MENSAJE DEL ARZOBISPO DE PIURA CON OCASIÓN DE LA XXVI JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA
Al celebrarse el día de hoy, 02 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la XXVI Jornada Mundial de la Vida Consagrada, quiero dirigirme de manera especialísima a todos los consagrados y consagradas que viven con alegría, esperanza y generosidad su vocación en nuestra querida Iglesia particular.
A la vida consagrada le debemos la evangelización de nuestras tierras. En efecto, los misioneros de la primera hora que llegaron a Piura en 1532, y que desde aquí se proyectaron a todo el vasto territorio del entonces imperio inca, fueron en su inmensa mayoría religiosos.
Bajo la guía de Santa María, Estrella de la Evangelización, y la protección del Arcángel San Miguel, ellos se entregaron con total generosidad y celo, a la misión de la evangelización del Perú, sembrando la semilla de la fe cristiana en esta tierra fecunda, y haciendo que ella selle la identidad de nuestra peruanidad.
A partir de ese entonces, la vida consagrada no ha dejado de estar presente entre nosotros evangelizando, es decir, anunciando con coraje a Cristo, como el único Salvador del hombre. Con el ejemplo de vida basada en los consejos evangélicos, y con sus obras de apostolado, nuestros consagrados y consagradas contribuyen decisivamente a la salvación cristiana y a una auténtica promoción humana.
Por todo ello, quiero expresarles mi sincero agradecimiento y reconocimiento por toda la riqueza que significa la presencia de ustedes en nuestra Arquidiócesis. La gran diversidad de carismas de la Vida Consagrada es una verdadera riqueza para nuestra Iglesia ya que cada Instituto aporta la vitalidad del propio carisma, del cual brotan tantas obras pastorales y sociales para bien de nuestros fieles, en los más diversos ámbitos como son la liturgia, la catequesis, la educación, la salud, hoy tan importante en estos tiempos de pandemia, y la asistencia en la caridad de Cristo a los hermanos más pobres y descartados con quienes comparten sus penurias, sufrimientos y cruces cotidianas. Con auténtica satisfacción puedo decir, que las comunidades de vida consagrada presentes en Piura y Tumbes, dan un testimonio coherente de seguir al Señor Jesús mediante la práctica de los consejos evangélicos según los matices de la propia espiritualidad. Les pido que nunca olviden que la vida fraterna es sustento fundamental para dar frutos de santidad y evangelización, y siempre, como hasta ahora, sean conscientes que su vida y misión deben estar insertas en la Iglesia particular, en comunión con el Obispo.
De otro lado, y siguiendo el camino trazado por el Concilio Vaticano II, nuestro querido Papa Francisco ha solicitado a todo el Santo Pueblo Fiel de Dios, a situarse en “modo sinodal”, es decir, a “hacer camino juntos” o a “caminar juntos”, convocando a un Sínodo bajo el título: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, el cual culminará en octubre del año 2023.
La mirada está puesta en “encaminarnos no ocasionalmente, sino estructuralmente hacia una Iglesia sinodal”.[1] La razón ya la había explicado el Santo Padre unos años atrás: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Y la Iglesia no es otra cosa que el «caminar juntos» de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor”.[2] En este camino sinodal la vida consagrada ocupa un lugar importantísimo, por este motivo, la Jornada de este año lleva por lema: “La vida consagrada, caminando juntos”.
Para los consagrados, la invitación a caminar unidos supone hacerlo en las dimensiones fundamentales de: La consagración, es decir, siendo conscientes del don de la vocación recibida y puesta al servicio de la Iglesia y de la humanidad; de la escucha de la Palabra de Dios y de los hermanos en sus alegrías y dolores; de la comunión, siendo artesanos de reconciliación e instrumentos de paz en la Iglesia y el mundo; y en la misión, porque hacer camino juntos supone descubrir la dulce y confortadora alegría de evangelizar.
Finalmente, este año 2022 revestirá para la Vida Consagrada en el Perú una gracia muy especial, ya que el próximo sábado 07 de mayo será beatificada en nuestro país, María Agustina de Jesús Rivas López, mártir, más conocida como “Aguchita”, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, primera religiosa asesinada por el terrorismo genocida de Sendero Luminoso, por odio a la fe, el 27 de septiembre de 1990 en la localidad de la Florida, Departamento de Junín. Apenas un año antes (1989), Sor “Aguchita”, en sus notas informaba de la presencia de Sendero Luminoso y los actos criminales que cometían. Asimismo, en una de esas notas escribió: “El Señor es demasiado delicado. Un día en la meditación me hizo recuerdo de la ilusión grande que tenía cuando descubrí mi vocación de ser religiosa: era trabajar en la selva; de esto han pasado años y me digo: el Señor me ha traído para darme gusto antes de morir y a la vejez, en fin, soy arcilla entre sus manos”.
Desde ya invito a toda la Iglesia que peregrina por Piura y Tumbes a que nos vayamos preparando para celebrar este gran acontecimiento eclesial, ya que la santidad sigue escribiendo páginas hermosas en el Perú. “Aguchita” nos enseña que: “La Muerte no se improvisa. El Amor es nuestra Vocación”.
No puedo terminar estas sencillas palabras sin agradecer también a las religiosas de clausura de nuestra Arquidiócesis. A ellas les expreso, en nombre de todos nosotros, nuestra gratitud, porque gracias a su oración constante, a sus mortificaciones y ofrecimientos, sostienen a la humanidad, a la Iglesia, y a los que vivimos el ministerio y el apostolado en la vida activa.
Renovándoles mi profundo agradecimiento por su presencia y testimonio en Piura y Tumbes, les aseguro mis oraciones por su fidelidad y santidad, para que el Señor los siga bendiciendo y fortaleciendo en su servicio. Asimismo, pido en mi oración al Señor que suscite muchas y santas vocaciones en cada una de sus comunidades.
Que María Santísima, modelo de consagración y Madre nuestra, les ayude a vivir su vocación de seguir a Cristo y de servir a la Iglesia, para que así resplandezca el Amor de Dios, fuente de esperanza para un mundo que sufre.
Con mi bendición pastoral y encomendándome a sus oraciones.
San Miguel de Piura, 02 de febrero de 2022
Fiesta de la Presentación del Señor
[1] S.S. Francisco, Discurso en el momento de reflexión en el inicio del proceso sinodal, 09-X-2021.
[2] S.S. Francisco, Discurso en la conmemoración del 50.º aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos,17-X-2015.
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