CARTA DEL ARZOBISPO METROPOLITANO DE PIURA CON OCASIÓN DEL CONGRESO EUCARÍSTICO Y MARIANO
Carta del Arzobispo Metropolitano a toda la Iglesia Arquidiocesana de Piura y Tumbes con ocasión del próximo Congreso Eucarístico y Mariano de Piura
(Para leer en todas las Misas del Domingo XIX del Tiempo Ordinario 08 de agosto de 2010)
Muy queridos hermanos y hermanas en Jesús, el Pan Vivo bajado del cielo:
Con enorme gozo les dirijo esta Carta al concluir la Semana Eucarística en nuestras Comunidades, la cual nos ha preparado en un espíritu de recogimiento y adoración, a la gran celebración del Congreso Eucarístico y Mariano, a realizarse del próximo jueves 12 al domingo 15 de agosto en el Estadio Miguel Grau de Piura.
El Congreso Eucarístico y Mariano es una hermosa ocasión para profundizar con intensidad en el misterio eucarístico para que así vivamos en toda su riqueza la centralidad de este Sacramento, ya que la Iglesia vive del Cristo Eucarístico, de Él se alimenta y por Él es iluminada.
Que el Congreso Eucarístico y Mariano de Piura avive en nosotros el “asombro eucarístico” que nos lleve contemplar con especial gratitud, fe y amor, el don más precioso que la Iglesia tiene en su peregrinar por la historia: la Eucaristía; y así la redescubramos y celebremos como sacrificio, acción de gracias, sacramento de la presencia real de Cristo, banquete pascual, vínculo de unidad, fuente de caridad fraterna y prenda de la gloria futura.
A lo largo de sus diversos días y celebraciones, el Señor nos invita a revivir de algún modo la experiencia de los dos discípulos de Emaús: “entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron” (Lc 24, 31), ya que en la Eucaristía, el Señor Jesús, nuestro Salvador encarnado en el seno de Santa María Virgen, continúa ofreciéndose a la humanidad como fuente de vida divina.
¡Misterio de la fe, Misterio grande, Misterio de misericordia! La Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor “más grande”, aquél que impulsa a “dar la vida por los propios amigos” (ver Jn 15, 13). En efecto, Jesús “nos amó hasta el extremo” (ver Jn 13, 1) y perpetuó este amor en la Eucaristía que cada Santa Misa celebra.
Que estos días jubilares que viviremos juntos como Iglesia, nos lleven a creer más en la Eucaristía, a celebrarla con más piedad y reverencia, y a dar a nuestra vida cristiana una forma eucarística que nos conduzca a vivir la reconciliación fraterna y a reconocer al Señor en los hermanos, particularmente en los más necesitados, en los que más sufren, en los pobres, para compartir con ellos el pan de la Palabra y el pan material, y así saciar su hambre de Dios y su hambre de justicia.
Junto con las veneradas imágenes del Señor de la Buena Muerte de Chocán y el Señor Cautivo Peregrino de Ayabaca, nos acompañará también la imagen preciosa de Nuestra Señora de las Mercedes de Paita, quien hace cincuenta años fuera coronada pontificiamente.
Estas dos “maravillas” han de llevarnos, por una parte, a unirnos en perenne acción de gracias con la Iglesia entera y, por otra, a comprometernos como cristianos en la apremiante tarea de la nueva evangelización, para que nadie quede privado de estos dones de Dios que sólo pueden ser acogidos mediante la fe y en la comunión con la vida de la Iglesia.
Que “Mamita Meche”, nos enseñe hoy y siempre a acercarnos al misterio eucarístico con fe, con pureza de corazón, con reverencia, con amor. Ella la “Mujer Eucarística” nos invita y enseña a contemplar el misterio de la presencia y del sacrificio de Cristo con los mismos sentimientos de adoración y de acción de gracias con que Ella contemplaba el misterio de su Hijo.
Queridos Hermanos: participemos entusiasta, multitudinaria y alegremente en cada una de las actividades del Congreso Eucarístico y Mariano, que han sido enriquecidas con el don de la Indulgencia Plenaria por el Santo Padre Benedicto XVI; así como en la gran procesión eucarística del domingo 15 de agosto que seguirá a la Solemne Misa de Clausura, la cual recorrerá las principales calles de la Ciudad de Piura. Mi invitación especial a las familias y a los jóvenes a unirse a esta gran fiesta de fe.
Somos un pueblo eminentemente cristiano y católico, amante de la Eucaristía y de la Virgen María. Es hora, que como lo hicieron nuestros mayores hace cincuenta años, los piuranos y tumbesinos demos testimonio de ello una vez más.
Que de nuestro encuentro con Jesús Eucaristía, bajo la guía de Santa María, saquemos renovadas fuerzas para el anuncio cristiano y así construyamos de una vez por todas la ansiada Civilización del Amor. Tengo la más plena seguridad que el Señor derramará muchas bendiciones y gracias sobre cada uno de nosotros y sobre nuestra querida Arquidiócesis.
Con mi afectuosa bendición pastoral,
San Miguel de Piura, 04 de agosto de 2010
Memoria Obligatoria de San Juan María Vianney,
Patrono de los Sacerdotes