ORACIÓN PATRIÓTICA CON OCASIÓN DEL LXXXII ANIVERSARIO DE LA INMOLACIÓN DEL CAPITÁN FAP. JOSÉ ABELARDO QUIÑONES GONZALES
LXXXII ANIVERSARIO DE LA INMOLACIÓN DEL CAP. FAP. JOSÉ ABELARDO QUIÑONES GONZALES
Esta mañana, nos reunimos para ofrecer la Santa Misa por nuestra Fuerza Aérea, al celebrarse el próximo domingo 23 de julio, el “Día de la Aviación del Perú”, con ocasión del 82° aniversario del heroico sacrificio del Capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales, quien entregara su vida en defensa de la Patria, durante el conflicto limítrofe que el Perú sostuvo con el Ecuador el año 1941.
En reconocimiento a su inmolación, la Nación lo ha declarado “Héroe Nacional del Perú”,[1] le ha conferido, en forma póstuma, el grado de “Gran General del Aire”[2], y ha declarado el espacio aéreo peruano, como “Cielo de Quiñones”.[3]
En esta oportunidad, queremos resaltar la reciente decisión del Congreso de la República, de haber establecido como feriado nacional, el día 23 de julio de cada año, en conmemoración de la heroicidad del Capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales.[4]
Un pueblo que enaltece a sus héroes, es un pueblo que manifiesta su profunda gratitud por el sacrificio de sus mejores hijos, reconociendo en ellos la encarnación viva de las virtudes humanas y cristianas más excelsas y excepcionales. Nuestros héroes brillan ante nuestros ojos, como el ejemplo a seguir para construir el Perú justo y reconciliado que todos anhelamos, y Quiñones, fue sin lugar a dudas la personificación del heroísmo en las horas en que la Patria así se lo demandó. Quiñones nos ha dejado un extraordinario ejemplo de amor por el Perú. Para él, la defensa de la Patria no tiene límites ni admite excusas, excelsa y necesaria lección en estos momentos en que vemos con dolor, como algunos ven al Perú como un botín apetecible para llenarse los bolsillos, o para imponernos sus agendas ideológicas, importadas desde el exterior, por foros, grupos, y ONG ’s, con el abominable fin de extinguir la llama viva de nuestra peruanidad, es decir, borrar nuestra identidad nacional. ¡Quiñones jamás lo permitiría!
La sorprendente personalidad de Quiñones
Quienes conocieron a Quiñones nos han transmitido una descripción muy completa de su sorprendente e impresionante personalidad. Era una persona llena de vitalidad, un oficial alegre, extrovertido y muy querido por todos, portador de un carisma jovial y bromista. Quiñones era noble y leal con sus amigos, hijo respetuoso y amoroso con sus padres, un buen deportista y un mejor estudiante, por ello se graduó en el primer puesto de su promoción, en la especialidad de piloto de caza, recibiendo el “Ala de Oro” de la Fuerza Aérea.
Él amaba entrañablemente al Perú, con su historia y tradiciones. Era valiente e intrépido. Quienes lo conocieron, afirman que solía hacer todas las cosas con la mayor perfección posible, es decir, según el máximo de sus capacidades y posibilidades.
Su alto sentido del deber, su compromiso y ardor por la misión, se ponen de manifiesto cuando en su artículo “Caza de Alerta”, publicado en la revista “Aviación”, en su edición del mes de septiembre de 1939, escribe en el último párrafo: “El piloto de caza tiene el deber de llegar hasta el sacrificio antes que pase un solo avión de bombardeo”. Asimismo, antes de su inmolación había afirmado: “Todo ser humano tiene en el camino su pedestal de héroe, el mérito consiste en que llegado el momento, tenga el coraje suficiente para subirse a él”.
Quiñones era además una persona muy madura y resuelta. Como anécdotas que confirman esto último, podemos decir que, a los doce años de edad, cuando cursaba estudios en el Colegio San José, de su natal Chiclayo, y alentado por su profesor de origen alemán, Karl Weiss, él decide que su vocación será la aviación. Desde ese momento, nada ni nadie lo hará cambiar de opinión ni lo desviará de sus sueños e ideales. Asimismo, algunos compañeros suyos de la Escuela de Aviación, relatan que un día un profesor advertía que el Cuerpo Aeronáutico del Perú (CAP), nombre que ostentaba nuestra Fuerza Aérea en ese momento, carecía de un héroe nacional, por lo que el entonces cadete Quiñones, se levantó de su asiento y con voz enérgica dijo: “Presente”.
Quiñones, es el joven que se traza grandes metas e ideales, que sueña con ir “Arriba siempre Arriba, hasta alcanzar la gloria”, ya que quiere darlo todo por su país, porque para él, el Perú, siempre debía estar primero. Con sólo 27 años de edad, Quiñones nos dio un claro ejemplo de patriotismo, valentía, desprendimiento, y entrega por nuestra Patria. Qué ejemplo para nuestra juventud de hoy, tan tentada por una anticultura del egoísmo y el individualismo, del conformismo y de la mediocridad, del olvido del amor por el Perú.
Su cita con la Historia: Quebrada Seca
Ya varios meses antes de su inmolación, el 23 de julio de 1941, nuestro héroe venía cumpliendo riesgosas misiones que nos hablan de su arrojo y valor. En efecto, en un reporte del Comando del Primer Grupo Aéreo, de fecha Chiclayo 08 de enero de 1941, se da cuenta que el Alférez de Aeronáutica José Quiñones Gonzales, avistó y persiguió a un trimotor Junker de bandera ecuatoriana a la altura del pueblo peruano de Zarumilla.
Otra de las arriesgadas misiones que nuestro Héroe realizó, tuvo lugar el 02 de julio de 1941, en la que, a pesar del nutrido fuego antiaéreo, Quiñones, quien viajaba como observador en un vuelo comandado por el teniente Francisco García Romero, logró tomar valiosas fotografías, y realizar importantes observaciones de posiciones militares enemigas, las cuales fueron de gran utilidad para el ulterior triunfo peruano en el Conflicto del Año 1941.
Pero nuestro Héroe, presentía que el momento de su sacrificio estaba cercano, que el “pedestal de héroe” estaba a su alcance. Por ello, estando destacado en Tumbes, en plena guerra con el Ecuador, el joven de apenas 27 años, quien había recibido la orden de trasladarse a Chiclayo, le escribe el 13 de julio, al teniente coronel Manuel A. Odría, Jefe de Estado Mayor, solicitándole reconsiderar la decisión, pues quiere quedarse y defender a su país. Quiñones concluye su carta con las siguientes conmovedoras palabras que rebozan patriotismo: “Rogándole disculpe la forma de dirigirme a usted y esperando que interprete el deseo ardiente de un oficial subalterno de servir a su Patria, despídome respetuosamente”. La solicitud es aceptada y diez días después, muere entregando su vida por el Perú, al que tanto amó.
De la heroicidad de Quiñones no hay duda alguna. Así lo atestiguan todos sus compañeros de la 41ª Escuadrilla, integrante del XXI Escuadrón de Caza, quienes volaron con él aquel histórico 23 de julio con el fin de silenciar el puesto ecuatoriano de Quebrada Seca. Además de Quiñones, la escuadrilla estaba conformada por el teniente comandante CAP Antonio Alberti Bonino, que era su comandante, el teniente CAP Fernando Paraud Dubreil, y el alférez CAP Manuel Rivera López Aliaga, todos al mando de aviones caza North American NA-50, conocidos como “Toritos”, que tenían la característica de ser monoplazas monomotores de ala baja. Quiñones había bautizado al suyo con el nombre de “Pantera”, felino que se caracteriza por su elegancia, buena visión, sigilo, agilidad, y gran destreza para la caza.
El testimonio del Alférez Rivera será definitivo para confirmar la heroicidad de Quiñones, cuando en su parte oficial señale que, cuando el avión de nuestro Héroe fue alcanzado por las baterías antiaéreas enemigas, “lógicamente él debía saltar porque era paracaidista, pues había hecho varias veces saltos en maniobras y sabía hacerlo muy bien; pero, en esta ocasión no lo hizo y prefiere, quemándose, enderezar su avión y estrellarlo contra las baterías enemigas. Tengan en cuenta, -concluye Rivera- de que yo me encuentro volando metros atrás de su avión, así es que me he dado cuenta perfecta de toda la maniobra”.
Al ofrendar plena y conscientemente su vida por la Patria, la heroica acción del Capitán Quiñones fue más allá del cumplimiento del deber militar en el campo de batalla. Por ello, todo el pueblo peruano debe estar siempre agradecido de su sacrificio. Podemos afirmar que el suyo, es el sacrificio en el cumplimiento del deber por amor al Perú. Por eso, hoy honramos su memoria, y los miembros de su Fuerza Aérea, lo contemplan como su modelo acabado y perfecto a seguir, que inspira sus conductas de vida, sea como oficial, como subalterno, miembro de tropa, o personal civil.
Reconocimiento a la Ala Aérea N° 1
Quisiera aprovechar esta ocasión, para rendir un merecido homenaje a la Ala Aérea N° 1, de nuestra Fuerza Aérea del Perú, compuesta por el Grupo N° 6 de Chiclayo, el Grupo N° 7 de Piura, el Grupo N° 11 de Talara, y el Destacamento de Tumbes, por su excelente y profesional participación en las acciones de emergencia con ocasión del Fenómeno del Niño Costero de este año.
Asimismo, mi homenaje y reconocimiento, al Grupo Aéreo N° 3 de Lima, quien nos apoyó en la reciente emergencia con tripulaciones y helicópteros, sin los cuales no hubiera sido posible el traslado de ayuda a los damnificados, ni haber realizado un sinfín de vuelos de reconocimiento, así como evacuaciones aeromédicas que han salvado las vidas de muchos piuranos.
En mis visitas al Grupo Aéreo N° 7, y en los ocho vuelos de apoyo que generosamente la Fuerza Aérea concedió al Arzobispado de Piura, para llevar ayuda a los lugares más alejados, aislados, y necesitados de nuestra Región, pude constatar que el espíritu de Quiñones sigue vivo, intacto, y presente en los miembros de su querida Institución. Nuestro Héroe, desde la Gloria, puede sentir la satisfacción de ver que su sacrificio no fue en vano, sino que, más bien, su ejemplo ha calado hondo, y ha dado abundante fruto en su querida Fuerza Aérea.
Es la hora de recuperar el poderío aeroespacial
Desde aquí invoco una vez más al Supremo Gobierno, a que tome las decisiones prontas, adecuadas y eficaces, que le permitan a nuestra Fuerza Aérea recuperar el poderío aeroespacial que siempre la ha distinguido como una de las mejores del Continente. Se hace urgente el reemplazo y la renovación de sus aviones de combate y de transporte, de su flota de helicópteros, así como mejorar su equipamiento y sus bases aéreas.
Sólo así, nuestra Fuerza Aérea, “la Fuerza de todos los peruanos”, podrá hoy, así como ayer, estar lista para poder cumplir con su principal misión, cual es, la defensa nacional, y además cooperar en el orden interno, el desarrollo socioeconómico del país, y en la gestión de desastres.
Sin lugar a dudas todo ello debe complementarse con el necesario reforzamiento del nivel académico, y la formación moral y espiritual del personal de la Fuerza Aérea, ya que son las personas las encargadas de operar las unidades aéreas, y los principales equipos aeronáuticos.
Mantener viva la llama de la Peruanidad y la unidad nacional
En estas difíciles horas que vive el Perú, ruego a Dios que el sacrificio de nuestro Héroe, nos ayude a los peruanos a mantener viva la llama de nuestra peruanidad, y a mantenernos unidos, para así engrandecer a nuestro país, y hacer que éste ocupe, de una vez por todas, el sitial que le corresponde en el ámbito continental y mundial.
Frente a aquellos que hoy pretenden quebrar la unidad del Perú, mediante tomas violentas de ciudades, aeropuertos y carreteras, olvidando que somos un país unitario, renovemos el juramento de luchar y defender a nuestra amada Patria, hasta entregar si es preciso nuestra vida por ella, tal como lo hizo el Capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales. Sólo si permanecemos férreamente unidos, el Perú podrá alcanzar el triunfo y la victoria final.
Queridos aviadores militares: Como vuestro ínclito patrono, el Capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales, sean en todo momento fieles a su vocación y a los valores de su formación castrense, para que en todo el territorio peruano bata invicta su ala nuestro gran bicolor.
Sean las damas y caballeros cristianos del aire
Tengan la certeza de que el Señor Jesús, está siempre a su lado sosteniéndolos en su camino, especialmente cuando el cansancio y la incertidumbre se asoman en nuestra vida. Él no nos abandona jamás. ¡Jesús, es el amigo que nunca falla! ¡Jesús, es vuestro copiloto en todas vuestras misiones!
Cultiven una vida cristiana seria y constante, siendo hombres y mujeres de oración, de vida sacramental, de profunda fe. Cristo, el hombre nuevo y perfecto, abraza toda la existencia, y eleva las virtudes, y los valores de la vida castrense, llevándolos a su plenitud. ¡Sean las damas y los caballeros cristianos del aire!
Que María Santísima, Nuestra Señora de Loreto, a quien tienen como su Madre y Patrona, los cuide durante sus vuelos y misiones, los proteja en el cumplimiento de su deber cotidiano, los mantenga fieles a su juramento y a sus ideales institucionales. Que Ella, Puerta del Cielo y Reina de los Ángeles, despierte siempre en ustedes el deseo por las cosas celestiales, los lleve hoy y siempre en las alas de la fe, la esperanza, y el amor, y envíe a los Santos Ángeles, para que los custodien y asistan. Amén.
San Miguel de Piura, 16 de julio de 2023 Santa Misa con la Fuerza Aérea del Perú
[1] Ver Ley N° 16126, del 10 de mayo de 1966.
[2] Ver Ley N° 29160, del 18 de diciembre de 2007.
[3] Ver Ley N° 30189, del 08 de mayo de 2014.
[4] Ver Ley N° 31822, del 06 de julio de 2023.
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