Alrededor de 800 jóvenes recibieron el sacramento de la Confirmación
15 de noviembre (Oficina de Prensa).- El Arzobispo Metropolitano de Piura, Mons. José Antonio Eguren Anselmi SCV, visitó el pasado viernes 10, la Parroquia San Juan Macias (Ignacio Escudero y Marcavelica), donde administró el sacramento de la Confirmación a 110 jóvenes en el poblado de Cerro Mocho, y a más de 200 personas en el pueblo de Mallares. Asimismo, el día domingo 12 por la mañana, visitó la Vicaría Foránea de Talara, donde 485 jóvenes recibieron la plenitud del Espíritu Santo.
Confirmación en Cerro Mocho
La iglesia San Juan Macias del poblado de Cerro Mocho, ubicado en el distrito sullanense de Ignacio Escudero, estaba de fiesta. Alrededor de 110 jóvenes, provenientes de las poblaciones aledañas de San Pedro, Ignacio Escudero, Ventarrones (San Juan de la Virgen), Tangarará y San Rolando, iban a recibir por el don del Espíritu Santo, la plenitud de la consagración bautismal. La Santa Misa fue concelebrada por el R.P. Domingo García Hospital (Palencia- España), Párroco de la Parroquia San Juan Macias, y el R.P. Jesús Mendoza Dueñas, sacerdote de la Diócesis de Soria – España que se encuentra de visita por nuestra Arquidiócesis.
Mons. Eguren, exhortó a los confirmandos a llevar una vida de profunda amistad con Cristo, para así ser testigos valientes de Él en la Iglesia y en el mundo.”Quedan hoy por este Sacramento admirable, constituidos en testigos del Señor Jesús, a quien ya conocen y aman, pero que de ahora en adelante deberán anunciarlo con el ejemplo de la vida y con la palabra valiente y oportuna. La clave para poder dar un buen testimonio de Jesús, es ser en primer lugar amigo de Jesús. Esto es lo que el Papa Benedicto XVI, llama «fe madura», que en el fondo es configurarte de tal manera con Jesucristo hasta que llegues a pensar, a sentir y a actuar como Él”.
Confirmación en Mallares
Más de 200 jóvenes de los poblados de Golondrina, Monterón, Samán, La Noria y Mallares, se dieron cita en la capilla Nuestra Señora del Rosario de Fátima en Mallares (Marcavelica), para recibir toda la fuerza del Espíritu Santo, en una celebración donde el amor y la alegría rebozaba en los corazones de todos los confirmandos. Concelebraron la Eucaristía el R.P. Domingo García, Párroco de la Parroquia San Juan Macias, y el R.P. Jesús Mendoza Dueñas.
En su homilía, Mons. José Antonio, explicó a los confirmandos que el Espíritu Santo con nuestra activa cooperación, nos ayuda a vivir para Cristo. “Una de las plegarias eucarísticas de la Santa Misa nos ayuda a comprender la importantísima función del Espíritu Santo en nuestras vidas cuando nos dice: «Y para que no vivamos ya para nosotros mismos sino para Él (Jesús) que por nosotros murió y resucitó, envió Padre desde tu seno al Espíritu Santo». Sí, el Espíritu Santo nos ayuda a ser de Cristo y para Cristo. Y de esta manera hombres nuevos, desplegados en libertad y auténtica felicidad”. Asimismo, recordó a los jóvenes confirmandos, que” hoy quedan marcados en la frente con la Cruz gloriosa de Cristo, ungidos con Santo Crisma, consagrados como testigos de Jesús. Que se note por lo que dicen y hacen que Jesús es tu Señor”.
485 jóvenes se confirman en Talara
Finalmente, el domingo 12 por la mañana, Monseñor visitó la Vicaría Foránea de Talara, donde administró el Sacramento de la Confirmación a cerca de 485 jóvenes procedentes de las parroquias de La Inmaculada, Santa Rosa, Cristo Rey, Señor de los Milagros, Nuestra Señora del Carmen y Santa María de Fátima.
En base al Evangelio del domingo que recogía el pasaje de la Viuda pobre y su ofrenda en el templo (ver Mc 12,38-44), el Arzobispo de Piura y Tumbes les dijo al numeroso grupo de confirmandos que “la única forma de vivir la vida cristiana es entregándose totalmente, sin reservarse nada para sí, como lo hizo la pobre viuda del evangelio de hoy. Amen, pero con la radicalidad de Jesús en la Cruz. Para eso reciben hoy la plenitud del Espíritu, ya que «el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás (G.S. 24)»”.