Homilías

HOMILÍA CON OCASIÓN DEL 193º ANIVERSARIO DEL GRITO LIBERTARIO DE PIURA

Muy queridos hermanos y hermanas en el Señor Jesús, nuestro Salvador:

Como lo hicieron nuestros antepasados, nos reunimos esta mañana en esta histórica iglesia de San Francisco de Asís, para rendir solemne homenaje a los próceres piuranos que un día como hoy hace 193 años, proclamaron y juraron la independencia. Vienen a nuestra mente y corazón, con admiración y gratitud, los nombres de Miguel Jerónimo Seminario y Jaime, Manuel del Valle, Pedro León y Valdez, Miguel y Tomás Arellano, Buenaventura Raygada y José Manuel López, entre otros. A ellos se sumó de manera unánime el pueblo de Piura que, en esta misma iglesia que hoy nos acoge, y bajo el repique de sus campanas, reafirmó sin la necesidad de derramamiento alguno de sangre, el principio de la libre determinación de los pueblos como fuente de soberanía.

El poder como servicio

Pero esta mañana, también nos reunimos las autoridades políticas, civiles, militares y eclesiásticas de la Región, para renovar nuestro compromiso con Piura y con todo el Perú. Inspirados en el ejemplo de nuestros próceres y de tantos piuranos y piuranas que a lo largo de casi dos siglos de independencia han dado lo mejor de sí para el desarrollo integral de nuestra región y país, hoy estamos aquí para reafirmar nuestra entrega y convencimiento de que el verdadero “poder es el servicio”.

Como bien nos enseña el Papa Francisco, “el servicio no es un mero compromiso ético, ni un voluntariado de ocio sobrante, ni un postulado utópico. Puesto que nuestra vida es un don, servir es ser fieles a lo que somos; se trata de esa íntima capacidad de dar lo que se es, de amar hasta el extremo de los propios límites, o como nos enseñaba la Madre Teresa de Calcuta, servir es «amar hasta que duela». El servicio alcanza a toda autoridad tanto eclesial como política, ya que saca a la luz el verdadero sentido del poder. El poder es servicio”.1

La razón de ser de la política es el servicio a la persona humana y su dignidad. La actividad política encuentra su pleno sentido y decencia en la solicitud por el bien del hombre, que es un bien de naturaleza ética con sus exigencias trascendentes y eternas. Sólo cuando la política se empeña en el servicio a la persona humana y en trabajar por el bien común, ella va consiguiendo que la vida social se vuelva digna y justa y por tanto un lugar conveniente para la convivencia humana. Por ello los invito a redoblar nuestros esfuerzos por vivir el servicio a lo largo de todo el nuevo año que como regalo del amor de Dios hemos comenzado a vivir.

Hago un llamado a nuestras actuales autoridades a que en este último año de su gestión, y sin el ánimo de limitar el legítimo derecho que les asiste de postular a una eventual reelección, se esfuercen primero, según el máximo de sus posibilidades y capacidades, en llevar adelante los planes y obras que llenos de ilusión los movieron hace cuatro años atrás a postular a los cargos de servicio que hoy ostentan.

Somos comprensivos y entendemos que por diversos factores algunos de esos planes y proyectos no se han podido ejecutar de modo alguno y otros tan sólo parcialmente, pero estamos seguros que con la buena voluntad de todos, gobernantes y gobernados, se podrán poner por obra y hacer realidad, para así consolidar el crecimiento y el desarrollo integral de nuestra querida Piura y desde Piura contribuir al engrandecimiento de la Patria.

Hacia una “cultura del encuentro” en Piura

Para tal fin, hago un llamado a todos los piuranos y piuranas, a que fomentemos a lo largo del 2014 una auténtica “cultura del encuentro y de la cooperación”, donde gobernantes y gobernados hagamos que Piura sea un “hogar para todos”. Eso lo lograremos sólo si los piuranos nos unimos en mente, corazón y acción, así como hace 193 años atrás, nuestros mayores se unieron para darnos la libertad.

Para ello es fundamental dejar de lado nuestros intereses de grupo o de partido y trabajar por el bien común. Para la vida socio-política, las “actitudes sectarias” son nefastas porque ellas separan, dividen y enfrentan. Pero más todavía, para ello será fundamental que los piuranos dejemos de lado el corrosivo individualismo que poco a poco va extendiendo sus tentáculos sobre nosotros. El individualismo oscurece la dimensión relacional del hombre y lo conduce a encerrarse en su pequeño mundo propio, a satisfacer ante todo sus propias necesidades y deseos, preocupándose poco de los demás.

El primer paso para dar vida a una Piura más humana y divina, es redescubrir y potenciar la relacionalidad como elemento constitutivo de la propia existencia. El hombre es un ser llamado a vivir en relación, tanto con los demás como con Dios. Para forjar una “cultura del encuentro” y así alcanzar una “nueva convivencia social”, tenemos que redescubrirnos como “pueblo”, es decir que cada uno de nosotros está unido a los demás por una geografía, una historia, una fe, una cultura, un destino y un proyecto comunes.

Para forjar una “cultura del encuentro” se hace necesario el ejercicio del diálogo que es la vía más humana de comunicación. Hay que instaurar en todos los ámbitos, espacios de diálogo, pero de un diálogo serio que busque la verdad y el bien, y no de un diálogo meramente formal o distractivo donde de lo que se trata es de ganar tiempo y de imponer la propia posición porque no se está dispuesto a renunciar a nada y menos aún abrirse a las exigencias de la justicia y del bien común. El verdadero diálogo destruye los prejuicios y construye en función de la búsqueda común de la verdad y del bien auténtico y necesario. El diálogo verdadero conlleva un intento de interacción de voluntades en pro de un trabajo en conjunto y de un proyecto compartido en beneficio de todos, especialmente de los más pobres y necesitados.

No permitir la corrupción

Con frecuencia en nuestras conversaciones, reuniones y en los medios de comunicación, aparece casi constantemente el tema de la corrupción, como una de las más dolorosas y habituales realidades de nuestra vida.

La corrupción produce un gran daño social y es como un cáncer que infesta y contamina todos los sectores de la vida social. Ella no se puede atribuir sólo a los políticos o funcionarios sino también a los ciudadanos. Pero como enseña el Papa Francisco, venga de donde venga, la corrupción es un pecado grave y una pendiente resbaladiza en que la gente podrida se hunde cada vez más, porque es como una droga. El corrupto no conoce lo que es la fraternidad, la justicia o la amistad, sino sólo la complicidad, ya que busca siempre implicar a otros en su propia corrupción1. La corrupción como mal, es particularmente difusiva; y añade el Papa: “Quien lleva a casa dinero ganado con la corrupción da de comer a sus hijos pan sucio”.2 La corrupción consiste en no ganar el pan con dignidad.

Por ello hago un llamado para que en este año 2014 reforcemos la moral pública en todos los niveles, para que comprendamos que la dignidad viene del trabajo digno, del trabajo honesto, del trabajo de cada día, y no de estos caminos más fáciles que al final lo arrebatan todo. Más que perdonada, la corrupción debe ser curada, y se la cura con la honestidad y la probidad, la cual comienza en la familia, ya que los padres son los primeros en inculcar con su palabra y ejemplo el modo en que tenemos que comportarnos en la sociedad. A la corrupción se la erradica también con la conducta sobria, con el espíritu de servicio y con el manejo transparente de los recursos de quienes detentan cualquier tipo de poder, sea éste político, civil, militar o eclesiástico.

Urge hoy una formación moral de la persona fundada en principios firmes y sólidos como la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad, la subsidiariedad, la opción preferencial por los pobres, y el destino universal de los bienes. Cuando esta formación se da tanto en la familia como en la escuela, surgen ciudadanos que se constituyen en factores vivos de moral y de ética social que oxigenan y tonifican la vida de la sociedad. La formación cristiana coadyuva a lograr este fin de manera decisiva.

2014: Año de elecciones

El año 2014 será un año electoral. Tendremos elecciones regionales y de gobiernos municipales en todo el Perú, que serán las primicias de las elecciones generales a tenerse en el año 2016. Desde ya hago un llamado a que la campaña electoral de este año se realice con altura es decir sin insultos, agresiones y violencia. Que los debates se realicen a nivel de las ideas y de los programas; programas que queremos que sean realistas y no demagógicos, que ofrezcan lo que en verdad se puede realizar y cumplir, y que atienda a las verdaderas necesidades de la población.

Asimismo les pedimos a los candidatos, que fijen claramente sus posiciones sobre aquellos principios no negociables que son la base del derecho natural y por tanto comunes a todo ser humano, independientemente de sus creencias religiosas y políticas. Estos principios son los siguientes:

1. La defensa de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.

2. La defensa de la familia natural, que es la unión voluntaria, cimentada en el amor, de un hombre y una mujer, abiertos a la vida y al cuidado y educación de sus hijos.

3. La defensa del derecho de los padres a decidir libremente la mejor educación para sus hijos. Son ellos -no el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores- los titulares de ese derecho.

4. Y la promoción del bien común, ya que el Estado ha de estar al servicio de los ciudadanos y no los ciudadanos al servicio de una minoría política o económica.

Los cristiano católicos, no podemos por coherencia, colaborar con partidos políticos o candidatos que no respeten y defiendan de forma inequívoca estos principios, aunque, dejando a salvo estos valores no negociables, cada candidato y elector es libre de adoptar la actitud política que desee y de secundar las iniciativas públicas que considere más convenientes, en ejercicio de su libertad inalienable.

Ante el inminente fallo de La Haya

Finalmente no puedo dejar de mencionar que el próximo lunes 27 de enero, la Corte Internacional de Justicia de La Haya, hará pública su trascendental sentencia en la controversia limítrofe marítima entre el Perú y Chile, la cual debe encontrarnos a todos los peruanos sin excepción monolíticamente unidos.

Lo que la Corte dictamine tendrá carácter de inapelable y demarcará de forma definitiva la frontera marítima entre nuestros dos países. Confiamos que la Corte Internacional nos dé la razón, porque los argumentos de la posición peruana son jurídicamente muy sólidos. Tanto el Perú como Chile se han comprometido a respetar la sentencia del tribunal internacional, por lo que tenemos la esperanza de que una vez resuelta esta controversia, el Perú y Chile fortalecerán sus lazos de integración, paz y amistad. Recemos estos días ferviente e insistentemente para que ello sea así.

Con el deseo de un Año Nuevo lleno de las bendiciones del Señor, pido a María Santísima, que es para nosotros Nuestra Señora de las Mercedes, nuestra querida “Mamita Meche”, que cubra a su amada Piura con su manto maternal y nos guíe y auxilie en las luchas y desafíos que tendremos que enfrentar a lo largo del año 2014. Que Ella nos ayude a comprender que la fraternidad, “exige que el prójimo sea amado no sólo como un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino como la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo, como un hermano”.4 Sólo así encontraremos caminos auténticos de reconciliación, de justicia social y de desarrollo integral. Amén.

San Miguel de Piura, 04 de enero de 2014

 

 

1 Jorge Mario Card. Bergoglio, Homilía con ocasión de la Independencia, 25-V-2001.

2 Jorge Mario Card. Bergoglio, Corrupción y Pecado, Ed. Claretiana, 2013.

3 S.S. Francisco, Homilía el pan sucio de la corrupción”, 11-XI-2013.

4 S.S. Francisco, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de la Paz 2014, n. 4.

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