizas? ¿Hasta dónde eres capaz de llegar por Jesucristo? ¿Qué serías capaz de hacer por Él que lo ha dado todo por ti? ¿Eres consciente que hay personas que para alcanzar su felicidad y su salvación eterna dependen de tu sacrificio, de tu oración y de tu entrega apostólica? ¿Eres consciente que lo que no hagas tú por ellos nadie lo hará? ¿Qué hay en tu corazón ahora? ¿Cobardía? ¿Comodidad? ¿Pereza? ¿Miedo? O más bien ¿Generosidad? ¿Amor? ¿Deseos y ardor de hacer algo por Cristo, por la Iglesia, por defender la fe, por ayudar a mi prójimo, por evangelizar?
En el nombre del Señor de los Milagros te pido: Anúnciale con tu vida y con tu palabravaliente. Llévale a los demás, así como los hermanos cargadores llevan sus sagradas andas y pasean su imagen bendita por las calles y plazas de nuestra Ciudad.
Él quiere necesitar de tu voz, de tus gestos, de tu esfuerzo, de tu ejemplo de vida para que muchos que no le conocen lo encuentren, y para que muchos que habiéndole conocido y se han alejado de Él olvidando las exigencias de su bautismo, le vuelvan a encontrar como su Salvador y Señor. Hermanos: El anuncio del Evangelio no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que como verdaderos discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, sean protagonistas de vida nueva (ver Documento de Aparecida, n. 11).
Hermanos: La verdadera felicidad está en abandonar el egoísmo y la comodidad de una vida cerrada sobre sí misma y abrirse para servir a los demás sobre todo evangelizando. Si realmente has vivido la alegría de encontrarte con el Señor, siente hoy la urgencia de salir a ofrecer esta alegría. Como nos dice el Papa Francisco: «Los cristianos tenemos el deber de anunciar el Evangelio sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría» (Evangelii Gaudium, n. 14)”.
Santa María, estrella de la nueva evangelización
En este Año Jubilar Arquidiocesano en que estamos celebrando 75 años anunciando la alegría del Evangelio, pongo estos propósitos en las manos y en el corazón de la Santísima Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de la Nube, cuya imagen acompaña en la parte posterior del anda a la de su Divino Hijo, el Señor de los Milagros. En la mañana de Pentecostés, San María presidió con su oración el comienzo de la evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo.
Sea Ella, la Estrella de la Evangelización siempre renovada que la Iglesia, dócil al mandato del Señor, debe promover y realizar, sobre todo en estos tiempos difíciles y llenos de esperanza. Por ello le rezamos:
“Madre de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de nuestra Arquidiócesis,
y ninguna periferia se prive de su luz”.
Amén.
San Miguel de Piura, 28 de octubre de 2014
Segundo Gran Recorrido Procesional de la Sagrada Imagen del Señor de los Milagros






