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“CON PASO FIRME DE BUEN CRISTIANO, HAGAMOS GRANDE NUESTRO PERÚ”

Arzobispo preside Santa Misa en la Fiesta del Señor de los Milagros

28 de octubre de 2022 (Oficina de Prensa).- La mañana de hoy, en medio de un clima de profunda fe, recogimiento y fervor, los fieles devotos del “Señor de los Milagros” en nuestra Ciudad, se congregaron desde muy temprano en el atrio de la Basílica Catedral de Piura, para participar de la Santa Misa en la Fiesta del «Señor de los Milagros», la cual fue presidida por nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., y concelebrada por los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis.

Terminada la Eucaristía, en la que participaron autoridades, políticas, civiles, y militares de nuestra ciudad, y tras entonar con profunda emoción las vibrantes notas el Himno Nacional del Perú, la venerada imagen del «Cristo de Pachacamilla» inició su tradicional recorrido procesional en hombros de nuestro Arzobispo, de los directivos y miembros de la Hermandad, y acompañada por una multitud de fieles, por las principales calles de nuestra Ciudad, hasta su vuelta mañana a la Catedral de Piura.

A continuación compartimos la Homilía completa pronunciada por nuestro Arzobispo hoy:

 “Con paso firme de buen cristiano,
hagamos grande nuestro Perú”

Queridos hermanos y hermanas:

Algunos en su ignorancia afirman que Octubre es un mes folclórico y costumbrista, pero al verlos hoy congregados con tanta fe y devoción en torno al “Señor de los Milagros”, debo decir que los que piensan así, se equivocan. Octubre, es más bien, la expresión más bella de la multitudinaria fe cristiana y católica que sella la identidad del Perú entero, y de Piura, en particular.   

Hace 371 años, el Espíritu Santo, inspiró a un anónimo esclavo angoleño, a que pintara, en un humilde muro de adobes de un galpón ubicado en el barrio de Pachacamilla en Lima, una imagen del Señor crucificado. Desde aquel entonces, todo aquel que mira con fe al Cristo doliente en la Cruz, consigue de su amor, las gracias y milagros que necesita, de ahí que el pueblo haya designado con acierto, a esta imagen de Jesús crucificado, con el bello y esperanzador título de “Señor de los Milagros”.

Es reconfortante y hermoso descubrirnos predilectos del Señor

Desde hace casi cuatro siglos nos acompaña el Señor en nuestras alegrías y dolores. Ni los terremotos, ni las pandemias, ni siquiera las ideologías más laicistas, y aquellas de terror y muerte, han podido destruir esta imagen bendita, y mucho menos borrarla de la mente y del corazón de los peruanos de toda clase y condición, quienes desde 1671, se congregan por millones en el mes morado de Octubre, para rendirle al Señor, el homenaje de su fe y amor, y recibir de Él su bendición.

Demos gracias a Dios, por habernos bendecido con la devoción del “Señor de los Milagros¡Es reconfortante y hermoso descubrirnos predilectos del Señor! Sí, somos sus predilectos, porque Él ha querido quedarse con nosotros, en su imagen de crucificado, para así manifestarnos su cercanía, su ternura, su amistad, y su constante ayuda. ¡Qué hermoso es saber que somos suyos, que se preocupa por nosotros, y que contamos siempre con Él! No me cansaré de decirlo: ¡Él es el amigo que nunca falla!

 Como bien afirma el Papa Francisco: “El Señor de los Milagros, Cristo crucificado, es la prueba más linda del amor de Dios hacia el amado pueblo peruano, y se muestra «como el Emmanuel», Dios-con-nosotros que, silencioso sale al encuentro de su gente para darle vida y consuelo, y abarcarlo en el abrazo inmutable de su misericordia y perdón…Me gustaría animarlos a mirar una vez más al Señor, Él no nos abandona; nos llama y nos abraza con un amor infinito que nos cura, nos conforta y nos salva”.[1]

Sabemos que la dimensión de la cruz va aparecer en el horizonte de nuestras vidas en algún momento, como por ejemplo en la reciente pandemia que hemos sufrido. Es imposible vivir un cristianismo sin cruz. Cuando vengan esos momentos duros, no tengamos miedo. Miremos al “Señor de los Milagros”, y abracemos la cruz, pero no vacía, sino llena de Cristo.  

Él nos conoce a cada uno de nosotros

Queridos hermanos y hermanas: A pesar de ser esta mañana una gran multitud, Él nos conoce a cada uno de nosotros. El “Señor de los Milagros”, es el Buen Pastor que conoce a cada una de sus ovejas y las llama por su nombre (ver Jn 10, 1-18). Él sabe quiénes somos, sabe nuestros nombres y lo que hay en nuestros corazones. Por eso los invito a hacer de este momento de la Misa y de la procesión, una ocasión para que cada uno pueda abrirle su corazón al Señor. Él es Dios, su Amor es infinito, por eso puede escucharnos a todos, y derramar sobre cada uno de nosotros, aquella gracia específica y particular que necesitamos.

Dejarnos traspasar por su Amor

En la Sagrada Escritura leemos: “Me mirarán a Mí, al que traspasaron” (Zac 12, 10). “Cuando yo sea elevado entre el cielo y la tierra atraeré a todos hacia mí” (Jn 12, 32). Estos dos pasajes de la Palabra de Dios, se cumplen esta mañana, cuando nuestros ojos llenos de lágrimas de fe y amor, se posan sobre el crucificado, porque miramos al que traspasaron nuestros pecados y Él nos atrae hacia sí. Sí, hoy miramos al que traspasaron nuestros pecados, y Él, con la fuerza de su Amor, desde lo alto de su trono que es la Cruz, nos atrae hacia sí.

Hermanos, lo que el Señor de los Milagros desea, es que también nosotros nos dejemos traspasar, pero no por clavos, coronas de espinas, o por lanzas, sino por su Amor. Son nuestros pecados los que lo pusieron en la Cruz, sin embargo, Él, que siempre devuelve bien al mal, quiere tocarnos y transformarnos con su Amor. Quiere hacer de nosotros hombres nuevos en su Amor.

Para que el milagro de Octubre sea completo, les pido esta mañana que nos dejemos traspasar, tocar por el poder de su Amor. Eso nos va a exigir sincero arrepentimiento de nuestros pecados, confesión sacramental, propósito de enmienda, dejar atrás nuestra vida mala, reparar las injusticias, reconciliarnos con el hermano que hemos ofendido, y deponer sentimientos de venganza. Cuando uno se deja tocar por el amor del Señor, la vida se transforma, y el corazón se llena de paz y de alegría.

¿No es esto acaso lo que necesita el Perú? Sí, necesitamos dejarnos tocar por la fuerza de su Amor y convertirnos a Él, comprender de una vez por todas que el Perú grande, fraterno y reconciliado con el cual todos soñamos, sólo será posible con Él, en Él y por Él. Nuestro País, se ha forjado al calor del anuncio del Evangelio. Su identidad es profundamente cristiana, y por ello los valores más hondos de nuestra identidad cultural son los de la fe. Será en nuestra fe cristiana y católica donde será posible reconstruir y rescatar este País hoy hundido en la corrupción, la inmoralidad pública y privada, y lograr que en él reinen la Justicia, la Verdad y el Amor.

 Señor de los Milagros, bendice al Perú

“Señor de los Milagros”, concédenos la gracia que cada uno de nosotros te pide hoy desde el silencio de su oración, una oración que se eleva a Tú presencia como el incienso de nuestros sahumerios. 

“Señor de los Milagros”, hoy frente a Ti, te pedimos que bendigas al Perú, a este país que Tú elegiste para dejar en él la imagen de tu Cruz, la imagen de tu Amor eterno por nosotros. No permitas que el totalitarismo comunista, siempre amenazante, destruya nuestra libertad, nuestros derechos fundamentales e independencia.

¡Ayúdanos con tu gracia!, para que veamos al Perú libre de mentiras, de violencia, de injusticias y de egoísmos. Líbralo de la inmundicia de la corrupción que se ha enquistado en las esferas más altas del poder político desde donde se delinque impunemente. Ayúdanos a construir la Patria honesta, justa, y reconciliada que todos anhelamos.

No permitas que, en el Perú, se imponga la vil actitud del que “negocia” el bien común a cambio del beneficio propio. Más bien aliéntanos a promover adecuadamente la justicia social en áreas tan importantes como la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, y la economía.

“Señor de los Milagros”, danos tus entrañas de compasión y misericordia para con aquellos hermanos nuestros que viven en la pobreza y en la miseria, sin techo, sin pan, sin salud, sin educación, sin trabajo, y sin igualdad de oportunidades para su realización personal, familiar y comunitaria. En una palabra, sin dignidad en sus vidas. Que, como Tú, tengamos una verdadera preocupación por los pobres, buscando su mayor bien posible.  

Transforma la frivolidad, la indiferencia y el individualismo en la que vive un sector de nuestra sociedad, en un compromiso real con el Perú que nos lleve a salir de la profunda crisis moral en la que está sumido nuestro querido País.

“Señor de los Milagros”, que se haga realidad lo que cantamos en tu Himno, para que así, “con paso firme de buen cristiano, hagamos grande nuestro Perú”.  Amén.

San Miguel de Piura, 28 de Octubre de 2022
Fiesta del Señor de los Milagros

Santa Misa y Recorrido Procesional
con la Venerada Imagen del Señor de los Milagros

[1] S.S. Francisco, Carta al Arzobispo de Lima, S.E.R. Carlos Castillo Mattasoglio, Arzobispo de Lima, 01-X-2020.

Puede descargar el PDF de esta Homilía de nuestro Arzobispo AQUÍ

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