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MONSEÑOR EGUREN CELEBRA EN TUMBES CENTENARIO DE LA LLEGADA DEL SEÑOR DE LA BUENA ESPERANZA

 01 de agosto (Oficina de prensa).- Miles de fieles tumbesinos y ecuatorianos celebraron ayer el centenario de la llegada al departamento de Tumbes de la imagen del Señor de la Buena Esperanza, que tuvo en los sacerdotes de la orden de San Agustín de Ecuador a sus primeros devotos en 1654, trasladándose su veneración hasta estas tierras norteñas peruanas en 1910 gracias a un grupo de piadosos fieles del vecino país.

La festividad religiosa tuvo su momento central en el atrio de la parroquia San Nicolás de Tolentino con la celebración de la Santa Misa presidida por Monseñor José Antonio Eguren, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, y concelebrada por los párrocos y sacerdotes de Tumbes. También asistieron diversas autoridades de la ciudad, entre ellas, el Mg. Roger Ocampo Prado, Presidente Regional de Tumbes y el Dr. Cesar Cuenca Sulca, Alcalde de la ciudad.

 En la ocasión Monseñor Eguren dijo a los devotos presentes que “el Señor de la Buena Esperanza une a los pueblos y nos acerca como hermanos. A Él le dirigimos nuestra oración cuando había momentos de tensión en la frontera, cuando había vientos de guerra en el año 1995. El Señor supo traernos a peruanos y ecuatorianos el don de la Paz, por eso además de venerarlo como el Señor de la Buena Esperanza lo veneramos también como el Rey de la Paz”.

“El Señor de la Buena Esperanza – continuó nuestro Pastor – nos inspira tanta confianza por una razón: Él sabe lo que es sufrir, sabe lo que significa el dolor, sabe lo que significa padecer. Esto es lo que nos anima a acercarnos a Jesús, saber que Él ha pasado por lo mismo que nosotros podemos estar viviendo. Él es el “Varón de dolores” y la escuela en donde se forjó su amor misericordioso fue la pasión y la Cruz. Sabemos que podemos recurrir a Él y encontrar su compresión y acogida”.

A los atentos y recogidos devotos del Señor de la Buena Esperanza, Monseñor Eguren los exhortó, especialmente a los jóvenes que se preparan a recibir la confirmación, a seguir a Jesús con fe, pues “Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Es el Hombre nuevo y perfecto. Si quieres ser feliz cree en Él, síguelo, ábrele tu corazón y entrégale tu existencia. Sólo Él tiene palabras que resisten al desgate del tiempo y se proyectan a la eternidad, sólo en Él encontrarás la respuesta a todas tus ansias de felicidad, de plenitud, de salvación. Ahí tienes a tu Salvador, el único ayer hoy y lo será siempre”.

 Agregó nuestro Pastor que “el Señor de la Buena Esperanza sentado en su trono nos recuerda el momento cuando nos acercamos al sacramento de la confesión. Yo los animo a que así como se acercan a las andas del Señor de la Buena Esperanza se acerquen a la confesión, que es acercarse al Cristo vivo en la persona del sacerdote, es acercarse a la misericordia misma presente en la persona del sacerdote. Ábrele tu corazón a Jesús en el sacerdote que él sabrá escucharte, acogerte, perdonarte y devolverte a la vida como lo hizo el Señor con el buen ladrón al constatar y al ver su arrepentimiento”.

Finalmente, Monseñor Eguren invitó a todos los tumbesinos a participar activamente en el Congreso Eucarístico y Mariano a realizarse en el Estadio Miguel Grau de Piura del 12 al 15 de agosto: “que sean días para redescubrirnos como Iglesia, que sean días hermosos para que podamos también descubrir en Cristo el centro y la raíz de nuestra vida; que sean días para que comprendamos que la unidad tanto personal como social no podemos aspirar a construirla fuera de Él. Esa es la maravilla del Congreso Eucarístico, descubrir la centralidad de Cristo en el misterio de la hostia santa, y redescubrir a Cristo como la razón de ser de nuestra vida y como Aquel en quien podemos construir la perfecta unidad de nuestra vida personal, nuestra vida eclesial y nuestra vida social”, concluyó.

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