LA MIRADA DEL SEÑOR CAUTIVO, ES UNA MIRADA DE AMOR
Arzobispo celebra la Fiesta del Señor Cautivo de Ayabaca
17 de octubre de 2022 (Oficina de Prensa).- En medio de un clima de profundo fervor y alegría, nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió la Santa Misa en la Fiesta del “Señor Cautivo de Ayabaca”, Patrono de nuestra Región, con la participación de los miembros de su Hermandad de Peregrinos pertenecientes a la Parroquia “San Miguel Arcángel” – Basílica Catedral de Piura, donde también estuvieron presentes miles de fieles devotos del “Cautivito”, como es cariñosamente llamado, que previamente lo acompañaron en una multitudinaria procesión por las principales calles y avenidas de nuestra ciudad.
Durante su homilía, nuestro Pastor recordó que: “El mes de octubre, en Piura y en todo el territorio nacional, está marcado por el color morado signo de penitencia. Es un tiempo de gracia que el Señor nos ofrece para volver a Él, no importa cuán lejos nos podamos haber ido, ni cuán profundo podamos haber caído. Como nos lo dice el Papa Francisco: «Dios no se cansa de perdonar». Y las diferentes devociones que existen a Cristo crucificado o al Señor en algún momento de su pasión, como es el caso del Señor Cautivo, nos hablan de que Dios es rico en misericordia, lento a la cólera y al castigo, siempre compasivo y pronto a perdonar a todo aquel que vuelve a su lado con sincero corazón”.
Una mirada de amor
En otro momento, Monseñor Eguren destacó que: “Una de las cosas más impresionantes de la Imagen del Señor Cautivo son sus ojos, podemos apreciar que su mirada no refleja rencor u odio hacia nosotros, sino que nos mira con mucho amor y con ternura. Por ello los invito a todos en esta eucaristía a ponernos delante del Señor sin temor, a dejarnos mirar por Él y dejarnos traspasar por su mirada que nos invita a vivir la humildad que es el andar en la verdad, pues Él sabe bien quién eres y conoce la historia de tu vida. Somos una gran multitud reunida en torno al Señor Cautivo y es muy confortador saber que Él nos mira con amor a cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, sabe lo que hay en nuestro corazón, de que estamos necesitados. Por eso, como lo hace un amigo con su amigo, ábrele con confianza tu corazón, cuéntale tus alegrías y tus penas, pídele perdón por tus pecados y agradécele los dones que has recibido de Él. Nunca olvidemos que el Cautivo es Jesús, Dios y hombre verdadero, el varón de dolores, por eso todos nuestros pesares y sufrimientos podemos reclinarlos en su corazón para encontrar ahí alivio y aliento”.
Poderoso Cautivo
Nuestro Arzobispo, se refirió además acerca del gran “poder” del Señor Cautivo: “Hay una expresión muy común en relación al Cautivo de Ayabaca: «Poderoso, Cautivo», muchos podrían preguntarse, ¿en qué es Poderoso el Señor? Ciertamente no es poderoso al estilo del mundo ya que lo vemos atado, flagelado, coronado de espinas, abandonado por todos. No tiene quien lo defienda ni ejércitos que luchen por Él, aunque si lo hubiera querido una multitud de legiones de ángeles hubieran venido en su auxilio. Su poder reside en su amor misericordioso, un amor que nunca se echó atrás y que hasta hoy se mantiene fiel e inclinado hacia nosotros pobres pecadores. Su poder reside en su amor, y esto lo saben bien quienes se han dejado tocar por Él, porque su amor es capaz no sólo de perdonarlo todo sino hacerlo todo nuevo. Por eso le pedimos al Señor Cautivo: Jesús, tócame con tu amor, haz de mí una persona nueva, un cristiano coherente, un discípulo-misionero de tu amor misericordioso en la vida de mis hermanos”.
Dejarse encontrar por el Señor Cautivo
“En este mes de octubre, aprovechemos este tiempo de gracia en que el Señor se muestra clemente y misericordioso, tiempo en que Él está más cerca de nosotros y nosotros de Él, dejémonos encontrar por el Señor. Y el mejor lugar donde lo podemos encontrar en este tiempo es en el sacramento de la confesión, donde podemos mirarlo fijamente sin temor y dejarnos mirar por Él con amor, para recibir del Señor la absolución por nuestros pecados. Se dice que el confesionario es como ese tribunal en donde siempre el penitente es absuelto por la misericordia y el perdón de Cristo. Renovémosle, hoy y siempre, al Señor Jesús nuestra fe y nuestra entrega. Prometámosle al Señor que con su ayuda queremos ser mejores discípulos suyos, mejores padres de familia, esposos, hijos, vecinos, dirigentes de nuestras comunidades. Él es el hombre nuevo y perfecto, el camino a seguir, la verdad a ensayar, la vida que hay vivir”.