Cuadro derecho página inicio, Homilías

ORACIÓN PATRIÓTICA CON OCASIÓN DEL 197° ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

Con ocasión de celebrar el 197° aniversario de nuestra Independencia Nacional, nos reunimos en esta Basílica Catedral autoridades políticas, civiles y militares, así como el pueblo de Piura, para ofrecer la Santa Misa por nuestra amada Patria, el Perú, con el deseo de que por medio de esta celebración eucarística el Señor Jesús nos haga más fuertes en el camino de libertad y unidad emprendido por nuestros próceres.

“El Perú es más grande que sus problemas”

Los recientes y condenables actos de corrupción descubiertos en el sistema de justicia peruano no deben conducirnos a caer en desesperanza ni perder la alegría de celebrar estas Fiestas Patrias. Como solía afirmar don Jorge Basadre, “el Perú es más grande que sus problemas”, puede ser cruel pero también es dulce. Pero a la vez debemos manifestar con optimismo dramático con nuestro gran historiador de la República, que la solución a los problemas del Perú no pasa sólo por el progreso material, o por reformas sociales o de organización estatal. Pasa sobre todo por una profunda renovación de valores, por recuperar el fervor espiritual, la capacidad de entusiasmo y la mística colectiva.[1]

Por ello es importante celebrar las Fiestas Patrias y en ella hacer memoria de nuestros santos, próceres y héroes, para así renovar nuestro compromiso con el Perú y con las posibilidades intactas que tiene nuestro país de ser una Nación grande donde brille la justicia y la fraternidad.  

El Perú vive horas difíciles. Pareciera que lamentablemente siempre vive sin descanso, debatiéndose entre los escándalos y la corrupción, pero nunca hay que darle la espalda a la Patria, como no se la dio José Miguel Paredes Collazos, un valiente oficial de mar de las fuerzas especiales de nuestra Marina de Guerra del Perú, que entregó su vida el pasado miércoles 18 de julio durante las operaciones ofensivas que se vienen desarrollando contra los remanentes terrorista en la región de Vizcatán del Ene (Satipo, Junín), en el Vraem. Como no se la dieron los cuatro policías asesinados el pasado 8 de junio en la carretera Churcampa-Anco, también en el Vraem, cuyos nombres son: Adolfo Edu Casas Llanco, Felimón Manuelo Landeo, Humberto Matenzio Gutiérrez y Marco Antonio Cisneros Candia.

Todos ellos entregaron sus vidas por el Perú, es decir por nosotros, porque sabían muy bien que nuestro país pese a sus problemas no está liquidado y a pesar de todos sus males y amenazas su mensaje está aún por decirse, como si llevase consigo una inmensa predestinación.[2] Hoy oramos por todos ellos y sus familias.

Afrontemos con unidad y esperanza los grandes desafíos del Perú

Durante las pasadas semanas, y a raíz de la participación de nuestra selección en Rusia 2018, los peruanos vivimos momentos de unidad y entendimiento, de aliento y de apoyo, donde nos pusimos en el pecho y en el corazón una sola camiseta: la del Perú. Asimismo cambiamos la pesimista expresión, “a este país no lo cambia nadie”, por el “Arriba Perú” y el “Sí se puede”.  

Jorge Valdano, campeón del mundo con Argentina en el Mundial de México 86, afirma con certeza: “El futbol es lo más importante de las cosas que menos importan”. Si el fútbol produjo tantas cosas buenas en los peruanos y en favor del país, lo mismo o más deberían producir desafíos más importantes y decisivos para el Perú como son el trabajo por el bien común, la lucha por la justicia social, la ansiada y esperada reconstrucción de Piura, el buscar una educación de excelencia, el asegurar un servicio de salud de calidad para todos especialmente para los más pobres, los niños y los ancianos, el fortalecimiento de la familia y el matrimonio entre un varón y una mujer, la lucha contra la corrupción y la inseguridad ciudadana, el trabajar por lograr empleos dignos para todos con seguridad social, el cuidado del medio ambiente, el fortalecimiento del proceso de descentralización, tener un sistema de justicia probo e independiente libre de corrupción y clientelismo, el adecentar la política de tal manera que nuestros políticos vivan la autoridad como servicio, actúen con honradez, promuevan la solidaridad, legislen conforme a la verdad de la ley natural y divina, y den testimonio de su propia fe cristiana.

Sí, hay desafíos y tareas por realizar para bien de la Patria que deberían producir entre todos los peruanos unas actitudes, sentimientos y compromisos mayores y permanentes a los que ha producido el fútbol.   

El Perú se está envejeciendo  

De otro lado los primeros resultados del XII Censo de Población y VII de Vivienda realizado el año pasado, ha arrojado una alarmante constatación: el Perú se está envejeciendo. Si del censo de 1993 al del año 2007, la población aumentó 27,99%, lo cual arrojaba un promedio de crecimiento de 1,99% por cada año, del censo de 2007 al del 2017, la población creció sólo 10,69%, con lo cual el promedio anual de crecimiento poblacional ha sido sólo de 1,07%. Estas cifras confirman una caída preocupante de la tasa de crecimiento de la población en el Perú, y sin población no hay posibilidad de crecer económicamente y conservar nuestra cultura. Además los que hoy trabajan y producen van a tener que cargar más sobre sus espaldas para sostener a los niños y a los ancianos, estos últimos en aumento de cantidad, ya que dentro de pocos años de continuar así, los adultos mayores serán superiores en número a la población laboralmente activa.  

Estadísticamente un país envejece cuando el 8,8% de su población es mayor de 60 años. Según el INEI el 11,9% de la población actual del Perú tiene más de esa edad. Es decir, en cuanto a demografía, el Perú ya no es más un país “joven”, sino un país “envejecido”. Hay que dejar atrás prejuicios y mitos. La verdadera riqueza de un país, su verdadero capital, es su población, necesaria para salir de la pobreza, pues sin gente no se pueden generar los recursos que necesitamos; y necesaria para preservar la propia cultura, es decir nuestra identidad, nuestra peruanidad, aquello que nos distingue y sella, y que está conformado por aquellos elementos esenciales y constitutivos del Perú, síntesis viviente de nuestras herencias indígena, hispánica y africana, cuya fuerza aglutinante es nuestra fe cristiana, que es como el alma de nuestra peruanidad.[3]

Este “envejecimiento del Perú” es fruto de decenas de años de políticas contraceptivas artificiales contrarias al orden moral natural y divino. La causa de la pobreza no se debe al aumento de la población sino a la falta de desarrollo integral y a una lucha más decidida contra el terrible flagelo de la corrupción. Sobre esto último y a manera de ilustración, en un informe presentado el año pasado por la Defensoría del Pueblo[4], se advirtió que el Perú pierde más de S/. 12,000 millones de soles al año a causa de la corrupción. Con este dinero se podría alimentar por tres años a las personas que viven por debajo de la línea de pobreza, o se podrían financiar todos los programas sociales por dos años, sin dejar de señalar que el monto indicado por la Defensoría es casi dos veces lo ofrecido por el Gobierno Central para la reconstrucción de Piura.

Por ello la solución a las necesidades humanas en países como el nuestro, donde hay pobreza y grandes desigualdades económicas y sociales, no debe buscarse recurriendo a políticas anticonceptivas contrarias a la dignidad humana que la degradan.

La solución no está en reducir la pobreza reduciendo el número de los pobres sino en trabajar por un desarrollo económico y social que aumente los verdaderos bienes del individuo y de la sociedad, y promueva, a través de la justicia social, una equitativa capacidad de acceso de todos a los bienes esenciales como la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, la justicia, la cultura, etc., así como luchando frontal y efectivamente contra la corrupción. Y ésta, es la misión de los gobernantes, de los políticos y de los dirigentes de la sociedad: organizar en forma debida la vida económica y social, dentro del orden moral y natural, conforme a la célebre enseñanza del próximo santo, el hoy beato Papa Paulo VI: Vuestra tarea consiste en conseguir que el pan sea suficientemente abundante en la mesa de la humanidad y no en fomentar el control artificial de nacimientos -que sería irracional- a fin de disminuir el número de comensales en el banquete de la vida”.[5]

Dios Creador ha otorgado a la naturaleza una capacidad casi inacabable de producción de recursos para la vida y ha dotado al ser humano de una inteligencia para que use de ellos y los ponga al servicio de las necesidades de la familia humana. Por tanto las estrategias de desarrollo, desde el punto de vista demográfico, deben orientarse hacia una repartición justa y equitativa de los bienes creados, a un uso razonable del medio ambiente y de los recursos naturales, todo ello encaminado a garantizar que cada persona y la sociedad en su conjunto cuenten con los bienes necesarios, tanto materiales como espirituales. Para ello es necesaria la cooperación internacional, especialmente de los países más desarrollados.

 De cara a las próximas elecciones regionales y municipales

La ocasión que nos reúne es también propicia para dirigir unas palabras en torno a las próximas elecciones regionales y municipales, a realizarse en menos de tres meses.  Al respecto quiero reiterar lo que dije al comienzo de este año en mi homilía con ocasión de la celebración del “Grito Libertario de Piura”:“Hago un llamado para que la campaña de este año se realice con altura, sin insultos, recriminaciones, agresiones y menos aún con violencia. Que los debates se realicen a nivel de las ideas, con programas realistas sin demagogia. Que los candidatos ofrezcan lo que realmente pueden realizar y cumplir. Que no prometan lo irrealizable y que tengan una verdadera vocación de servicio. A los candidatos les pido: ¡No jueguen con las ilusiones del pueblo!, sobre todo en el tema de la reconstrucción. No vendan ilusiones sobre juramentos y después pretendan jugar al olvido colectivo sin el menor pudor. Asimismo mi llamado a los candidatos a que se pronuncien claramente sobre aquellos principios que teniendo por base el derecho natural son fundamentales para la construcción de cualquier sociedad que se precie de llamarse humana, como son, la defensa de la vida humana desde la concepción hasta su fin natural; la promoción de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y un mujer; el derecho de los padres a decidir libremente la mejor educación para sus hijos; y la promoción del bien común”.[6]

A lo mencionado sólo quisiera agregar que los candidatos además de presentar sus programas realistas, deben mostrar sus hojas de vida, las cuales deben reflejar la verdad de su preparación y experiencia. Igualmente corresponde a los medios de comunicación social difundir con objetividad los planes de gobierno y estas hojas de vida de los candidatos, con la finalidad que los electores podamos emitir un voto informado, consciente y maduro. A los electores les pido estudiar los antecedentes y las propuestas de los candidatos. Si hay debates electorales, pido que éstos se realicen con objetividad, altura y respeto mutuo evitando las injurias y los ataques.

El Bicentenario de la Independencia está a la vista

Finalmente estamos a tres escasos años de la celebración del Bicentenario. Esta jubilosa celebración debe animarnos a definir y perseguir grandes objetivos nacionales con fuertes consensos entre todos los peruanos, los cuales no pueden ser construidos a partir de los residuos ideológicos del pasado, que ya han demostrado sus fracasos y miserias, sus desembocaduras antihumanas, ni tampoco sobre la difusión de los ímpetus nihilistas y hedonistas de las decadentes sociedades del consumo y del espectáculo. Una mayor independencia del Perú necesita estar cimentada y proyectada en una identidad fuerte, que sea fuente de independencia espiritual, en inevitable relación con la tradición católica, fuertemente arraigada en nuestro pueblo y cultura, y a la vez, abierta a la universalidad, y libre de todo tipo de colonialismo, especialmente los ideológicos.[7]

De otro lado me pregunto, ¿cómo estará Piura en el 2021? ¿La veremos reconstruida en lo moral y material? ¿El Bicentenario encontrará a los piuranos más unidos, honestos, laboriosos, más comprometidos con su Región y con su Patria, más justos y solidarios especialmente con los pobres, descartados y extranjeros, trabajando con más pasión por el bien común, con familias más unidas en el amor y con políticos que ejerzan el poder que les ha sido confiado como servicio? 

Del mismo modo constatamos con dolor y preocupación que a dieciséis meses de las inundaciones del Fenómeno del Niño Costero es muy poco o casi nada lo que se ha avanzado en la reconstrucción material de nuestra Región. Hay que apresurar al Gobierno Central a que cumpla con sus compromisos y a que dé señales claras de que las obras de reconstrucción prometidas avanzarán al ritmo que la población necesita porque, “cuando hay una tragedia como la que hemos sufrido, ella no se limita simplemente a pérdidas materiales o de infraestructura, sino que tiene rostros y nombres, historias de sufrimientos de familias y de personas, de compatriotas y conciudadanos. Los damnificados de nuestra Región no pueden esperar más”.[8]

Queridos hermanos y hermanas: en esta celebración de nuestra Independencia, cercano el Bicentenario, pido a Dios, nuestro Padre y Señor, que bendiga a nuestra Patria y que bendiga a Piura.

Que a todos los peruanos nos renueve en la esperanza y satisfacción de vivir en esta tierra bendita, cuna de grandes santos, próceres y héroes.

A Nuestra Señora de las Mercedes, nuestra querida Mechita, le suplicamos, que continúe acompañándonos, auxiliándonos y protegiéndonos, para que si frente a los desafíos, retos y dificultades que tengamos que enfrentar nuestro corazón comienza a vacilar o a acobardarse, sintamos su suave voz que disipa todo temor y da firmeza: “¿Por qué tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?”.

¡Felices Fiestas Patrias! ¡Viva el Perú!

San Miguel de Piura, 26 de julio de 2018
Memoria de San Joaquín y Santa Ana

Padres de la Santísima Virgen María

 

 

[1] Ver Jorge Basadre Grohmann, Memoria y Destino del Perú. Pág. 254.

[2] Ver Jorge Basadre Grohmann, Conferencia Magistral “Este Perú dulce y cruel”. CADE 1979.

[3] Ver Víctor Andrés Belaúnde, Peruanidad. Lima, Edición de la Comisión Nacional del Centenario, 1987.

[4] Ver https://andina.pe/agencia/noticia.aspx?id=666343

[5] Beato Pablo VI, Discurso a la Asamblea de la ONU, 4 de octubre 1965, 6; AAS 57 (1965), p. 883.

[6] Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Homilía por el Grito Libertario de Piura, 04-I-2018.

[7] Ver Guzmán Carriquiry Lecour, Memoria, coraje y esperanza. A la luz del Bicentenario de la Independencia de América Latina, pp. 120-124.

[8] Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Oración Patriótica con ocasión de la celebración de la Independencia Nacional, 26-VII-2017.

Compartir:

Leave A Comment

Your Comment
All comments are held for moderation.