Defensa de la vida

MENSAJE DEL SEÑOR ARZOBISPO DE PIURA CON OCASIÓN DE LA FIESTA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

MENSAJE DEL SEÑOR ARZOBISPO DE PIURA
CON OCASIÓN DE LA FIESTA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

28 DE OCTUBRE DE 2009

Muy queridos Hermanos en el Señor de los Milagros:

Aunque ausente por pocos días de Piura estoy cercano a todos ustedes con mi cariño y mi oración. El mes de octubre es ocasión maravillosa para que experimentemos el amor del Señor de los Milagros en nuestras vidas.

Él es el amigo que nunca falla. Podrán los hombres defraudarnos, pero sabemos que el Señor Jesús nunca lo hará porque nos ha dado la prueba suprema de su amor al dar su vida en la Cruz en rescate por la nuestra. No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo los amó hasta el extremo (ver Jn 13, 1 y 15, 13).

A pesar de ser hoy una gran multitud reunida, el Señor de los Milagros nos conoce a cada uno de nosotros. Él es el Buen Pastor que conoce a cada una de sus ovejas y las llama por su nombre. Él sabe quiénes somos, sabe nuestros nombres, lo qué hay en nuestros corazones, nuestros dolores, esperanzas y necesidades.

Por eso yo los invito esta mañana a que abran sus corazones al Señor, sea para suplicarle, agradecerle o simplemente hablarle y confiarle sus cosas como lo hace un amigo con su mejor amigo. Él se interesa por ti. Vales mucho para Él, porque por ti y por mí derramó hasta la última gota de su sangre en la Cruz. Qué consuelo se siente cuando nos descubrimos amados por Él y que nadie por más pequeño o pobre que sea queda excluido de su amor. Más aún que los pequeños y los pobres son sus predilectos, sus preferidos.

Queridos hermanos, hagamos de este momento de la Santa Misa y de la Procesión una ocasión para que cada uno de nosotros pueda abrirle su corazón al Señor de los Milagros. Él es Dios, por eso su amor es infinito. Por eso puede escucharnos a todos sin excepción y puede derramar sobre cada uno de nosotros la gracia específica y particular que necesitamos, que Piura, Tumbes y el Perú también necesitan.

Hoy al contemplar la Sagrada Imagen del Señor de los Milagros, miramos al que traspasaron nuestros pecados. Y Él, con la fuerza de su Amor desde lo alto de su trono que es la Cruz, nos atrae hacia sí.

Hermanos, lo que el Señor de los Milagros quiere es que también nosotros nos dejemos traspasar, pero no por clavos ni por lanzas, sino por su Amor.

Son nuestros pecados los que lo atravesaron en la Cruz, sin embargo Él, quiere atravesarnos, tocarnos, transformarnos con su Amor. Quiere hacernos hombres nuevos en su Amor.

Yo les pido hoy, que para que el milagro de octubre sea completo nos dejemos traspasar, tocar por el poder de su Amor. Eso nos va a exigir arrepentimiento de nuestros pecados, confesión sacramental, propósitos de enmienda, dejar atrás nuestra vida mala, reparar las injusticias, reconciliarnos con el hermano que hemos ofendido, deponer sentimientos de venganza. Cuando uno se deja tocar por el Amor del Señor, la vida se vuelve bella y el corazón se llena de paz y de alegría.

¿No es esto acaso lo que necesitamos hoy en día en el Perú? Sí, necesitamos dejarnos tocar por la fuerza de su Amor, convertirnos a Él, comprender de una vez por todas que el Perú grande, fraterno y reconciliado con el cual todos soñamos sólo será posible con Él, en Él y por Él.

Finalmente les vuelvo a pedir que sigan rezando al Señor de los Milagros por la Defensa de la Vida desde la concepción hasta su fin natural. Que el aborto nunca sea aprobado por leyes inicuas en nuestra Patria.

Que el ser humano sea respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y a partir de ese momento vea reconocidos sus derechos de persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida.

La vida humana en cualquier fase o condición debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde la concepción hasta su fin natural.

Que el Señor de los Milagros nos bendiga a todos y nos ayude con su gracia para construir juntos el Perú justo, fraterno y reconciliado que todos anhelamos.

Los bendice con afecto y pide sus oraciones,

San Miguel de Piura, 28 de octubre de 2009.

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