HOY JESÚS ASCIENDE AL CIELO Y CON ÉL NUESTRO CORAZÓN
Arzobispo preside Misa de la Ascensión del Señor
02 de junio de 2019 (Oficina de Prensa).- La mañana de hoy, en la Basílica Catedral de Piura ante una gran cantidad de fieles reunidos, nuestro Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió la Santa Misa en la Solemnidad de la Ascensión del Señor al cielo, que la Iglesia Universal celebra a los cuarenta días de la resurrección de Jesús.
Al iniciar su homilía, nuestro Pastor dijo: “Hoy celebramos la hermosa fiesta de la Ascensión de Señor. Con ella, Cristo Resucitado atrae nuestra mirada al Cielo, para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre. Como nos enseña el Papa Francisco: «Él nos ha abierto el paso para llegar a Dios, y nos atrae hacia Él, nos protege, nos guía e intercede por nosotros. Pero a la vez mirar a Jesucristo, que asciende a los cielos, es una invitación a testimoniar su Evangelio en la vida cotidiana, con la vista puesta en su venida gloriosa y definitiva». Así como Jesús vuelve al Padre después de haber pasado por el misterio de la cruz, por la obediencia al designio divino de amor por la humanidad, nosotros debemos tener muy en claro que sólo entraremos en la gloria de Dios por medio de la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun cuando ello nos exija sacrificios y renuncias”.
En otro momento de su homilía, Monseñor Eguren destacó que: “Tres son las enseñanzas que nos deja la fiesta de hoy. En primer lugar, que la exaltación de Cristo en el Cielo es también nuestra propia exaltación porque Jesús regresa al Padre llevando consigo nuestra humanidad. Por eso la fiesta de hoy siembra en nuestros corazones la esperanza que allí donde esta nuestra Cabeza (Cristo) estaremos también nosotros con la plenitud de nuestra humanidad; nosotros que somos miembros de su Cuerpo Místico, su Iglesia. Por eso al meditar en este misterio San Agustín exclama: «Hoy nuestro Señor Jesucristo asciende al cielo, y con Él asciende nuestro corazón».
“En segundo lugar -continuó nuestro Arzobispo- si bien Jesús ha ascendido a los cielos no se ha ido para desentenderse de nosotros y de este mundo. Mientras Él está en el cielo, sigue estando con nosotros: «yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20). Su presencia continúa en medio de su Iglesia y sobre todo en esa presencia llamada «real» por excelencia que es el milagro de amor de la Eucaristía. Jesucristo resucitado, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad está sentado a la derecha de Dios Padre y está también en nuestros altares en el pan de vida eterna y en el cáliz de salvación. Sólo Dios es capaz de esto. Pero Jesús también está en el enfermo, en el pobre, en el vulnerable, en el descartado, en el migrante, en una palabra, en todo aquel necesitado de nuestro amor y servicio”.
“Finalmente, la fiesta de la Ascensión tiene además una clara dimensión apostólica y evangelizadora: «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos (Mt 28, 19-20)». La misión que nos deja el Señor se dirige a la totalidad de los hombres y consiste en anunciarlo a Él y su misterio de salvación como clave de realización humana plena. Hay que llevar la luz y la vida del Evangelio, su palabra de salvación, a todos los rincones de nuestra sociedad. Que María Santísima, nos ayude a nosotros a mantener nuestros corazones en alto y los pies en la tierra, sembrando con coraje el Evangelio en las situaciones concretas de la vida y la historia”, concluyó Monseñor Eguren.