5ta. Semana de Preparación
La fe puesta en práctica por el amor
El apóstol Pablo en su carta a los Corintios es convincente y claro cuando afirma: «auque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha…» (1Co. 13, 1-13).
La fe se manifiesta en las obras dice el apóstol Santiago, sin embargo, esto no basta, es el amor el que debe acompañar el comportamiento y la actuación de todo cristiano, el amor es el distintivo de los redimidos por Jesucristo, «la caridad ha de ser su norma, su guía y su todo … revístanse del Espíritu de Jesucristo que es todo caridad»16 decía madre Teresa Rodón (Fundadora de la Congregación de Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo) a su hijas, esta recomendación puede hacerse extensiva a todo cristiano. Quienes observaban la vida de la primera comunidad cristiana podían decir sobre ellos: «miren como se aman», este es el reto de todos los seguidores de Jesucristo: expresar en nuestras obras el amor de Dios.
a. Transmisión y vivencia de los valores cristianos en el hogar y en la comunidad humana.
Sabemos que los valores son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida da cada individuo y de cada grupo social. El primer grupo social con el que el niño tiene contacto es la familia, desde la concepción el niño va percibiendo las expresiones de fe y de los valores y las actitudes que orientan la vida de sus padres, en el vientre de su madre vive las primeras experiencias de aceptación y de amor básicas, posteriormente, para la asimilación y práctica de los valores así como para la educación y la formación de una escala propia que conduzca responsablemente su vida en el tiempo. Desde que nace el niño está aprendiendo lo que se vive en el hogar, en este ámbito vive la experiencia de la bondad y caridad con el prójimo, de la amistad y de la autenticidad, del diálogo y la disponibilidad, de la felicidad y la alegría de vivir, del equilibrio y la dignidad – aprende a valorarse así mismo; es el hogar el que ofrece a los hijos la vivencia de la fe y espiritualidad, la gratitud y honradez, la justicia y la libertad, la reconciliación y la paz, el bien y la verdad.
En este dinamismo de experiencias se forman las actitudes que son el reflejo de los valores asumidos en el interior. Las actitudes son consecuencia de nuestras convicciones o creencias más firmes y razonadas de que algo vale y da sentido a nuestra vida. La fuente de felicidad y de sentido es DIOS, él es el referente estable y permanente de los valores, quien nos los enseña en Jesucristo. Las actitudes también «constituyen el sistema fundamental por el que orientamos y definimos nuestras relaciones y conductas con el medio en que vivimos».
La familia y la sociedad tienen una responsabilidad fundamental en la transmisión de la fe y los valores, las formas de vida que se proyecten y el testimonio de vida que se ofrezca transmiten valores o antivalores que influyen en la formación de estos.
Celebración
1. Preparar un altar y poner sobre él: la imagen de la Santísima Virgen María, un ramo de flores, una vela, y una Biblia.
2. Todo el grupo se sienta alrededor del altar con un rosario en sus manos y luego se inicia la celebración.
3. Inicio: Un miembro del grupo inicia la oración diciendo:
«En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén»
Luego se prende la vela del altar y se lee el Texto Bíblico de 1era de Corintios 13, 1-7
Mientras se escucha la lectura todos contemplan la imagen de la Santísima Virgen María.
Lector: «Aspirad a los carismas superiores y aun os voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los Ángeles, sino tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.
La caridad es paciente, es servicial, la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, es decorosa; no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta».
Palabra de Dios.
Todos contestan: Te alabamos, Señor.
Mensaje:
Los valores son las cualidades que dan sentido a la vida. También son principios y fines que fundamentan y guían el comportamiento humano. A la vez «constituyen la base sobre la cual el individuo decide lo que hace o deja de hacer, lo que piensa y cree que es importante, lo correcto o incorrecto y que le permite definir su plan de vida». Permiten acoger metas importantes en la vida y las metas, a su vez, comunican lo que la persona piensa de sí misma y lo que desea. Por eso es importante comprender que «Él» o «Ella» son una persona Creados a Imagen y Semejanza de Dios llamada a realizarse, ya el Papa Benedicto XVI nos decía: tenemos la obligación de construir dentro de nosotros «un impulso » que nos lleve a la superación de nuestro «yo», a la vivencia de valores superiores. «En un mundo tan profundamente herido, como el que conocemos en nuestros días, es imprescindible el testimonio del Amor Cristiano que se inspira en la Fe. Con este amor brilla la luz de Dios».
Para reflexionar en forma personal y/o grupal.
¿De qué sirve que alguien diga que tiene fe, si no hace nada bueno?
Momento de Perdón
Cada participante pide perdón a Dios por una actitud negativa relacionada con la vivencia de valores cristianos.
Peticiones
En este momento podemos hacer una petición a Dios pidiéndole que existan verdaderos hogares cristianos.
Rosario
Todos juntos rezan una decena del Rosario (un Padre Nuestro y diez Ave María).
Oración final
Señor Jesucristo, que viviendo con María, y con San José, santificaste la familia humana. Vive también en nuestro hogar, para constituir así una pequeña Iglesia formada, por la vida de fe y oración el amor al Padre y a los hermanos, la unión en el trabajo, el respeto a la Santidad del matrimonio y la esperanza en la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
«En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén»
La paz
Todos se dan el abrazo de la paz.