Homilías

ORACIÓN PATRIÓTICA CON OCASIÓN DEL 189º ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

  BASÍLICA CATEDRAL DE PIURA

Señor Don Pedro Antonio Valdivieso Palacios, Consejero Regional Encargado del Gobierno Regional Piura.

Señora Mónica Zapata de Castagnino, Alcaldesa Provincial de Piura.

Señor Ricardo Wacheng Morales, Alcalde de Castilla.

Señor Ramón Celi Soto, Gobernador de Piura.

Señor Doctor Marco Antonio Guerrero Castillo, Presidente de la Corte Superior de Justicia de Piura.

Señora Doctora Sofía Milla Meza, Presidenta de la Junta de Fiscales de Piura.

Señor Doctor César Orrego Azula, Jefe de la Defensoría del Pueblo.

Señor General de División Ejército Peruano, Jorge Agreda Vargas, Comandante General de la Región Militar del Norte y Comandante General del Comando Operacional del Norte.

Señor Mayor General Fuerza Aérea Peruana, Raúl Hoyos de Vinatea, Comandante General del Ala Aérea Nº 1.

Señor Contralmirante Armada Peruana, Pablo Monzón Zevallos, Comandante General de la Primera Zona Naval.

Señor Mayor General Policía Nacional del Perú, Mauro Arturo Medina Guimaraes, Director de la Primera Dirección Territorial Policial.

Señor General de Brigada Ejército Peruano, Augusto Vallenas Meza, Jefe de Estado Mayor de la Región militar del Norte.

Señor General de Brigada Ejército Peruano, Jorge Luis Chávez Tresta, Inspector General de la Región militar del Norte.

Dignas Autoridades Políticas, Diplomáticas, Universitarias, Civiles y Militares. Señoras y Señores.

Con profunda emoción patriótica nos reunimos esta mañana en la Basílica Catedral de Piura, para ofrecer esta Santa Misa por nuestra Patria, el Perú. Como lo hicieron nuestros antepasados hace 189 años, imploramos hoy la bendición de Dios y de Su Madre Santísima, sobre todos los peruanos.

Firme y Feliz por la Unión: El Perú es uno

En los últimos tiempos hemos sido testigos en el Perú de conflictos, protestas y reclamos con el doloroso e irreparable saldo de pérdidas de vidas humanas y la destrucción de bienes públicos y privados. De esta trágica realidad incluso nuestra querida Región Piura no se ha visto exenta. Estos conflictos brotan muchas veces de que perdemos de vista al Perú en su conjunto, que es uno e indivisible. Por ello con ocasión de este nuevo aniversario patrio, es preciso decir en voz alta una verdad de profundo sentido realista: el Perú es uno solo y es el Perú mestizo, “síntesis viviente” entre las herencias india, africana e hispana.

Nunca está de más recordar que el cristianismo católico estuvo en la base de dicha síntesis, por ello podemos decir que la “peruanidad” es una síntesis verdadera forjada por el espíritu católico, ciertamente no acabada, que debe afirmarse, completarse y superarse. Como lo viene haciendo desde hace cinco siglos, la Iglesia seguirá trabajando para que todos comprendamos mejor al Perú y lo amemos más, para que así nuestra Patria alcance su destino, su cenit.

El gran Historiador de la República, el Doctor Jorge Basadre Grohmann, solía decir: “nada más que el Perú y nada menos que el Perú”. Y explicando su máxima expresaba: “Nada más que el Perú: es decir, una visión de Patria estricta que no se extienda ni a España, ni a Francia, ni a Rusia ni Italia (es decir que no busque imitar lo de fuera)…Nada menos que el Perú, es decir una visión de Patria total, por encima de sentimentalismos o prejuicios de región, ciudad, raza, clase o partido” . Para nuestro gran historiador no es condenable la existencia de facetas o matices en el panorama general de la Patria, que es más bien motivo para una bella y fecunda complementariedad. Más bien para Basadre lo condenable es pretender exaltar algún matiz desconociendo otros de igual o de análogo valor entorpeciendo así la armonía y la unidad del conjunto. El encono o el desprecio entre región y región, entre raza y raza, entre clase y clase, abren heridas profundas en el alma del país que impiden su integración y desarrollo integral y terminan por desangrarlo.

Con sugestivas imágenes tomadas de nuestra geografía, naturaleza y costumbres, Basadre no sólo afirmaba la necesidad de la unidad, sino sobre todo la posibilidad de la misma entre todos los peruanos sin distinción, cuando manifiesta que en el Perú se da la armoniosa coexistencia de “la loma y la puna, del cóndor y del alcatraz, de la quinua y el algodón, del ichu y el amancay, de la papa y el algarrobo, del mate ayacuchano y el sombrero de Catacaos, de la chicha y el pisco, de la natilla y el picante, de las piedras del Cusco, la cortesanía de Lima y las revoluciones de Tacna heroica en el cautiverio aunque olvidada después de la incorporación” .

Nuestros próceres y héroes, se lanzaron a la arriesgada aventura de la Independencia con la esperanza de que viviendo libres cumplirían con su destino colectivo. Al declararse la Independencia, surgió un anhelo muy grande de concordia y comunión: “Firme y Feliz por la Unión”, dijo por eso el lema impreso en la moneda peruana.

Qué hermoso anhelo y que necesario mensaje para el Perú del siglo XXI: unidad y comunión. Todos desde nuestra propia realidad aportando juntos a la grandeza del Perú.

Todos formamos parte del Perú, sea el hombre de la costa, del ande o de la selva; el blanco, el mestizo, el amarillo y el negro; el civil y el militar. Si bien hay muchas formas de ser peruano, Perú sólo hay uno y todos nos debemos a Él y a trabajar por su grandeza. Para ello se hace preciso vencer nuestros egoísmos e intereses de región, partido o grupo así como nuestras visiones localistas y reductivas de la Patria. Hoy se hace urgente un “suplemento de patriotismo” que nos lleve a descubrirnos y sentirnos pertenecientes a un mundo mucho mayor que es la nación peruana. Patriotismo que es concebir a la Patria como un bien común de todos los ciudadanos y, como tal, también un gran deber y una responsabilidad de todos, que nos demanda trabajar con sacrificio y entrega generosa por el bien superior del Perú.

El “querer existencial nacional”

Junto con esta necesidad de unidad brota otra: vivir y transmitir lo que Basadre denominaba acertadamente el “querer existencial nacional”, que consiste en tener cariño, satisfacción y fe en el Perú así como en nuestra condición de peruanos. Este “querer” consiste en amar al Perú así como se ama a la propia familia. Tal vez porque este “querer existencial nacional” no ha sido demasiado fuerte en la historia del Perú tuvimos horas de infortunio en el pasado. Nada se podrá hacer a fondo si al país no le conmueve la conciencia de sí, si no afirma en esta hora su “querer existencial nacional”.

Para ello hay que desterrar de nuestras vidas el pesimismo, el derrotismo y el complejo de inferioridad que tanto daño nos han hecho en el pasado y que continuamente nos asaltan en nuestra vida nacional. Igualmente hay que excluir de nuestras vidas la mentira, el insulto, la adulación, la improvisación, lo sensacionalista, la indiferencia y la falta de solidaridad.

De otro lado no hay que caer fácilmente en el triunfalismo. Son aún muchos los desafíos que tiene el Perú de hoy por delante: la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, el terrorismo, la delincuencia, el crimen organizado, la pobreza, el desempleo, la mejora de la calidad de la educación, el fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas, el desterrar la violencia que sufren los más débiles de la sociedad, especialmente las mujeres y los niños, entre otros problemas.

Un objetivo nacional: la formación de peruanos virtuosos

Para efectivamente desterrar estas y otras lacras de nuestra vida nacional, el Perú requiere hombres y mujeres virtuosos en todos los niveles de la sociedad que no anden en componendas y arreglos con el mal y que busquen la verdad, el bien y vivan el amor. La persona virtuosa vive en la verdad y la verdad garantiza la libertad, la justicia y el respeto por la dignidad de la persona humana. La persona virtuosa se esfuerza en realizar el bien no solo para sí misma sino también para los demás. La persona virtuosa vive el amor y por eso es solidaria, servicial, abnegada y sacrificada.

Hoy necesitamos políticos, magistrados, funcionarios públicos, militares, policías, empresarios, profesionales, trabajadores y clérigos virtuosos. La grandeza de una Nación se mide en primer lugar por sus fuerzas espirituales. El desarrollo material y económico del país si bien es necesario, no puede ser la única meta.

Sin virtudes, sin ética, sin compromiso y coherencia, no es posible que el tejido social del Perú mejore y se recomponga. El problema central del Perú de hoy es la formación de peruanos virtuosos, sobre todo sus gobernantes, autoridades y líderes. Éste debe de ser el gran objetivo nacional.

Más aún desde nuestra fe cristiana podemos afirmar que lo que se requiere de todos nosotros es un verdadero esfuerzo por la santidad que implica tener la valentía de asumir al Señor Jesús, el hombre nuevo y perfecto, como la medida de todo y sacar de Él la fuerza y la luz para comprometerse totalmente en la construcción de una sociedad donde resplandezcan por fin las Bienaventuranzas del Reino.

Mi invocación para que cada cual asuma sus deberes con un alto sentido de compromiso ya que mañana cada uno de nosotros, especialmente los que ejercemos alguna autoridad, sea política, militar o religiosa, tendremos que dar cuenta a Dios de nuestras acciones, es decir si ellas estuvieron encaminadas a procurar el bien común, especialmente de los más pobres y necesitados, o más bien a satisfacer las propias apetencias de tener, poder y placer.

Hermanos: tengamos confianza en el Perú. En este Perú que ha conocido la primacía continental en la época incaica y virreinal; en cuyas tierras se selló no sólo su propia Independencia sino la Independencia de América del Sur. Tengamos confianza en el Perú que ha conocido la crisis económica en varias etapas de su historia, la catástrofe bélica, la mutilación territorial, el flagelo del terrorismo, la corrupción y otras desgracias incluso de la naturaleza, y a pesar de todo ello ha sabido reponerse de la adversidad mostrando una capacidad para resistir y para sobrevivir frente a todas esas tendencias disolventes, manteniendo una personalidad propia inconfundible, e intactas sus posibilidades de un futuro brillante. Tengamos confianza en el Perú que ha llegado a producir el heroísmo de Grau, Bolognesi y Quiñones, de Mariano Santos y Alipio Ponce, así como la santidad de Rosa de Lima y Martín de Porres, y cuyas crisis y caídas sólo abarcan breves intervalos de su historia.

De cara a las elecciones municipales y regionales

El presente año y el próximo estarán marcados por varios procesos electorales de gran importancia para el Perú. Por ello quisiera volver a invocar a que las campañas políticas se realicen con altura y al nivel del respetuoso debate de las ideas y con programas realistas y viables, donde la defensa y promoción de la familia, célula primaria y vital de la sociedad, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, y la defensa de la vida desde la concepción hasta su fin natural, sea una prioridad.

Desterremos los insultos, la manipulación y la mentira en las propuestas como instrumento para atraer votos. No hay nada peor que dar escándalo a través de enfrentamientos verbales y del ofrecimiento fácil de soluciones a problema complejos que con el tiempo se convierten en promesas incumplidas que generan frustración y rabia en la población.

Exhorto a los candidatos y a los líderes políticos a que con su conducta ejemplar contribuyan a fortalecer la confianza en la democracia y el respeto al estado de derecho, y al mismo tiempo ayuden a los ciudadanos a participar adecuada y correctamente en el proceso electoral.

A los candidatos a las elecciones regionales y municipales quiero recordarles que lo político es una virtud, una virtud que no está ligada al poder sino al amor.

El deseo de servir a la persona humana y a la comunidad y no servirse de ellas, es lo que debe hacer que el hombre aspire a la responsabilidad política. Una acción política sin valores morales, en especial el del servicio, nos hunde irremediablemente en la mentira y la corrupción. La actividad política encuentra su propio sentido en la solicitud por el bien de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios. Mi esperanza es que las autoridades que resulten elegidas trabajen por forjar una sociedad caracterizada por el compartir, la solidaridad y el amor fraternal, por el respeto de todos los derechos de la persona humana y la verdadera justicia e igualdad como fundamentos del bien común.

En defensa de la vida por nacer

Asimismo mí llamado a las autoridades que resulten elegidas a que trabajen por el respeto a la vida humana desde el instante mismo de la concepción y a través de todas las etapas de su progresivo desarrollo. Veo con suma preocupación como se quiere legalizar en el Perú el crimen abominable del aborto a través de la distribución de la “píldora del día siguiente” y de la promulgación desde el Ministerio de Salud de un mal llamado “protocolo de aborto terapéutico”.

En el caso de la “píldora” se quiere burlar y desobedecer con argucias pseudo legales una sentencia del Tribunal Constitucional, que es nuestro máximo órgano de control constitucional e intérprete supremo del orden jurídico; y en el caso del “protocolo de aborto terapéutico”, se pretende violar nuestro orden constitucional y legal vigente que protege la vida desde la concepción. Para la Iglesia nada de lo humano le es ajeno, por ello, ella no callará en su misión de defender la vida, especialmente cuando se trata del concebido no nacido que es el más indefenso y pequeño integrante de la familia peruana.

Sólo el respeto a la vida desde la concepción hasta su fin natural, garantiza una sociedad verdaderamente digna de la persona humana.

El Congreso Eucarístico y Mariano de Piura

Al concluir estas reflexiones renovemos nuestra fe en el Perú y en su futuro de cara a la gran celebración del Bicentenario de nuestra Independencia. Asimismo los invito a todos a participar en las celebraciones del Congreso Eucarístico y Mariano de Piura, a realizarse del 12 al 15 de agosto próximo y que contará con la presencia de las tres más importantes imágenes religiosas de nuestra Región que manifiestan el alma cristiana y católica de nuestro pueblo: el Señor de la Buena Muerte de Chocán, el Señor Cautivo Peregrino de Ayabaca y la imagen preciosa de Nuestra Señora de las Mercedes de Paita, a quien llenos de ternura filial llamamos cariñosamente “Mamita Meche”.

No olvidemos que en Piura y Tumbes se implantó por vez primera la Cruz reconciliadora y se elevó la Hostia Consagrada en la primera Misa celebrada en el Perú. Asimismo desde aquí se irradió a todo el Perú la Buena Nueva del Evangelio en la gesta de la Evangelización Constituyente.

El Congreso Eucarístico será una maravillosa ocasión que la Providencia Divina nos pone por delante para que descubriendo nuestras profundas raíces cristianas comprendamos que sólo en torno a Cristo, Señor de la Historia, será posible construir una nueva Piura, un nuevo Perú. Igualmente que el Congreso Eucarístico y Mariano de Piura sea una hermosa oportunidad para ir al encuentro de Cristo, para recibirle en la comunión sacramental pero recordando que comulgar con Él nos exige comulgar entre nosotros, es decir nos exige acogernos, perdonarnos y amarnos.

No dejemos que se apodere de nosotros la polilla del resentimiento, sino abramos el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, de la comprensión, de la posible aceptación de sus excusas, del generoso ofrecimiento de las propias.

Confiamos a María Santísima, nuestra Madre todas nuestras intenciones, sueños y proyectos: “Nuestra Señora de las Mercedes, Madre y Reina nuestra, recordando con gratitud tu protección maternal, te encomendamos al Perú, las transformaciones sociales, económicas y políticas, que se producen en él. Que el deseo del bien común supere el egoísmo y las divisiones. Que todos los que prestan un servicio público o aspiran a el, vean en ti a la humilde sierva del Señor y aprendan a servir y a reconocer las necesidades de sus compatriotas, como hiciste tú en Caná de Galilea, para que el Perú se convierta en una nación donde reinen el amor, la verdad, la justicia y la paz. San Miguel Arcángel, patrono de Piura, ruega por nosotros”.

 

San Miguel de Piura, 28 de julio de 2010

Fiesta de Nuestra Señora de la Paz

 

1 Jorge Basadre Grohmann, Meditaciones sobre el Destino Histórico del Perú, p. 129.

2 Lug. cit., pp. 73-74.

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