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MENSAJE DEL ARZOBISPO METROPOLITANO DE PIURA CON OCASIÓN DE LA CUARESMA 2022

“Vivamos la Cuaresma
haciendo todo el bien que podamos
impulsando las Obras que Piura necesita”

Hoy, Miércoles de Ceniza damos inicio al ejercicio de la Santa Cuaresma. Como bien sabemos, este tiempo es señalado por la Iglesia como especial para la renovación personal y comunitaria, y nos conduce hacia la Pascua del Señor Jesús, muerto y resucitado. En este tiempo penitencial, el Papa Francisco nos ha propuesto reflexionar sobre la exhortación del apóstol San Pablo a los Gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6, 9-10a).

Tomando como punto de partida la propuesta del Santo Padre, debo decir que, con suma preocupación, percibo un cierto cansancio en nuestras autoridades y políticos regionales en el trabajo por el bien común y la promoción de la justicia social.[1] Esto se refleja de manera concreta, en la paralización de muchas obras importantísimas para nuestra Región debido a la incapacidad o desidia de las personas que las tienen a su cargo.

Por eso en esta oportunidad quiero dirigirme de manera especial a nuestros gobernantes, así como a la clase política piurana, a los funcionarios públicos, al sector privado, y a todas las personas de buena voluntad, para que unidos trabajemos por impulsar y hacer realidad las grandes obras que nuestra Piura necesita desde hace muchísimos años.   

Por citar algunos ejemplos: En Salud, están detenidos los hospitales estratégicos para nuestra Región, así como el hospital de alta complejidad que desde el año 2010 vengo reclamando permanentemente para Piura. Después de Lima, somos la primera Región del Perú con más población, y hasta hoy no contamos con un centro hospitalario de estas características que ahorraría tanto sufrimiento a nuestros pacientes que necesitan una atención crítica y especializada, y que hoy se ven obligados a viajar a Lima u otras ciudades del país para sus tratamientos médicos. Asimismo, no están aseguradas en número suficiente las camas UCI, sobre todo aquellas para niños, y el número de muertes materno-infantiles aumenta preocupantemente en nuestra Región. ¿Nuestros ancianos tendrán que seguir rogando por una atención de salud oportuna y de calidad? ¿Hasta cuándo el sector salud tendrá que seguir dependiendo de la buena voluntad y generosidad del sector privado? ¿Acaso el Estado no tiene los recursos más que suficientes para dar a los piuranos una prestación de salud oportuna y de calidad?

A todo lo mencionado, se suma la preocupante noticia de que no estarían llegando a Piura las cantidades suficientes de vacunas pediátricas para el Covid-19. En esto, exhorto y apremio a las autoridades competentes para que garanticen, en la cantidad que sea necesaria, las vacunas para nuestra población, tanto para adultos como para nuestros niños. Por momentos da la impresión de que no hubiéramos aprendido nada o muy poco de la presente pandemia, y de su trágica secuela de muerte y dolor.  

Asimismo, en Educación, y a muy pocos días de comenzar un nuevo año escolar, me pregunto: ¿La infraestructura de nuestros colegios está en buenas condiciones como para recibir a nuestros niños y jóvenes en clases presenciales? ¿Están nuestros profesores y alumnos, debidamente inmunizados? Igualmente, en Saneamiento constatamos con preocupación que, en pleno verano, con una pandemia de Covid-19 aún presente, y a la que se suma el siempre amenazante dengue, aún hay provincias, distritos, y sectores de nuestra Región que tienen un deficiente o inexistente servicio de agua potable. Y así podríamos seguir la lista en otras áreas sensitivas como Transportes y Comunicaciones, y las tan necesarias carreteras de la sierra alto-piurana que no sabemos cuándo se van a concretar, o el apremiante tema de la Seguridad Ciudadana. ¿Qué se está haciendo ante la creciente ola delincuencial y criminal que nos azota?

Mención especial y aparte, merece el “Proyecto Especial de Irrigación e Hidroenergético del Alto Piura” (PEIHAP), un largo anhelo de todos los piuranos, pero especialmente de aquellos hermanos nuestros que viven en el Alto Piura, y que actualmente se encuentra paralizado. Hago un llamado a las autoridades a que pongan todo su empeño por dar un nuevo impulso a este “sueño piurano” y así hacerlo realidad. No es posible que este importantísimo proyecto esté paralizado por más de diez años, siendo un proyecto clave para el mejoramiento del nivel socioeconómico de la población de la Región Piura, particularmente la del Alto Piura, a través del aprovechamiento de los recursos hídricos existentes para la generación de energía eléctrica y la ampliación de la frontera agrícola. Su realización sacará de la pobreza a miles de familias y hermanos nuestros, y contribuirá no sólo al desarrollo de Piura sino del Perú.  

Queridos hermanos: Alguno podrá extrañarse que al inicio de la Cuaresma les dirija un Mensaje como éste, pero duele ver todo el bien que se puede y debe hacer, y que no se está haciendo. Recordemos la parábola de los talentos (ver Mt 25, 14-30), de cómo Dios exige que produzca, a aquel a quien se le ha dado. Recordemos también que la Iglesia nos llama a examinarnos de los pecados de omisión, es decir, de aquellas faltas consecuencia de no hacer el bien, especialmente hacia los hermanos. Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia nos exigen vivir la justicia y solidaridad. Considero que los que son más responsables del desarrollo de Piura, aquellos a quienes tanto el Estado como el Pueblo les ha dado autoridad al respecto, deben examinarse y, delante de Dios, asumir la responsabilidad moral que a cada uno le corresponde, y actuar decididamente para cambiar la actual situación que vive el pueblo piurano. Tienen aún el presente año para enrumbar a Piura hacia su franco desarrollo.

Ciertamente la Iglesia, “no puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien”.[2]

La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en la búsqueda de nuestros propios intereses egoístas o de grupo, sino en trabajar por el bien común y la justicia social, por los demás, especialmente por los más pobres y desposeídos.

Exhorto a todos, pero en especial a nuestras autoridades, a que «No nos cansemos de hacer el bien». Cristo resucitado, anima nuestras esperanzas terrenas con la gran esperanza de la vida eterna, e introduce ya en nuestro tiempo presente la semilla de la salvación.

“Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás… Sin embargo, Dios «da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto. […] Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, vuelan como las águilas; corren y no se fatigan, caminan y no se cansan» (Is 40, 29.31). La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (ver 1 Pe 1, 21), porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (ver Heb 12, 2) podemos acoger la exhortación del Apóstol: «No nos cansemos de hacer el bien» (Gal 6, 9)”. [3]

Con el Papa Francisco los exhorto: No nos cansemos de orar, para pedirle al Señor que nos dé su luz y fortaleza para llevar adelante todos nuestros proyectos, porque para Él no hay nada imposible y sin Él nada podemos hacer (ver Lc 1, 37 y Jn 15, 5). Igualmente, no nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida: Nuestro pecado, nuestro egoísmo, y la corrupción, verdadero cáncer del tejido social. No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Qué mejor manera de hacerlo, que reactivando todos estos proyectos hoy paralizados, que beneficiarán especialmente a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados.[4] Ciertamente habrá que ejecutarlos con absoluta transparencia, eficiencia, y sobre todo honestidad, porque la corrupción es evitable y exige el compromiso de todos.

«Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos». En la Cuaresma, apoyémonos en la gracia de Dios, y cooperando activamente con ella, veremos pronto los frutos de un cielo nuevo y una tierra nueva. 

Que María Santísima, Nuestra Señora de las Mercedes, y nuestro Patrono, San Miguel Arcángel, nos alcancen los dones de la sabiduría y la perseverancia, para alcanzar los frutos de la salvación, de la justicia, y de la fraternidad.

Los bendice con afecto, y pide sus oraciones para el Papa Francisco.

San Miguel de Piura, 02 de marzo de 2022
Miércoles de Ceniza

[1] Ver Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1905-1912; nn. 1928-48.

[2] S.S. Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus Caritas est, n. 28a.

[3] S.S. Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2022, n. 2.

[4] S.S. Francisco, Carta Encíclica Fratelli tutti, n. 193.

Puede descargar el archivo PDF de este Mensaje de nuestro Arzobispo AQUÍ

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