MENSAJE CON OCASIÓN DEL PRIMER RECORRIDO PROCESIONAL DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS 2017
Muy queridos hermanos en el Señor de los Milagros:
Aunque ausente por pocos días de Piura, estoy cercano a todos ustedes con mi cariño y sobre todo con mi oración. El mes de octubre es ocasión inmejorable para que experimentemos el amor misericordioso del Señor de los Milagros en nuestras vidas. Cada año en octubre, Él viene a nuestro encuentro trayéndonos el don más grande de su Sagrado Corazón: su perdón. Perdón que es capaz de hacer de nosotros personas nuevas. Por eso en este mes de octubre, los invito a que nos acerquemos con confianza al sacramento de la confesión donde la Madre Iglesia distribuye en nombre del Señor su misericordia. Como bien nos recuerda el Papa Francisco, en la confesión estamos frente a otro, el sacerdote, que actúa según la persona de Cristo, la misericordia encarnada, para acogernos y perdonarnos.[1]
Queridos hermanos y hermanas: en la confesión, el Señor de los Milagros nos espera. Él te quiere muchísimo y por eso te quiere salvar. Él quiere liberar tu corazón de ese pecado que te tiene esclavo. En nombre del Señor de los Milagros, que por amor a nosotros murió en la cruz, te exhorto: ¡Déjate reconciliar con Dios, contigo mismo y con tu hermano!
El Señor de los Milagros te ve siempre con amor
A pesar de ser hoy una gran multitud reunida, el Señor de los Milagros nos conoce a cada uno de nosotros. Él, como el Buen Pastor que es, sabe quién eres, sabe tu nombre y conoce tu historia personal, con sus alegrías y dolores, con sus esperanzas y pruebas.
Por eso yo te invito esta mañana a que le abras tu corazón al Señor, ya sea para suplicarle por alguna necesidad o intención, o simplemente para confiarle tus preocupaciones como lo hace un amigo con su mejor amigo. Él se interesa por ti. Vales mucho para Él, porque por ti y por mí derramó hasta la última gota de su sangre en la Cruz. Él es el Amigo que nunca falla. Podrán los hombres fallarnos, incluso engañarnos, decepcionarnos y hasta traicionarnos, pero nunca el Señor Jesús; nunca el Señor de los Milagros, que por amor a nosotros bajó del Cielo y en la Cruz dio su vida en rescate por la nuestra.
¡Qué consuelo se siente cuando nos descubrimos amados por Él! Qué sosiego y paz se experimenta cuando se tiene la certeza que ninguno de nosotros, por más pequeño o pobre que sea está excluido de su amor. Más aún, sabemos muy bien que los pequeños, los pobres y los pecadores son sus predilectos, sus preferidos.
Queridos hermanos, hagamos de este momento de la Santa Misa y de la Procesión, una ocasión para que cada uno de nosotros pueda abrirle su corazón al Señor de los Milagros.
Él es Dios, por eso su amor es infinito, y puede escucharnos a todos sin excepción, derramando sobre cada uno de nosotros la gracia específica y particular que necesitamos; que Piura, Tumbes y el Perú necesitan.
¡Déjate traspasar por su amor!
Hoy al contemplar la Sagrada Imagen del Señor de los Milagros, miramos al que traspasaron nuestros pecados. Jesús, con la fuerza de su Amor, desde lo alto de la Cruz, nos atrae hacia sí.
Hermanos: lo que el Señor de los Milagros quiere es que también nosotros nos dejemos traspasar, pero no por clavos ni por lanzas, no por instrumentos de tortura y de muerte. Fueron nuestros pecados los que en la Cruz lo quebraron y atravesaron, sin embargo Él quiere atravesarnos, tocarnos, transformarnos con su ternura. Quiere hacer de nosotros hombres nuevos con su Amor. Quiere darnos vida, su misma Vida, nueva y eterna. Para que el milagro de octubre sea real, los invito a todos a que nos dejemos traspasar, tocar por el poder de su Amor. “Sin embargo, aceptar su amor no es suficiente. Hay que corresponder a ese amor y luego comprometerse a comunicarlo a los demás: Cristo «me atrae hacia sí» para unirse a mí, a fin de que aprenda a amar a los hermanos con su mismo amor”. [2]
Dejarnos traspasar por su amor nos va a exigir arrepentimiento sincero de nuestros pecados, confesión sacramental, propósito de enmienda, dejar atrás nuestra vida de maldades, reparar las injusticias cometidas, deponer sentimientos de venganza, reconciliarnos con el hermano que hemos ofendido, trabajo serio y responsable por ser un cristiano coherente, dejar el individualismo para ser familia y Pueblo de Dios. No hay nada más hermoso y renovador en la vida que dejarse tocar por el Amor del Señor. Sólo así la vida se vuelve bella y el corazón se llena de paz y encuentra su auténtica libertad y alegría.
¿No es esto acaso lo que hoy en día tanto necesitamos en el Perú y en Piura? Sí, necesitamos dejarnos tocar por la fuerza de su Amor, convertirnos a Él; comprender de una vez por todas que el Perú y Piura, grande, fraterno y reconciliado con el cual todos soñamos sólo será posible por el Señor de los Milagros, con Él y en Él.
Hoy delante de la sagrada imagen del Cristo de Pachacamilla quiero que le recemos con verdadera devoción y fervor:
Señor de los Milagros, te consagramos nuestras familias. Consérvalas en armonía y unidad, ilumínalas con tu presencia, santifícalas con tu amor. Bendice a nuestros ancianos, enfermos, niños y jóvenes.
Acoge con bondad todas nuestras preocupaciones, necesidades e intenciones.
Sana nuestras enfermedades y dolencias. Vela para que seamos valientes defensores de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural.
Fecunda con tu bendición nuestro trabajo y concédelo al que no lo tiene y lo busca con necesidad para llevar un sustento digno a la mesa de su hogar.
Anima a nuestros jóvenes para que se comprometan generosamente contigo en tu Iglesia, y no tengan miedo de ir contracorriente frente a un mundo que les propone falsos caminos de felicidad, como son el tener, el poder y el placer impuro.
Haz que nuestra Arquidiócesis se vea bendecida con el aumento de nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
Apóyanos en nuestros esfuerzos por alcanzar una real reconstrucción moral y material de Piura. Para ello ilumina y fortalece a nuestras autoridades para que impulsadas por el bien común pongan todo de sí para que las obras que tanto necesitamos se realicen en beneficio de todos, pero especialmente de los más pobres y de los damnificados.
Finalmente, bendice el Viaje Apostólico del Papa Francisco al Perú, para que unidos por la esperanza, los peruanos abramos nuestros corazones a sus enseñanzas y gestos, y así seamos discípulos-misioneros del Evangelio de la creación, de la vida, de la familia y de la reconciliación. Amén.
Los bendice con afecto y pide sus oraciones.
San Miguel de Piura, 18 de Octubre de 2017.
Primer Recorrido Procesional del Señor de los Milagros
[1] Ver S.S. Francisco, El nombre de Dios es Misericordia, pág. 43.
[2] S.S. Benedicto XVI, Mensaje para la Cuaresma 2007, 21-XI-2006.