“EN EL 2024, OREMOS Y TRABAJEMOS PARA QUE HAYA PAZ”
Arzobispo celebra primera Misa del 2024, en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
01 de enero de 2024 (Oficina de Prensa). – En el marco de la celebración de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, los fieles piuranos se dieron cita en el Templo Catedralicio de nuestra Ciudad, para participar de la Santa Misa presidida por nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., y que fue especialmente ofrecida en acción de gracias a Dios por el año que termina y para implorarle su bendición durante el nuevo año que comienza.
En esta ocasión, en la que la Iglesia celebra también la LVII Jornada Mundial por la Paz, nuestro Pastor hizo un fuerte llamado en su Homilía, a orar y trabajar por la Paz en el mundo, y en especial en nuestro País. Le imploró a Jesús, Príncipe de la Paz, por el cese de las guerras, especialmente por la que devasta a Ucrania, pero también por el fin de la guerra y el terrorismo que asolan a Israel y a Palestina. Además, rogó al Señor por los cristianos perseguidos, de manera especial por la Iglesia en Nicaragua, que sufre actualmente una feroz persecución religiosa. Pidió por la pronta liberación de los dos obispos, sacerdotes y agentes pastorales que se encuentran injustamente encarcelados en esta hermana nación centroamericana.
El Nuevo Año 2024
Monseñor Eguren dijo: “Con alegría y esperanza iniciamos hoy un Nuevo Año: El 2024. Pero ¿2024 años de qué? La respuesta es del nacimiento de Cristo, nuestro Salvador. El Señor Jesús, el Hijo de Dios, ha entrado en nuestra historia hace 2024 años para transformarla en historia de salvación. Por eso, a partir de su nacimiento, la historia se divide en antes y después de Cristo. Jesús es el único Camino a recorrer, la única Verdad a ensayar, y la única fuente de Vida de la cual beber. Fuera del Señor Jesús no hay felicidad, sentido, libertad, alegría, y sobre todo salvación eterna. Al comienzo del año, renovémosle nuestra fe y adhesión al Señor, pongamos en Él toda nuestra confianza, y no en los amuletos, las cábalas, la hechicería, las cartas, los horóscopos, etc., porque como enseña el Papa Francisco, «si eliges a Cristo no puedes recurrir al mago: La fe es abandono confiando en las manos de un Dios fiable que se da a conocer no mediante prácticas ocultas, sino por revelación y con amor gratuito»”.
Santa María, Madre de Dios
“Pero, en el primer día del nuevo año, -continuó nuestro Arzobispo- la Iglesia celebra a Santa María, Madre de Dios, es decir, celebramos la Maternidad Divina de la Virgen María. «En efecto, Aquel que María concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios “Theotokos”» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 495). María Santísima, una humilde criatura, ha engendrado al Creador del mundo, y de esta manera coopera, con fe y obediencia libres, en los misterios centrales de la historia de la salvación. Pero María, es también nuestra Madre en el orden de la gracia, por eso nos ponemos bajo su cuidado y guía maternales para implorarle que, a lo largo de todo el año 2024, nos cuide y guarde de todo mal, y nos conduzca siempre al encuentro de vida con su Hijo Jesús”.
Oremos y trabajemos por la Paz
En otro momento, y refiriéndose a la Jornada Mundial que hoy celebramos, dijo: “Al comienzo del año, celebramos también la Jornada Mundial por la Paz. Que a lo largo de todo el 2024, oremos y trabajemos por la Paz. Que los gobernantes comprendan que la política está al servicio de la Paz. Que en aquellos países donde hay guerra, prevalezca este don de Dios, porque las guerras destruyen muchas vidas y causan inmenso sufrimiento, especialmente a los más débiles y vulnerables”.
Monseñor José Antonio exhortó a los presentes a que: “De manera especial, pidamos hoy por la Paz en Ucrania, un país que sigue torturado por la guerra. Después de casi dos años, sus ciudadanos vuelven a vivir esta Navidad y Año Nuevo en la oscuridad, a la intemperie, o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por la guerra. Miles han perdido la vida y a sus seres queridos”.
“Pidamos para que la Paz llegue a Israel y Palestina, donde la guerra y el terrorismo sacuden las vidas de esas poblaciones, donde también miles han muerto, y muchos están retenidos injustamente como rehenes. Que cese la guerra y el terrorismo”, oró nuestro Pastor.
Monseñor Eguren pidió que: “Oremos también por los cristianos que sufren situaciones de discriminación y persecución por causa de su fe en Cristo. Que nuestra oración les alcance, y el Señor les conceda el don de la fidelidad y de perseverancia. Que sepan que no están solos, y que cuentan con nuestra oración y solidaridad para que puedan mantenerse en la fe y la esperanza, y así mantener su testimonio de fidelidad incondicional a Cristo y a la Iglesia”.
“Oremos especialmente por la hermana nación de Nicaragua donde la Iglesia es perseguida ferozmente por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Roguemos para que el derecho humano a la libertad religiosa sea restituido en ese país, y sean prontamente liberados los obispos Rolando Álvarez e Isidoro Moray, así como los sacerdotes y los agentes pastorales injustamente encarcelados”, imploró nuestro Arzobispo.
Al concluir su Homilía, Monseñor José Antonio dijo: “Finalmente, supliquemos por la Paz en el Perú. Roguemos al Señor, para que, en el 2024, no prevalezca la espiral del odio, de la violencia, y de la destrucción entre los peruanos. Desterremos los sentimientos de rencor y venganza. Que cada peruano, desde su propio estado de vida y vocación, trabaje por edificar un Perú libre de violencia, un Perú con seguridad ciudadana, que ame la vida, un Perú que se desarrolle en justicia y fraternidad. Que la Virgen Madre de Dios, suscite en todos nosotros pensamientos de sabiduría y propósitos de Paz”.
Puede ver la transmisión de esta Santa Misa AQUÍ