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“AMAR HASTA LA RADICALIDAD DE PERDONAR AL ENEMIGO”

Arzobispo de Piura y Tumbes ora por las Familias y las exhorta a ser cenáculos de amor y santuarios de la vida en el Día Nacional de la Familia.

 11 de septiembre (Oficina de prensa).- En la tradicional Santa Misa de las 11 de la mañana en la Basílica Catedral de nuestra ciudad, Monseñor José Antonio Eguren, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, exhortó a los fieles a “amar hasta la radicalidad de perdonar al enemigo”, según nos enseña hoy el Evangelio correspondiente al XXIV Domingo del Tiempo Ordinario.

Asimismo, en el Día Nacional de la Familia, nuestro Arzobispo rezó por las Familias para que sea respetada y defendida como una institución esencial para el futuro de la humanidad, “verdaderos cenáculos de amor y santuarios de la vida”.

En relación al Evangelio de este Domingo, en el cual Pedro pregunta a Jesús “si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?”, respondiéndole Jesús “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, Monseñor Eguren explicó que el cristiano debe perdonar siempre, pues debe ser un perdón que brota de la experiencia de haber sido perdonado por Dios, de la experiencia de la misericordia infinita de Dios.  

 El Señor propone a sus discípulos una parábola para expresar que Dios se compadece y perdona al pecador que le suplica misericordia, incluso cuando la deuda es impagable: “Hermanos, Dios en un acto de profundo amor misericordioso canceló el pecado original, saldó todos los pecados de la humanidad de ayer, de hoy y de mañana, enviando a su único Hijo, Jesucristo, quien se encarnó en el seno virginal de Santa María y murió en la Cruz por amor a nosotros, para nuestra salvación”, afirmó Monseñor Eguren.

"El gran problema de hoy es que hemos perdido la conciencia del pecado y de la esclavitud que ello significa para nuestra vida. Nuestros pecados se han pagado con la muerte de Cristo en la Cruz, con la entrega de su Cuerpo y derramando hasta la última gota de su Sangre para alcanzarnos la perfecta reconciliación”, agregó.

Seguidamente, nuestro Pastor hizo reflexionar a los presentes: “Pensemos en esta deuda, tengamos en cuenta la infinita misericordia de Dios con nosotros, movamos nuestros corazones al perdón entre nosotros. Si Dios ha pagado la deuda de nuestros pecados, ¿acaso entre nosotros no debiera haber más entrañas de amor, más entrañas de misericordia? Dios espera que aquél a quien Él ha perdonado todos sus pecados sea capaz de perdonar al prójimo que le pide perdón”.

De esta manera, Monseñor Eguren pidió a los fieles que la celebración eucarística, donde renovamos el sacrificio de la Cruz, sea ocasión para decirle a Jesús “gracias porque abrasaste la Cruz por mí, porque por tu Sangre derramada perdonaste mis pecados”.

DÍA NACIONAL DE LA FAMILIA

 Monseñor Eguren advirtió a los presentes que la familia está siendo gravemente atacada en la actualidad poniéndose en peligro el futuro de la humanidad. Por eso, en el Día Nacional de la Familia pidió a todos los fieles rezar especialmente hoy por esta institución para que sea “defendida y respetada como verdaderos cenáculos de amor y santuarios de la vida”.

“Si queremos darle u rostro verdaderamente humano a nuestro futuro no podemos ignorar el don precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer en un consorcio de amor para toda la vida”, señaló nuestro Arzobispo.

Antes de finalizar la Santa Misa Monseñor Eguren rezó junto a los presente la Oración por la Familia:

"Padre de nuestro Señor Jesucristo,
y Padre nuestro, te adoramos,
Fuente de toda comunión;
protege a nuestras familias con tu bendición
para que sean lugar de comunión entre los esposos
y de vida plena donada recíprocamente entre padres e hijos.

Te contemplamos,
Artífice de toda perfección y de toda belleza;
concede a toda familia un trabajo justo y digno,
para que podamos tener el sustento necesario
y disfrutar el privilegio de ser tus colaboradores
en la edificación del mundo.

Te glorificamos,
Motivo de la alegría y de la fiesta;
abre también a nuestras familias
los caminos de la dicha y el descanso
para gustar desde ahora aquél gozo perfecto
que nos has donado en Cristo resucitado.

Así nuestros días, laboriosos y fraternos,
serán una ventana abierta hacia tu misterio de amor
y de luz que Cristo tu Hijo nos ha revelado
y el Espíritu Vivificante nos ha anticipado.
Y viviremos alegres de ser tu familia,
en camino hacia Ti, Dios Bendito por los siglos.
Amén".

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