Consagración del Perú a Santa María

2da. Semana de Preparación

A. María nos enseña la visión del Dios de la vida.

El sacerdote Ignacio Larrañaga se dirige a María con estas palabras: “Señora de todas las partidas, porque eres la Señora del tránsito o de la pascua, ¡Escúchanos!, hoy queremos decirte «muchas gracias», muchas gracias, señora, por tu «Fiat», por tu completa disponibilidad de esclava, por tu pobreza y tu silencio, por el gozo de tus siete espadas, por el dolor de todas tus partidas que fueron dando la paz a tantas almas. Muchas gracias por haberte quedado con nosotros a pesar del tiempo y de las distancias”.

En estas palabras vemos a María como la mujer que nos conduce al Dios de la Pascua – de la Vida, al Dios de la confianza del que se fía totalmente, al Dios de la gratuidad del que todo lo espera, el Dios que está presente en el dolor y en la muerte, que da la vida por nosotros por amor; el Dios de la paz que equilibra, llena y serena el alma, y el Dios que está siempre presente en la vida, en el tiempo, en la historia. Dios es un Dios de vivos y no de muertos, El escucha la voz de su pueblo, ve la situación en la que se encuentra y actúa en su favor para salvarlo.

a. La promoción de la vida y el verdadero amor.

Si buscamos un prototipo de persona que cuide la vida y de a luz a la vida inevitablemente nos encontramos con María, con el cantautor podemos decir: «celebremos unidos a la Virgen María, porque estábamos tristes y nos dio la alegría, porque estábamos ciegos y nos dio a luz el día. Mujer tan silenciosa y encumbrada ahora más que el sol, tú nutres con la leche de tu pecho al que es tu redentor…» Ella acogió y llevó en su seno a la vida – Jesús, lo dio a luz a la humanidad, con amor de madre lo alimentó como lo hace, hoy, con la Iglesia. En un mundo que busca su propia complacencia María nos enseña la vía del amor, en una sociedad donde el hombre se siente dueño de la vida y atropella a inocentes que no pueden defenderse (aborto) olvidando que ésta le pertenece a Dios porque él nos la ha dado como don, María nos enseña el respeto a la vida.

Celebración.

1. Preparar un altar y poner sobre él: la imagen de la Santísima Virgen María, un ramo de flores, una vela, y una Biblia. 2. Todo el grupo se sienta alrededor del altar con un Rosario en sus manos y luego se inicia la celebración. 3. Inicio: Un miembro del grupo inicia la oración diciendo:

“En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén”.

Luego se prende la vela del altar y se lee el Evangelio de San Lucas 1,39 – 47. (mientras se escucha la lectura todos contemplan la imagen de la Santísima Virgen María).

Lector: “En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor: y dijo María. Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador”.

Palabra del Señor.

Todos contestan: Gloria a ti, Señor Jesús.

Mensaje:

“El Evangelio de Lucas la muestra a María, Madre del Salvador y espejo de santidad atareada en un servicio de caridad a su prima Isabel, para atenderla durante el embarazo, dice con ocasión de esta visita «proclama mi alma la grandeza del Señor», y con ello expresa todo el programa de su vida: no ponerse a sí misma en el centro, sino dejar espacio a Dios, a quien encuentra tanto en la oración como en el servicio al prójimo. María se ha convertido efectivamente en Madre de todos los creyentes. A su bondad materna, así como a su pureza y belleza virginal, se dirigen los hombres y experimentan el don de su bondad, el amor inagotable que derrama desde lo más profundo de su corazón. Los testimonios de gratitud, que le manifiestan en todos los continentes y en todas las culturas, son el reconocimiento de aquel amor puro que no se busca a sí mismo, sino que sencillamente quiere el bien. Así María, la Virgen, la Madre de Jesús, nos enseña qué es el amor y dónde tiene su origen, su fuerza siempre nueva. A ella confiamos la Iglesia y su misión al servicio del amor y la vida”.

Para reflexionar en forma personal y/o grupal.

¿Estamos amando a nuestros familiares, hermanos y amigos como Dios lo manda?

¿Estamos cuidando la vida de los demás y el de uno mismo? ¿Cómo?

Momento de Perdón.

Cada participante pide perdón a Dios por una actitud contraria a la promoción de la vida y al verdadero amor.

Peticiones.

En este momento podemos hacer una petición a Dios para promover la vida y el verdadero amor.

Rosario.

Todos juntos rezan una decena de Rosario (un Padre Nuestro y diez Ave María).

Oración final.

Santa María, Madre de Dios, tú has dado al mundo la verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios. Te has entregado por completo a la llamada de Dios y te has convertido a sí en fuente de la bondad que mana de Él. Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él. Enséñanos a conocerlo y amarlo, para que también nosotros podamos llegar a ser capaces de vivir un verdadero amor y ser fuente de agua viva en medio de un mundo sediento. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu

Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

“En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén”.

La paz.

Todos se dan el abrazo de la paz.

b. Ícono de la Sagrada Familia: el plan de Dios de familia que transmite la fe y la vida.

Dios es Familia cuyo vínculo de unidad es el amor, el relato del Génesis sobre la creación se expresa así: «hagamos» en plural, en familia. Para salvar a la humanidad haciéndose hombre en Jesucristo escoge una familia para nacer y crecer en ella, allí maduró su fe y descubrió el plan salvador del Padre; para continuar su misión en el devenir del tiempo funda la Iglesia, familia de creyentes animada por el amor del Padre y por la fuerza del Espíritu Santo. Fiel a su fundador la Iglesia mantiene y transmite la fe y la vida de Dios a la humanidad.

La familia, Iglesia doméstica (Puebla) es la primera educadora de la fe de los hijos siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia, es el lugar donde se vive y se aprenden las virtudes de sencillez, fe, oración, trabajo, amor y entrega.

Celebración

Preparar un altar y poner sobre él: la imagen de la Santísima Virgen María, un ramo de flores, una vela, y una Biblia.

Todo el grupo se sienta alrededor del altar con un rosario en sus manos y luego se inicia la celebración.

Inicio: Un miembro del grupo inicia la oración diciendo:

“En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén”.

Luego se prende la vela del altar y se lee el Evangelio de San Lucas 1, 26 -38. (mientras se escucha la lectura todos contemplan la imagen de la Santísima Virgen María).

Lector: “Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo». Ella se conturbó por estas palabras y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quién pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.

María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» y el ángel dejándola se fue”.

Palabra del Señor.

Todos contestan: Gloria a ti, Señor Jesús.

Mensaje:

María al estar íntimamente penetrada por la Palabra de Dios, se convierte en Madre de la Palabra encarnada. Ella es humilde: se hace la sierva del Señor. Sabe que contribuye a la salvación del mundo, poniéndose plenamente a disposición de la iniciativa de Dios. El primer misterio en su vida, es la Encarnación del Hijo eterno de Dios, haciéndose el Dios – Hombre en Cristo Jesús. Debemos también reconocer que tras el misterio de la Encarnación hay en la vida de María otro misterio, el de su propia vida en Dios, Lucas nos dice que ella llevó en su alma el origen de su Hijo y la fe en su soberanía celestial, y que lo transmitió a la Iglesia naciente como preciosa herencia.

Para reflexionar en forma personal y/o grupal.

¿Qué te sugiere la frase «La familia es una comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos?

¿Cómo vives la vida cristiana en tu hogar?

Momento de Perdón.

Cada participante pide perdón a Dios por una actitud negativa sobre el valor de la familia.

Peticiones.

En este momento podemos hacer una petición a Dios para promover el amor a la familia y la importancia del Sacramento del Matrimonio.

Rosario.

Todos juntos rezan una decena de rosario (un Padre Nuestro y diez Ave María).

Oración final.

Santa María de Gracia, que supiste ser Madre y llevar en tus entrañas la Vida misma, Te queremos pedir por nuestro hogar, para que por tu intercesión el Señor Jesús nos dé la gracia y protección necesaria para vivir según el plan de Dios.

Madre de los esposos a ti confiamos y consagramos nuestra vida, nuestro Amor, nuestras esperanzas y anhelos; haz que quienes creemos en tu hijo sepamos anunciar con firmeza y amor el evangelio de la Vida y defenderla con fortaleza y valor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

“En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén”

La paz.

Todos se dan el abrazo de la paz.

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