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“COMO JESÚS, HAGÁMONOS DON PARA LOS DEMAS”

Santa Misa con la Fuerza Aérea del Perú

23 de julio del 2024 (Oficina de Prensa).– En medio de un clima de profundo agradecimiento a Dios, nuestro Administrador Apostólico Mons. Guillermo Elías Millares, celebró la Santa Misa en la Basílica Catedral de Piura, con ocasión de la celebración del 83° Aniversario de la inmolación del Héroe Nacional y Gran General del Aire, Capitán FAP don José Abelardo Quiñones Gonzales, y Día de la Fuerza Aérea del Perú. Concelebró la Santa Misa el R.P. Felizardo Arrascue Vega, Capellán de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) en nuestra ciudad. 

Estuvieron presentes en la Eucaristía las principales autoridades políticas, civiles y militares de Piura, el Alto Mando de la Fuerza Aérea en nuestra Región, presidido por el Mayor General FAP Manuel Plascencia Miranda, Comandante General del Ala Aérea N° 1, quien estuvo acompañado de los Oficiales Superiores, Suboficiales, Técnicos, Personal de Tropa y Personal Civil que forman parte de la Fuerza Aérea del Perú en Piura.

Durante su Homilía, y reflexionando en el Mensaje del Evangelio, nuestro Administrador Apostólico dijo: “El Evangelio de hoy nos narra un hecho trascendente en la vida de Jesús y de los apóstoles. Tras su primera misión, regresaron donde estaba Jesús, y le compartieron todo lo que habían hecho. Después de esta experiencia de misión, ciertamente entusiasta pero también agotadora, tenían necesidad de descansar, y Jesús, lleno de compasión, se preocupa por asegurarles un poco de alivio. Me pregunto, ¿de qué tipo de descanso está hablando el Señor? Simplemente detener la marcha de la acción, o se refiere a esa importante capacidad que tiene el ser humano de regresar sobre sí mismo, para apacentar, para tranquilizarse en medio de todo ese inmenso mundo de emociones. Se trata pues no solo de un necesario descanso físico, sino también de una capacidad reflexiva, que lamentablemente hemos ido perdiendo. Porque cada vez menos son las veces que nos detenemos para reflexionar y meditar sobre la realidad”.

En otro momento, nuestro Pastor acotó: “A veces no logramos realizar perfectamente nuestros proyectos, porque surge lo imprevisto, lo urgente que modifica nuestros planes, y exige de parte de nosotros disponibilidad hacia las necesidades, no sólo nuestras, sino de las tareas que se nos confían. He aquí la importancia de detenernos para meditar, para lograr encontrarle sentido a la vida en este quehacer de cada día. Ustedes hoy se detienen para no sólo celebrar el paso del tiempo cronológico, sino para entenderse a sí mismos, para reflexionar en lo que implica ser miembro de esta importante Fuerza Aérea”.

Finalmente, Monseñor Guillermo exhortó: “Como lo hizo Jesús, los animo a ver, a tener compasión, y a enseñar. Porque la mirada de Jesús no es una mirada neutra, o peor, fría o alejada. Jesús mira siempre con los ojos del corazón, y su corazón es tan tierno y está tan lleno de compasión, que sabe acoger las necesidades de las personas que permanecen incluso escondidas. Además, su compasión no indica simplemente una reacción emotiva frente a una situación de malestar de la gente, sino que va más allá: es la actitud y la predisposición de Dios hacia el hombre y su historia. Jesús aparece como la preocupación y el cuidado de Dios por su pueblo. Queridos hijos de la Fuerza Aérea los ánimos a ser como Jesús, que se hizo don para los demás, convirtiéndose así en modelo de amor y de servicio para cada uno de nosotros”.

Nuestro Administrador Apostólico aprovechó esta ocasión, para rendir un merecido homenaje a la Ala Aérea N° 1, de nuestra Fuerza Aérea del Perú, compuesta por el Grupo N° 6 de Chiclayo, el Grupo N° 7 de Piura, el Grupo N° 11 de Talara, y el Destacamento de Tumbes, donde el espíritu de Quiñones sigue vivo, intacto, y presente en los miembros de su querida Institución, quienes siguiendo su ejemplo siguen haciendo grande a nuestra querida Fuerza Aérea.

Monseñor Guillermo los animó a que tengan la certeza de que el Señor Jesús, está siempre a su lado sosteniéndolos en su camino, especialmente cuando el cansancio y la incertidumbre se asoman. Él no nos abandona jamás, porque ¡Jesús, es el amigo que nunca falla! Finalmente, pidió a María Santísima, Nuestra Señora de Loreto, a quien tienen como su Madre y Patrona, los cuide durante sus vuelos y misiones, los proteja en el cumplimiento de su deber cotidiano, los mantenga fieles a su juramento y a sus ideales.

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